El venezolano Ilich Ramírez Sánchez alias "Carlos" fue uno de los más famosos terroristas internacionales de la "Guerra Fría". Capturado en Sudán en 1994 por los servicios secretos franceses y transladado a la prisión de La Santé en París. Fue juzgado en diciembre de 1997 y condenado a cadena perpetua por el asesinato de dos agentes de la seguridad del estado francés y de su informador de nacionalidad libanesa en 1975. También se le investiga actualmente para inculparlo por otros atentados en Francia, como lo señala el ministro de Exteriores francés: Lanzamiento de granadas en París en 1974, dos bombas en trenes regionales en los años 1982-83, coche-bomba en París, atentado en la estación de Marsella, que dieron un saldo de 15 muertos y 209 heridos. Carlos niega su participación en todos estos hechos. Sólo ha reconocido su participación en el asalto a la sede de la OPEP en Viena, Austria en 1975.
Carlos con 52 años actualmente, lleva ocho años encarcelado en la sección de alta seguridad y de aislamiento. En los primeros días de noviembre de 1997 llevó a cabo una huelga de hambre y sed para protestar por las condiciones de su encarcelamiento. Uno de sus abogados denunció "la violación constante de aquellos principios de libertad y garantía que siempre regían el ordenamiento jurídico francés.
En diciembre 1998, Carlos presenta una querella contra la famosa casa editora Seuil por el no respeto de su presunción de inocente y demandando a la misma por daños y perjuicios. La razón fue la publicación de un libro escrito por Bernard Violet: "Carlos y las redes secretas del terrorismo internacional."
En marzo de 1999, Carlos recibe una carta del presidente venezolano Hugo Chávez quien lo trata de distinguido compatriota, desencadenando una campaña mediática internacional de desaprobación hacia Chávez.
Isabelle Coutant-Peyre, la actual abogada de Carlos (ver entrevista) acusó a Nelson Castellanos antiguo cónsul de Venezuela en París (1995-1999) de orquestar esta campaña y de ser un colaborador de la CIA y apoyar las tesís francesas y norteamericanas para desprestigiar al gobierno venezolano. Pero la carta dirigida a Carlos por Chávez existe, aunque otros la consideren como una simple torpeza. Mientras tanto Castellanos se ha refugiado en Francia donde ha contado con el apoyo de las autoridades francesas para gozar de una residencia permanente. Carlos confesó recientemente y por escrito al diario venezolano El Universal que: " El combate de Bin Laden es el mío", considerándolo su heredero político. Proclamándose revolucionario y no un terrorista, Carlos y su abogada francesa piensan contraer matrimonio muy pronto.
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