El paso de una situación a otra, desde la más dura realidad que vivimos a la más esclarecida utopía, requiere de acciones que permitan orientar el rumbo de un que hacer permanente. Ello se logra, en términos teóricos, a través de propósitos y compromisos que permitan definir una estrategia de cambio, un cómo hacer para fijar los esfuerzos necesarios y suficientes para modificar este mundo complejo, complicado e incierto.
Desde el inicio del gobierno en febrero de 1999 mucho ha sido el camino recorrido, lleno de incidencias y experiencias. La presencia de una nueva constitución, la aprobación de un conjunto de leyes, la toma de medidas, el inicio de iniciativas sociales de alto impacto como las Misiones, la lucha por lograr la independencia de nuestra máxima riqueza nacional, los hidrocarburos, la realización de múltiples procesos eleccionarios a diferentes niveles, la lucha abierta contra los enemigos de la nueva República en el campo interno y el internacional, la difusión de los valores patrios que realzan nuestro pasado histórico, la defensa de la soberanía; son algunos de los elementos que llenan todo un período que ha permitido al pueblo venezolano abrir los ojos y adquirir conciencia de su propio destino.
Apenas se trata de un lapso que supera por poco un lustro. Cuántas cosas han ocurrido en este breve horizonte temporal, suficientes para consolidar el deseo de vivir en paz, de convivir en las circunstancias y desarrollar posibilidades que son propias de la naturaleza del ser venezolano.
Se hace camino al andar apunta el poeta, y con la práctica del quehacer diario se construye la nueva realidad del país. Sin que sea frase retórica ¨Venezuela es otra¨, y será sí la que aspiren y deseen la mayoría de los venezolanos que excluidos de la sociedad comiencen a hacerla suya y propia. Empoderar al pueblo tampoco es frase ni consigna vacía, se trata de solevantar fuerzas potenciales, ocultas, en estado de reposo, que permitan ocupar espacios sólo hasta ahora tomados por las elites al vértice de un pacto social y político. Significa esto dar rienda suelta a la participación protagónica y directa, donde la educación y el trabajo sean procesos fundamentales, como lo dicta la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV).
¿Cómo pasar de un estado a otro? ¿Cuál estrategia debe asumirse para recorrer los nuevos caminos que se abren al final de este período de gobierno y el próximo por venir? ¿De qué modo se hará posible la transición sociopolítica que vive el país? ¿Qué proyectos de tipo estratégico se plantean hoy y aquí ante el próximo período que toca las puertas de la realidad venezolana?
Como un abreboca a la discusión necesaria y conveniente nos permitimos enumerar una serie de proyectos estratégicos necesarios para el próximo período que le tocará vivir a la sociedad venezolana.
El primero, como consecuencia de su necesidad imperiosa, tiene que ver con la deuda social acumulada en el medio siglo anterior de la denominada Cuarta República, y se refiere a las Misiones Sociales. Ellas han tenido cuándo menos dos características básicas, su eficacia al resolver agudos y serios problemas sociales en el corto plazo, y el de ser masivos e inmediatos en su respuesta. Millonarias todas las cifras acumuladas en Robinson I y II, Barrio Adentro I y II, Ribas, Sucre, Mercal, Vuelvan Caras, Miranda, y pare Ud., de contar. La inclusión social como propósito fundamental llenó de contenido a los excluidos de la sociedad venezolana, dejando atrás los esfuerzos anteriores de poco impacto, de carácter compensatorio, e insuficientes por el daño social acumulado. El pago de la deuda social se constituyó en la orientación básica de la acción de gobierno, ello sin duda lo será por un tiempo prolongado.
Un segundo proyecto estratégico se refiere al Desarrollo productivo endógeno como vieja aspiración producto de la necesidad de revertir la riqueza petrolera en una que alcance a la mayoría de la población y permita la creación de un circuito de acumulación interno autosustentable, el casi permanente sueño de ¨sembrar el petróleo¨. Endógeno por provenir desde adentro, desde las entrañas de los recursos, de sus posibilidades, en un contexto de un mundo globalizado, con la necesaria integración multipolar. La utilización adecuada de las inmensas naturales potencialidades internas acompañadas con la política de inclusión social y productiva marcarán una pauta en este camino para salir del subdesarrollo venezolano. El modelo de desarrollo debe acompañar armónicamente al modelo de acumulación en una suerte de complementaridad autosustentada, tal que permita satisfacer las necesidades básicas de los habitantes del país, al unísono que auspicie un crecimiento sano del aparato productivo interno.
