El ministro de Defensa de la Federación Rusa, general Serguei Choigu (ver foto), telefoneó el 13 de octubre de 2020 al presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan.
Después de haberle recordado al presidente turco la denuncia del apoyo de Turquía al Emirato Islámico (Daesh) emitida por el presidente ruso Vladimir Putin, en noviembre de 2015, durante la Cumbre del G20 en Antalya y al margen de la conferencia de París sobre el medioambiente, el ministro ruso de Defensa señaló que Turquía tiene que responder ahora a las nuevas acusaciones sobre el traslado, organizado por los servicios secretos turcos, de yihadistas sirios e iraquíes a Libia y Azerbaiyán.
Rusia, que ya veía con recelo el conflicto en el Alto Karabaj, ve ahora con cólera la llegada de yihadistas a su zona de influencia.
Mucho antes de convertirse en primer ministro y luego en presidente de Turquía, cuando dirigía la Milli Gorus, una milicia turca de extrema derecha, Recep Tayyip Erdogan proporcionó una base de retaguardia a los yihadistas del Emirato Islámico instaurado en Chechenia, una de las 22 repúblicas que conforman la Federación Rusa.
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