La Organización Mundial de la Salud (OMS) desestimó nuevamente la generalización del uso de mascarillas quirúrgicas por parte de la población ante la crisis del coronavirus.
En su intervención pública del lunes 6 de abril de 2020, el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, subrayó que el objetivo real de la mascarilla quirúrgica es proteger a los enfermos de las emisiones de saliva del personal sanitario –que sí debe portar ese accesorio. También observó que no está demostrado que las mascarillas quirúrgicas sean capaces de proteger de algún tipo de contaminación a quienes las portan.
Después de resaltar que el uso generalizado de la mascarilla quirúrgica procura a la población una falsa impresión de seguridad, el director general de la OMS reiteró que sólo la intensificación de las medidas higiénicas (lavarse las manos frecuentemente, ventilar los locales, etc.) y los llamados “gestos barrera” (estornudar o toser cubriéndose la cara con el interior del codo y mantener una distancia prudencial entre las personas, etc.) son realmente eficaces para prevenir la transmisión del virus.
El uso generalizado de mascarillas quirúrgicas fue recomendado al público por primera vez, en 1918, por las autoridades japonesas frente a la pandemia de gripe española y se extendió rápidamente en Asia, pero no tuvo ningún efecto comprobado sobre la expansión de la epidemia.
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