Un tercer proyecto estratégico tiene que ver con la preservación del potencial y el crecimiento de la producción energética venezolana. Seguirá siendo por mucho el potencial energético venezolano unido a sus inmensos recursos hídricos un baluarte para las actuales y próximas generaciones de pobladores de este amplio territorio. Las inversiones requeridas son parte de la ecuación racional de los recursos. En el mundo del Siglo XXI la energía constituye un elemento primario para el crecimiento de las grandes economías en perspectiva, no solamente para las de Norte América y la economía europea, sino sobretodo para los gigantes que despiertan en China y la India, junto al Japón de la posguerra.
La utilización de un modelo de alto consumo energético plantea, sin embargo, serias limitaciones a su desarrollo. Mientras ello sea factible la producción energética nacional seguirá ocupando un lugar relevante junto a los demás países productores. Sin entrar a considerar las limitaciones que este tipo de crecimiento pone a la existencia de escasos recursos energéticos, incluida la insuficiencia del recurso hídrico para las próximas generaciones, la demanda que existirá en las próximas décadas, sujetas igualmente al desarrollo de fuentes alternativas, permitirá a Venezuela mantener la captación de una renta internacional propicia para su desarrollo productivo interno. El reto se presenta en su mejor utilización actual y su preservación para las generaciones por venir.
El cuarto proyecto estratégico se define como la transformación del aparato del estado. Antigua rémora producto de la distribución clientelar propia del régimen de la Cuarta República, que pesa de manera particular en el desarrollo del potencial de la nueva en fase de construcción. La distribución del excedente petrolero a través de una masa de empleo creado a su sombra, debe modificarse sustancialmente para hacer del aparato de acción pública un servicio para toda la ciudadanía. La necesidad de crear ingresos diferentes a las fuentes petroleras y la creación de una estructura que responda eficaz y eficientemente a las necesidades de la población, sobretodo en lo relativo a los servicios básicos del Estado, representan un escollo duro de eliminar.
Los patrones culturales de la renta petrolera, el clientelismo político partidista, la deuda social acumulada, la exclusión social masiva, y otros tantos factores continúan atentando contra la acción del Estado. Se requiere de una contraloría social efectiva que vigile y califique la acción del Estado. Tanto las tecnocracias y burocracias públicas por su lentitud en el actuar, y su inoperancia práctica no deben seguir haciendo pagar el precio de su ineficiencia a la población, que deberá exigir cada vez más las cuentas claras y la respuesta inmediata a sus necesidades. Rémoras y legados difíciles de eliminar pesan sobre esta posibilidad y la sombra de un clientelismo continúa afectando una acción que reclama la población afectada y la sociedad en general.
Un quinto proyecto estratégico sugerido se refiere a la Soberanía y seguridad alimentaria. La CRBV ilustra en su artículo 305 la importancia de este asunto. La disponibilidad suficiente y estable de alimentos y su acceso oportuno y permanente son características que ilustran de manera dramática lo que ocurrió durante los aciagos acontecimientos que cubrieron el golpe de estado y el sabotaje petrolero del 2002 y el 2003. En esta dirección las diferentes leyes contenidas en las ¨Leyes Habilitantes I y II, de 1999 y 2001, respectivamente¨ muestran como se ha avanzado en esa dirección. Un proyecto estratégico que tienda a consolidar este camino andado es requerido en cuándo menos la próxima década.
El aumento de la producción de alimentos, su adecuada y justa distribución en todo el territorio nacional y fundamentalmente el dirigido hacia sectores de menores ingresos, se presenta como un reto a cumplir. Su impacto sobre la producción nacional es indudable y permitirá además fortalecer la recuperación en curso que se ha venido dando desde el último trimestre del 2003. Crecer adecuadamente utilizando el potencial que brinda el país en su frontera agrícola, pecuaria, pesquera y acuíola permitirá fundamentar un desarrollo sustentable y sostenible en el tiempo de manera permanente.
Un sexto proyecto estratégico tiene que ver con la educación y comunicación de los valores nacionales. Elemento cultural e ideológico de capital importancia para el desarrollo del proyecto nacional en curso. La refundación de la República Bolivariana requiere de manera esencial la valorización de sus energías históricas, de su estima social contemporánea y la autodeterminación de sus pobladores. Que la República sea irrevocablemente libre e independiente define una conducta que tiene profundas raíces en su pasado y que proyecta dichos valores al futuro inmediato y mediato, de manera irrenunciable. Se trata de la difusión de los principios comprendidos en la CRBV, del crecimiento espiritual de todos los venezolanos dentro de un clima de paz y tranquilidad. No cabe duda de las amenazas de los más poderosos del globo terráqueo ante el avance de los contenidos constitucionales previstos, los hechos trágicos y suficientemente explícitos de los años recientes muestran lo duro que será el transitar de la nueva República.
Poderosos adversarios internos y externos continuarán manifestando su fuerza en contra de los progresos ya evidentes. El nuevo modelo sociopolítico de tipo socialista anunciado por el propio Presidente de la República requiere de un amplio debate nacional para lograr su exitosa implementación. Lo masivo de la necesidad de una participación del pueblo, que ya ha dado señales evidentes de su pujanza y arrojo son muestras de las posibilidades que brindan las nuevas oportunidades de tipo educativas a través de las Misiones Sociales.
