Ministro venezolano Jorge Giordani habla sobre la coyuntura y su perspectiva. La coyuntura tiene que ver esencialmente con un análisis del presente, con un presente difícil de definir que nunca se encuentra fijo y que se comporta más bien como un móvil en pleno movimiento.
La coyuntura venezolana podría asimilarse a primera vista con el juicio cotidiano que se da de cómo andan las cosas. Al parecer siempre vivimos en una coyuntura distinta, en un cambio constante. La coyuntura proviene de una práctica diaria incesante, compleja y hasta complicada, que requiere para su comprensión de buenos indicadores seleccionados adecuadamente, los cuales vienen cargados de criterios que se originan algunos en ciertas teorías conocidas y otros, en teorías más implícitas o simplemente desconocidas.
La apreciación de esa modificación permanente de la realidad ha terminado por cooptar en el lenguaje normal a la coyuntura en su sentido de situación. De aquí el peligro de caer en algo que se ha dado en llamar situacionismo. En el campo de la teoría de la planificación un desarrollo exhaustivo del cálculo situacional lo realizó Carlos Matus Romo, llevándolo a una red conceptual de gran elaboración.
La coyuntura viene definida por algunos como «la situación que resulta de un encuentro de circunstancias y se le considera como el punto de partida de una evolución y de una acción». Combinación de eventos que relaciona una tendencia (el futuro) con aquellos eventos del pasado.
De todo esto se trata en la Venezuela actual. Por un lado, la situación en que se ha venido encontrando el país a partir de la cadena de eventos que comenzaron a originarse, de manera trágica y dramática, desde diciembre de 2001 con la ofensiva que terminó primero en el golpe de Estado en abril de 2002, luego en el sabotaje petrolero entre noviembre de ese mismo año y marzo de 2003, y mas tarde, la desestabilización perseguida que se intentó desde diciembre de 2003 con el revocatorio presidencial.
Todos estos eventos condujeron a graves situaciones económicas que terminaron en una profunda recesión del aparato productivo. Sobre ello la oposición al gobierno se ha encargado de emitir juicios negativos evitando de manera cínica las responsabilidades que no pueden negar por más que deseen ser ocultarlas. Por otro lado, al observar el crecimiento del 9% del Producto Interno Bruto (PIB) del cuarto trimestre del 2003, para no mencionar lo que ocurrió durante el primer trimestre del 2004 en cuanto al crecimiento obtenido sobre el cual no tenemos aún las cifras oficiales que suministra el Banco Central de Venezuela, donde una serie de indicadores adelantados permiten visualizar una cifra de crecimiento importante; teniendo de ese crecimiento, que se corroborará próximamente, un juicio positivo hacia el futuro.
De aquí el contraste entre los juicios relativos referidos de una parte, a la situación económica, y por la otra, lo concerniente propiamente a la coyuntura económica. Esta última visualizada como la combinación de fenómenos que van a determinar una particular evolución del sistema económico. Situación y coyuntura económica contrapuestas en juicios divergentes sin que necesariamente lleguen a ser términos contradictorios.
La situación se refiere más a la fotografía mientras que la coyuntura expresa de otra manera la película en movimiento, la tendencia. La coyuntura tiene que ver esencialmente con un análisis del presente, con un presente difícil de definir que nunca se encuentra fijo y que se comporta más bien como un móvil en pleno movimiento. De aquí surge la necesidad de previsión del futuro y para no dejar pasar la ocasión vale la pena recordar, una vez más, la frase india que dice «predecir es difícil sobre todo el futuro».
En cuanto a la coyuntura no sólo se trata de analizarla sino especialmente de cuáles decisiones han de tomarse hoy para lograr un determinado futuro. En esa dirección el gobierno venezolano ha propuesto, en el marco del texto constitucional y dentro de los lineamientos generales del plan de la nación, un ¨Programa de Inversión pública 2004-2006¨ que propone alcanzar una tasa de crecimiento del 6% promedio para los próximos tres años.
Ese crecimiento se encuentra combinado a una política social inclusiva que terminaría por resolver problemas seculares que se han venido arrastrando desde hace décadas: el analfabetismo, el nivel primario de escolaridad, y también la atención a la salud de las grandes mayorías.
Crecimiento para la diversificación productiva con inclusión social son dos de los criterios expresados en los lineamientos generales del plan de desarrollo. Ellos adquieren nuevo ímpetu con las Misiones sociales emprendidas de manera masiva a partir de 2003, las cuales se han venido consolidando de manera efectiva durante el 2004, y serán impulsadas para cubrir el período del 2004 al 2006.
Se da así una simbiosis necesaria para atacar la coyuntura, donde el análisis del pasado se contrapone a una previsión futura dentro de un presente actuante con políticas, medidas y proyectos, fruto todo ello de un marco constitucional y programático, previamente diseñado, donde igualmente la contingencia y la permanente vigilancia y atención sobre lo que ocurre diariamente hace que no se pierda la brújula, el plan de vuelo, la dirección y la orientación del proceso de cambio.
Cómo mantener los pies firmes en la tierra sin perder la mirada en el horizonte es un reto permanente para quienes nos sentimos comprometidos en un cambio socioeconómico que beneficie a las grandes mayorías de los venezolanos. En ese contexto el juicio sobre la coyuntura se hace imprescindible, como juicio donde confluye el presente, el pasado, y también el futuro, esto es, la construcción de los sueños hechos realidades. En ese tránsito es importante y necesario señalar el análisis de viabilidad que nos permitirá convertir a la utopía en una utopía concreta, aquí y ahora.
Caracas, Alia2
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