La injerencia del grupo de presión Mexicanos Primero en la Secretaría de Educación Pública (SEP) se formalizó durante el gobierno de Felipe Calderón. De ello da cuenta un documento que obtuvimos de la propia dependencia encargada de las políticas públicas educativas del Estado mexicano.
Se trata de un “Convenio de Concertación” firmado el 14 de septiembre de 2007 por la entonces titular de la SEP, Josefina Vázquez Mota, y el presidente del Consejo Directivo de Mexicanos Primero, Claudio X González.
Dicho convenio está vigente y surtió efectos desde la fecha de su firma. En su cláusula octava señala que “su vigencia será por tiempo indefinido”. Además, las partes se previenen con una cláusula de “secrecía”: la sexta. Textualmente, señala que “ambas partes convienen en tratar como confidencial toda la información intercambiada o acordada con motivo de este instrumento”. ¿Pues qué trata esa dependencia pública con el organismo empresarial que deba permanecer oculto para los mexicanos?
Mexicanos Primero, Visión 2030, fue fundada como una asociación civil el 27 de septiembre de 2005 ex profeso para intervenir en la educación pública. En menos de 1 año, la administración de Felipe Calderón (de tan escasas luces educativas e intelectuales) le abrió las puertas de la SEP de par en par. Y esta organización de hombres de negocios encumbrados ha impulsado desde dentro de la institución su agenda y su “visión”. Con frentes también en el Congreso y en los medios de comunicación, ha logrado imponer una “reforma educativa” que, como se sabe, en realidad es laboral-administrativa. Todo el desastre que ha traído tal reforma tiene su origen en este documento.
El “objeto” del convenio de concertación entre la SEP y Mexicanos Primero, señala la primera cláusula, es el de “unir esfuerzos y colaborar para diseñar, desarrollar y ejecutar investigación, programas, cátedras, talleres, conferencias, seminarios y foros, en materia educativa, con el fin de mejorar su calidad y fomentar la participación ciudadana” (sic).
Se aclara enseguida que los compromisos adquiridos por las partes no originan pagos ni contraprestaciones.
“Para el diseño, desarrollo y ejecución del objeto materia del presente convenio”, señala la cláusula tercera, las partes nombraron sendos “coordinadores”. El de la SEP es nada menos que el titular de la Unidad de Planeación y Políticas Educativas (hoy Subsecretaría de Planeación y Coordinación de Políticas Educativas, a cargo de Otto René Granados Roldán). El de Mexicanos Primero es su director de Ejecutivo (hoy director general, David Calderón Martín del Campo).
Son estos personajes quienes acuerdan “las directrices para la elaboración y presentación de proyectos específicos, así como [establecen] los medios que permitan su implementación” (sic).
Así, la organización empresarial ha tenido acceso a información privilegiada de la SEP. Entre las acciones a las que se comprometió el organismo público se encuentra la de “facilitar, sin perjuicio de los dispuesto en las leyes, la información documental, audiovisual o de cualquier otra índole, que coadyuve al cumplimiento del objeto del presente convenio de colaboración”.
También las partes se comprometen a “acordar las directrices para la elaboración y presentación de proyectos específicos, así como para establecer los medios que permitan su implementación” (sic).
El convenio señala el objetivo formal con el que se fundó Mexicanos Primero: “promover foros, congresos y seminarios, nacionales e internacionales, para identificar las prioridades y oportunidades de México en los campos académico, social, cívico, legal, ambiental y cultural” (sic).
La organización se fundó a instancias del alto empresariado mexicano. Desde un principio su presidente ha sido el empresario Claudio Xavier González Guajardo, quien gusta presentarse como filántropo. Promueve una educación confesional, técnica y, faltaba más, proempresarial y acrítica.
En su aventura, a Claudio X González lo acompañan personajes como Alejandro Ramírez Magaña, José Ignacio Ávalos Hernández, Bruno Ferrari García de Alba, Pablo González Guajardo, Sissi Harp Calderoni, Fernando Landeros Verdugo, Alicia Lebrija Hirschfeld, Antonio Prida Peón del Valle y Roberto Sánchez Mejorada. En el patronato de la organización, faltaba más, están los socios de siempre de X González: Emilio Azcárraga Jean, José Ignacio Ávalos Hernández, Alejandro Baillères Gual, Agustín Coppel Luken, Antonio del Valle Perochena, José Antonio Fernández Carbajal, Carlos Fernández González, Carlos Hank González, Laura Diez Barroso de Laviada, Ignacio Deschamps González, Alejandro Legorreta González, Marcos Martínez Gavica, Carlos Rahmane Sacal, Daniel Servitje Montull y Eduardo Tricio Haro.
No es de sorprender que hayan hecho mancuerna con los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, para quienes sus “intelectuales” son personajes como Chespirito y la propia firmante del documento, entonces titular de la SEP y excandidata a la presidencia por el Partido Acción Nacional, Chepina Vazquez Mota, autora de libros como Dios mío, hazme viuda por favor.
Fragmentos
En la edición más reciente de El Insurgente, el Ejército Popular Revolucionario (EPR) da cuenta de la muerte del “camarada T…”. En su órgano informativo fechado en octubre pasado, el movimiento guerrillero más antiguo del país dedica un artículo y dos poemas a un integrante de sus filas recientemente fallecido. En el texto “La revolución socialista como proyecto de vida” se equipara al “camarada T…” con los fundadores de este grupo guerrillero como Héctor Eladio Hernández y los detenidos-desaparecidos Gabriel Alberto Cruz Sánchez y Edmundo Reyes Amaya. No lo mencionan, pero otro de los fundadores, y que incluso es considerado hoy la máxima figura del comité central y la comandancia general, es Tiburcio Cruz Sánchez. Le otorga, incluso, un estatus revolucionario latinoamericano, al nivel de Manuel Marulanda, el fallecido fundador de la Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP). Dice el EPR que por el momento no revelará el nombre del “camarada T…”, pero se trata de quien “fue consecuente y congruente hasta el último aliento; quien con su deceso físico cerró con broche revolucionario su compromiso; vivió en y para la revolución, con sus virtudes, con sus errores, pero siempre hizo de la revolución su proyecto de vida, misma que hoy se convierte en ejemplo a seguir por nuevas generaciones de revolucionarios que prestos al combate están”.
Desde esta liga puede descargarse de manera íntegra la edición de El Insurgente.
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