Sabemos que Donald Trump amenazó a Enrique Peña Nieto con enviar tropas a México para combatir el narcotráfico. El mismo Donald reconoció –en entrevista con la cadena Fox News– que “ofreció ayuda” a Enrique para derrotar a los cárteles de la droga. Más allá del “tono” con que se lo haya dicho (“cordial” o “humillante”, según los oficiosos o los críticos), la pregunta es: ¿por qué lo hizo? ¿Por qué el presidente de Estados Unidos habría amenazado al de México con tremenda “ayuda”?
Por supuesto que a soldados y marinos de este país no cayó nada bien que hayan sido puestos como incapaces de garantizar la seguridad nacional de México, cuando no corruptos. Aun así, los titulares de la Defensa Nacional (Sedena) y de Marina (Semar) tuvieron que hablar por teléfono con el secretario de Defensa de Estados Unidos el pasado martes 7. El general Cienfuegos y el almirante Soberón felicitaron a James N Mattis por haber sido nombrado en el cargo por Trump. En el comunicado conjunto de la Sedena y la Semar se asienta que los tres funcionarios acordaron realizar la Tercera Reunión Trilateral de Ministros de Defensa de América del Norte. El encuentro se realizará en abril próximo en Washington, DC. Y entre los temas a tratar se encuentran “los desafíos de defensa de América del Norte”, “cooperación continental” y “apoyo al mantenimiento de la paz”.
La amenaza de Trump no se entiende cuando los más recientes gobiernos mexicanos han “colaborado” con los estadunidenses hasta la abyección (recuérdese la autorización de Felipe Calderón para que elementos de siete agencias estadunidenses operaran en México armados, en total libertad y sin siquiera informar a los mexicanos de sus actividades).
Tal amenaza de que Estados Unidos envíe tropas a México para combatir a los cárteles podría entenderse como una respuesta a una condicionante de parte de Enrique Peña Nieto. Y es que ante el muro y la guerra económica, disminuir la colaboración en materia de combate al narcotráfico parece ser la más importante carta del gobierno mexicano.
En un documento del Servicio de Investigación del Congreso de Estados Unidos se reconoce que la cooperación que los mexicanos han brindado a los estadunidenses “ha crecido en las últimas décadas”. Sin embargo, advierte que “las tensiones en las relaciones bilaterales han aumentado recientemente, posiblemente amenazando con revertir la profundización de la colaboración binacional”.
El informe, titulado Extradición del Chapo Guzmán: ¿Qué sigue para la cooperación de seguridad entre Estados Unidos y México?, celebra que hoy México “coopere” con Estados Unidos “en materia de extradiciones, fuerzas de seguridad e inteligencia”. Incluso que “las fuerzas de seguridad estadunidenses y mexicanas han aumentado el intercambio de información y la coordinación en una serie de cuestiones de seguridad”.
Por ello, el documento del Congreso de Estados Unidos alerta que “cualquier cambio en la política estadunidense que sea contrario a los intereses mexicanos o que se perciba como una amenaza a la soberanía de México, como la recientes propuestas sobre el pago de un muro fronterizo, podría hacer que México reduzca la cooperación en materia de seguridad”.
El pasado 19 de enero, un día antes de que Donald Trump asumiera la Presidencia de Estados Unidos, el gobierno de Enrique Peña Nieto extraditó a ese país al famoso Joaquín Guzmán Loera, el Chapo. Quedó claro que se trató de un intento fallido (o peor aún, cándido) de Peña para alagar al deslenguado Trump.
“La extradición de Guzmán de México a Estados Unidos ha sido bien recibida por los funcionarios estadunidenses”, se asienta en el documento. Pero luego de las acciones del presidente Trump, las mismas autoridades estadunidenses tienen “dudas sobre si México estará dispuesto a continuar cooperando con Estados Unidos en la lucha contra las drogas y otros esfuerzos de seguridad”.
Por lo que puede advertirse, los analistas estadunidenses están preocupados porque la penetración que las agencias estadunidenses han logrado en los asuntos de seguridad de México está ahora en peligro. Tendrán que explicarle a Trump que haga como Obama: muy buenos discursos de amistad y defensa de derechos humanos pero soterradamente puede ir construyendo el muro y cobrárselo a los mexicanos sin hacer alarde de ello.
Lo que también ven en riesgo es precisamente que se detengan las extradiciones de narcotraficantes, a las que tanto valor confieren. El texto señala:
“Desde principios de los años 2000, el número de personas extraditadas de México a Estados Unidos ha aumentado significativamente, particularmente bajo la administración de Felipe Calderón (2006-2012). Las extradiciones cayeron bruscamente después de que el presidente Enrique Peña Nieto asumiera el poder en 2013, pero han aumentado desde entonces.”
Así es, el calderonismo realizó 587 extradiciones, por 269 que lleva Peña Nieto; Vicente Fox realizó 211, y Ernesto Zedillo 68. Hoy el Chapo es un trofeo que guardan los estadunidenses celosamente en sus vitrinas. Bajo el liderazgo de Guzmán Loera, el Cártel de Sinaloa se convirtió en el dominante de México y el que controló el mayor tráfico ilícito de drogas hacia Estados Unidos. También, el prominente a nivel internacional y “se involucró en todo tipo de narcotráfico, incluyendo heroína, metanfetamina y marihuana”.
En el documento se destaca el papel del Cártel de Sinaloa como distribuidor de drogas al interior de ciudades de Estados Unidos y su capacidad para construir más de 200 túneles que cruzaban la frontera mexico-estadunidense.
Hoy el Cártel de Sinaloa, uno de los más cohesionados en la historia del narcotráfico, pero con uno de sus más importantes líderes tras las rejas, podría enfrentarse a una fragmentación como ha ocurrido a la mayoría de las organizaciones que trasiegan droga en México. Por verse si se mantiene unido como el más grande cártel del Continente o se divide en pequeños y violentos grupúsculos.
Y por ver también, si ante el vuelco en las relaciones México-Estados Unidos, los gobiernos mexicanos disminuyen la “cooperación” antidrogas y suspenden las extradiciones.
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