En la actualidad, la discusión relacionada con la Economía Social está inmersa en una visión pendular entre lo ideológico "puro" y lo empírico, desvinculado de la problemática económica de Venezuela. Partiendo del actual debate en torno a una agenda de desarrollo en la actual coyuntura histórica de Venezuela, consideramos prioritario promover la creación de una nueva institucionalidad que tome en cuenta la complejidad y profundidad de la crisis heredada de la cuarta república. Esta nueva institucionalidad debe ser concebida y fundamentada en innovadores principios de organización y participación social.
Las nuevas formas de organización política, social y económica supone la consolidación y creciente fortalecimiento de la Economía Social y Participativa como una Política de Estado, orientada a suministrar el apoyo financiero necesario para generar empleo productivo y sustentable, siendo ésta una de las estrategias del Gobierno Bolivariano para acatar la pobreza y la exclusión social.
La Economía Social no debe entenderse como otra de las tantas políticas compensatorias o transitorias para la reactivación de la producción y el empleo. Se trata más bien, de un empleo económico progresivo y complementario, que organiza y refuerza el tejido socio-productivo, que dará el soporte imprescindible para la transformación del modelo de distribución del ingreso y por consiguiente de la democratización del capital.
El modelo económico de la Economía Social es una visión innovadora del gobierno, que procura que las comunidades organizadas a través de cooperativas de producción, así como también, de microempresas, empresas mutuales, familiares, y demás Unidades Económicas Asociativas, se agrupen solidariamente para lograr configurar un nuevo enfoque productivo que contribuya a modificar la relación Estado-Sociedad, impulsando un nuevo orden económico por medio de la participación.
La Economía Social es la respuesta venezolana, centrada en una dimensión productiva y participativa de la comunidad, al tema de la desigualdad y sus consecuencias: la pobreza y la exclusión social. Es un cambio a fondo del patrón de desarrollo y crecimiento económico. Es nuestro aporte a la Agenda Social de los Pueblos del Sur, para crear un nuevo paradigma económico, basado en la competitividad y la productividad orientada al desarrollo y al crecimiento económico con equidad. Esta nueva racionalidad económica, debe constituirse en una propuesta para todos los ciudadanos, favoreciendo, además, la inclusión de los excluidos del aparato productivo.
La Economía Social es concebida como un instrumento para la atención de las necesidades de la población excluida económicamente, mediante la creación de empleo productivo y sustentable; así mismo, es una vía para la generación de excedente económico que apuntale la creación de capital social.
Las Unidades Económicas Asociativas (cooperativas, micro, pequeñas y medianas empresas) constituyen la unidad básica del Sistema que configura la Economía Social. Se caracterizan fundamentalmente por su carácter participativo, que las lleva a comprometerse con la calidad de vida de sus integrantes, asociados, trabajadores, y con las comunidades en las cuales operan; en otras palabras, son socialmente responsables, siendo esta pauta de conducta la medida para que quienes conforman la actividad económica se sientan protagonistas en el empeño por una sociedad más cohesionada y solidaria, que junto con el compromiso fundamental de generar capital social y empleo, también adquiera conciencia de su responsabilidad por atender y mejorar el bienestar de la población y de las condiciones de su entorno, de tal forma que el equilibrio entre lo social y lo económico contribuya a potenciar la inclusión y la cohesión social en los espacios comunitarios, para -en esa medida- vincular la creación de riqueza con su distribución.
Publicado en Quantum N.36
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