Reinventar la oposición. Es con esta certeza que los candidatos a gobernadores, alcaldes y concejales que se oponen al gobierno van a una nueva disputa electoral este domingo.
Frente a las proyecciones, que revelan una amplia victoria de los candidatos que apoyan al presidente Hugo Chávez, líderes de oposición admiten que tendrán que “trabajar con las bases” para volver al escenario político del país.
La reordenación de los sectores opositores va a estar definida a partir de los números obtenidos este 31 de octubre. En víspera de las elecciones, las estimaciones del partido Acción Democrática (AD) son que podrán perder 46 de las 96 alcaldías que tienen en el país. El partido demócrata cristiano (Copei) estima reducir de 49 a 25 las alcaldías actualmente bajo su control y el partido Movimiento al Socialismo (MAS) podrá conservar ocho de sus 12 administraciones.
La masiva abstención esperada para este domingo puede ser uno de los factores desfavorables a la oposición. No haber reconocido los resultados del referendo, en el que el 59% de la población votó por la continuidad del gobierno de Chávez y haber denunciado la posibilidad de que en el comicio se haya realizado un fraude sin la presentación de pruebas concluyentes, debilitó la credibilidad de los líderes opositores y del Consejo Nacional Electoral (CNE). “Este es un gran problema. La clase media había depositado su esperanza en la oposición, que fracasó. No votar, favorece indirectamente a Chávez”, afirma Pastor Heydra, diputado de AD, para quien el CNE no es imparcial.
La oposición llega a las urnas dividida. Luego de una derrota el 15 de agosto, los líderes políticos agrupados en la Coordinadora Democrática rompieron la alianza para disputar las elecciones por su cuenta. “Este es un gol cantado. La oposición dividida va a reducir sus espacios. El gobierno acude en bloque a la elección”, afirma Heydra, diputado por el único estado, Nueva Esparta, en el cual las proyecciones señalan que la oposición sustituirá a una administración chavista.
Para el gobierno, más allá de conquistar los estados económicamente importantes como Carabobo, Bolívar y Miranda, es estratégico conquistar los estados fronterizos Apure, Táchira y Zulia (principal productor de petróleo del país). La región está marcada por un intenso conflicto militar con grupos armados colombianos -paramilitares de derecha, guerrilleros y narcotraficantes- responsables por el asesinato de decenas de campesinos.
“Controlar estos estados significa poder enfrentar la mudanza del plan Colombia a Venezuela”, afirma el antropólogo Mario Sanoja. En su opinión, si las proyecciones confirmaran que el gobierno de Chávez va a ampliar su dominio político, será su oportunidad de profundizar la implementación de los programas sociales y “neutralizar” a los sectores que impiden estas transformaciones.
Base y futuro
En este escenario y avizorando las elecciones presidenciales de 2006, la oposición intenta levantar la cabeza para rescatar su espacio político. Uno de los portavoces de la opositora Coordinadora Democrática, Alberto Quiroz Corradi dice que la tarea de los partidos opositores después del 31 de octubre es penetrar en las áreas populares donde predomina el apoyo al presidente. “Necesitamos hacer el trabajo de base para entender porqué Chávez es tan popular en estas zonas” afirma Quiroz Corradi, que también cree en la victoria del gobierno. “Antes estos partidos (AD y COPEI) tenían apoyo de la gran mayoría, pero lo fueron perdiendo”, dice.
La recuperación de la legitimidad y del poder de los partidos políticos opositores, en opinión de Heydra, no será recuperada tan fácilmente. “Vendrá un desierto, y no sé cuanto tiempo durará. La oposición cometió errores como el del paro petrolero, o (el golpe de estado) el 11 de abril, con el referendo... y en política los errores se pagan muy caros. La recuperación no será a corto plazo”, dice.
Para Mario Sanoja la oposición deberá hacer un trabajo cotidiano con la población y a su modo de ver no va a ser una tarea fácil: proponer un proyecto que vaya más allá de lo que ha propuesto el presidente. “El nivel de concientización de la población no permitirá el ascenso de un proyecto que sea inferior al propuesto por Chávez”, dice.
Mientras la oposición se reorganiza, para el antropólogo Sanoja, el propio presidente hará el papel de opositor para forzar al gobierno a acometer cambios. “Sus discursos han sido últimamente de pura presión para su equipo. La crítica del gobierno viene hoy más del propio presidente Chávez que de la oposición”, dice.
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