La elevación del nivel de inclusión política es una clara señal de los tiempos por venir. Apenas es ahora cuándo se vislumbran los caminos de este largo recorrido, duro de transitar pero inexorable al querer consolidar un proceso de cambio que vaya más allá de las meras reformas, la transformación y la trasnsustanciación del mismo requieren de mayores esfuerzos y sacrificios de los actualmente han sido realizados, el camino apenas se inicia…
Un séptimo proyecto estratégico se apoya en la necesaria ubicación de las actividades socioproductivas, nos referimos al territorio que plantea la reubicación necesaria hacia áreas de enorme potencial como el Eje Norte Llanero.
La estrategia de desarrollo territorial de ¨descentralización desconcentrada¨ aplicada en los lineamientos del Plan de Desarrollo Económico Social 2001-2007 continúa teniendo vigencia plena. Descentralización de tipo jurídico administrativa tal de relacionar de manera directa bajo los principios de una democracia directa y protagónica al pueblo con sus representantes. Empoderar a la población a partir de los derechos constitucionales implica consolidar la base del poder popular. La desconcentración producto de una necesidad productiva y poblacional que permita una mayor, mejor y más racional utilización de los recursos del país, es otra de sus características. En especial para el período próximo se visualiza el desarrollo particular del denominado Eje Norte Llanero que ocupa un área aproximada de unos 150.000 kilómetros cuadrados en espacios potenciales para albergar a unos 12 millones de personas en los próximos años.
Esta direccionalidad de la estrategia territorial no deja de lado el resto del inmenso territorio nacional en sus superficies terrestre y marítima, solo que focaliza la necesidad de distribuir de manera más adecuada las actividades productivas y la población al interior del territorio, auspiciando lo endógeno del desarrollo. La definición ya realizada a nivel de la fachada caribeña, la andina y la amazónica constituye un marco de referencia obligado. Igualmente la interrelación entre los diferentes Ejes también definidos como el Centro Norte Costero, el Occidental, el Oriental, y el Eje Orinoco Apure, completan una orientación que permite estructurar al país en diferentes áreas de acuerdo a las zonas de influencias de cada mezcla de los ejes nombrados. En particular la región Llano Orinoco es una de que posee mayor potencial para el desarrollo territorial endógeno.
Un octavo y no menos importante proyecto estratégico se relaciona con el mundo multipolar actual en la conformación de una serie de Alianzas estratégicas multipolares. De hecho a lo largo de estos años de gobierno luego del triunfo del 6 de diciembre de 1998, la continua interacción del propio Presidente de la República en el campo internacional ha permitido la consolidación de un amplio espacio de vínculos con países como China, Irán, Brasil, Francia, entre otros, explayando el proyecto bolivariano y acentuando las relaciones político, económicas y culturales entre varios países en un clima de mutuo respeto. Estos vínculos han hecho conocer la experiencia de cambio que vive el país, consolidando relaciones económicas y productivas de tipo diverso.
La construcción de iniciativas fuera del contexto tradicional internacional ha permitido un mayor conocimiento de parte de otras regiones del mundo del fenómeno que ocurre en Venezuela, de la especificidad de su transición, de los cambios que se operan a su interior, y de la necesidad de combatir los efectos de un mundo sujeto a las contingencias de un polo único de poder mundial. El recorrido realizado va a consolidar las iniciativas ya en curso como el Mercosur, la Comunidad Latinoamérica de Naciones, y un conjunto de iniciativas entre las cuales se encuentra el ALBA, la creación de un Fondo Humanitario, el combate a la pobreza, el pago de una deuda externa que a muchas luces parece impagable y perenne.
Estas acciones de carácter internacional merecen el nombre de verdaderas alianzas estratégicas en base a acuerdos de Estado a Estado, de gobierno a gobierno, complementados con los acuerdos comerciales que se efectúen entre entidades productivas multinacionales. La consolidación de los esfuerzos realizados y un seguimiento riguroso de los acuerdos permitirá ampliar las bases de un desarrollo nacional en el contexto de un mundo multipolar de mayor justicia, independencia y autodeterminación soberana.
El conjunto de tales estrategias pretende definir las acciones básicas a realizar en un próximo período. Su planteamiento tiene como objeto lograr la definición más acertada para la continuación del proceso de transición que vive el país. Se trata de un aperitivo que permita la mejor y más racional utilización de las potencialidades que brinda Venezuela en la continuación de lo que el mismo pueblo venezolano se ha venido dando de manera directa y protagónica en los últimos años, esto es, el derecho a construir de manera libre e independiente su propio destino.n
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