De la misma manera que en Bolivia, en México en las zonas de alta densidad de población india se producen drogas, sobre todo heroína y marihuana, que pueden convertirse en el principal medio de subsistencia de esa población marginada, dice el Banco Mundial.
En las regiones montañosas, de Guerrero, Chiapas y Oaxaca los grupos indios que allí viven se están dedicando plenamente a la producción de drogas, sobre todo opiaceos y marihuana. En esos Estados los indios procesan la mitad de la producción nacional de heroína, es decir, entre 2 y cuatro toneladas, como medio para abatir la pobreza.
Estos juicios salen de un informe emitido por el Banco Mundial a petición del gobierno mexicano. En el informe está escrito que los conflictos que periódicamente aparecen an las zonas productoras de esos Estados son problemas "de magnitud" que avisan que se están haciendo inversiones en la producción de estupefacientes.
Los grupos autonomistas que en estas zonas se han establecido serían, según el informe, síntomas de la fijación de límites de seguridad para las zonas productoras. Esos territorios que son extraídos de la influencia soberana de los estados se denominan territorios sagrados porque en su fijación suelen intervenir grupos ingígenas auspiciados por seguidores de la teología de la liberación.
El Banco Mundial también dice que los conflictos interétnicos suelen ser la expresión de conflictos por la tierra, indicios de la ausencia de órganos jurisdiccionales y de una corrupción incorregible en la policía y el ejército. De tal manera, el conflicto se ha convertido en un freno para el combate a la pobreza y la producción de drogas se convierte en la única solución a la miseria. Advierte el informe que "es probable que las tensiones sociales en el sur de México, generadas por las arraigadas desigualdades y el profundo empobrecimiento restrinja las medidas de establecimiento de la democracia".
Dice también el informe que la producción de cannabis y amapola se concentra en las laderas de las montañas de la sierra Madre Occidental, a cargo de agricultores de etnias como la mixteca, la zapoteca y la nahua. el informe insiste en que las guerrillas que se encuentran en las zonas aludidas nada tienen que ver con los estupefacientes. Sin embargo, los conocedores del problema insisten en que la guerrilla no se explica si no hubiera territorios que defender de la mirada de las autoridades civiles y militares.
En cuanto se dio a conocer el informe del Banco Mundial, el procurador de Justicia de la Ciudad de México, reconocido pensador católico, expresó una oponión favorable a que en las prisiones se legalice el uso de la droga. Mientras tanto, el periodista Ariel Velázquez denunció al cardenal de Guadalajara, Juan Sandoval Iñiguez, como protector del principal cartel mexicano de la droga, el que encabeza la familia Arellano Félix, de la fronteriza ciudad de Tijuana. De acuerdo con informes de inteligencia aparecidos en el diario Ovaciones, los Arellano Félix funcionan en complicidad con los cárteles colombianos de la cocaína con la mediación de la mafia rusa, que por cierto ya ha facilitado la entrada de la droga de los Arellano Félix a Italia.
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