En un reciente artículo publicado en www.counterpunch.org, James Petras, profesor retirado de sociología de la de la Universidad de Binghampton, en Nueva York, criticó lo que describe como el hábito común, tanto en la izquierda como en la derecha, de “sustituir los mitos acerca del gobierno de Chávez, en lugar de enfrentar realidades”.
Petras se encuentra actualmente en Venezuela participando en el encuentro de intelectuales “En defensa de la Humanidad” que tiene entre sus temas debatir estrategias para hacer frente al neoliberalismo y al imperialismo estadounidense.
El pasado mes de Agosto, Chávez derrotó de manera contundente a la oposición en el referendo revocatorio convocado en su contra. Su ratificación en el cargo, con un 60% de la votación a su favor y con el mayor nivel de participación de los últimos treinta años de la historia electoral venezolana, le dio a su gobierno un impulso que se reflejó en las elecciones regionales del 31 de Octubre. A pesar de que la concurrencia a esta consulta electoral no registró los niveles históricos de participación de la contienda previa, los candidatos de Chávez barrieron en esta ocasión, trasformando la topografía venezolana en lo que se suele llamar “el mapa rojo” [1]
En el contexto de estos significativos votos de confianza, Chávez ha planteado la necesidad de una nueva etapa en la revolución bolivariana (como llama al proceso de cambios que él promueve, particularmente concebido para el 70% de la población que vive por debajo de la línea de pobreza). Esta nueva etapa de “revolución dentro de la revolución”, se ha caracterizado por la introspección y autocrítica por parte del gobierno y por un silencio de consternación de la oposición. Ese silencio fue interrumpido tan sólo una vez, por el sector más radical y reaccionario del anti-Chavismo, con el asesinato del fiscal Danilo Anderson, quien procesaba varios casos judiciales que comprometían a personeros opositores.
El foro “En defensa de la Humanidad” tiene como finalidad promover la discusión, el debate y el diseño de estrategias concretas para hacer frente a la imposición del “nuevo orden mundial” a lo largo y ancho del Tercer Mundo. Un producto al que se aspira en este evento es la existencia de una igual proporción de debates y de propuestas concretas, especialmente las relacionadas con Venezuela. En el contexto de la “profundización de la revolución” y de la conferencia de intelectuales, Petras indaga sobre lo que considera las limitaciones de la revolución Venezolana.
- En "Mitos y Realidades" usted establece un paralelismo entre el presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt y el presidente Hugo Chávez Frías. Se refiere específicamente a la revolución bolivariana como un conjunto de reformas socialdemócratas al estilo "New Deal" (Nuevo Trato) emprendidas por Roosevelt. ¿Es que no hay ningún contenido revolucionario en el movimiento liderizado por Chávez?
- Existen diferencias, Chávez es muy activo en cuanto a estimular la organización, pero Roosevelt legalizó los sindicatos y el derecho a la negociación y a la contratación colectiva. Chávez se orienta más hacia los pobres que hacia los sectores ya sindicalizados. También pienso que busca políticas que estimulen el sentimiento nacionalista y anti-imperialiasta, mientras que Roosevelt estaba en una onda específicamente anti-facista.
Existe un paralelismo, no estoy diciendo que coincidan en todos los aspectos, pero comparten una forma de denunciar a la oligarquía sin trasformar las relaciones de propiedad.
Y digo parecido a Roosevelt, en el sentido de que promueve cambios sociales sin cambiar las estructuras capitalistas. No creo que Chávez tenga intenciones de cambiar las relaciones entre el capitalismo y el estdo, incluyendo el capital extranjero. Por el contrario, pienso que está forjando más nexos con el capitalismo en distintos países. Y continúa cancelando la deuda externa, lo que no constituye un modelo para ningún gobierno reformista o revolucionario. Tengo respeto por los programes sociales de Chávez, los que están elevando el nivel de vida de los pobres en Venezuela. Pero creo que debemos reconocer los límites que definen estas políticas.
Durante la huelga petrolera opositora de 2002-2003, muchas empresas actuaron como agentes políticos, más que como agentes económicos. Los trabajadores tomaron algunas de las fábricas que habían cerrado en apoyo al paro. Comenzaron a ocupar estas fábricas o por lo menos a crear condiciones favorables para la intervención (por parte del gobierno) y para transformarlas en empresas auto gestionadas, empresas públicas, etc. Sin embargo, Chávez no lo hizo. Porque esto no entra en su concepto de lo que debe ser una economía. El cree en una economía mixta. La gran diferencia de Chávez es la inversión social. El piensa que las corporaciones y los ricos deberían pagar impuestos y que él debe proveer servicios sociales. Pero en mi opinión la pregunta es: ¿Cómo puede ser esto?
La mayor parte de la población trabaja en el sector informal [2] y al cabo de 6 años en el gobierno, no se han realizado inversiones a gran escala necesarias para generar empleo. El gobierno depende del sector privado para generar puestos de trabajo. Venezuela está empantanada entre el desempleo y el subempleo en momentos en que deberían invertir los ingentes recursos petroleros para generar fuentes de trabajo a través de obras públicas, en lugar de esperar que el sector privado lo haga a cambio de créditos e incentivos.
Como el sector privado no lo está haciendo, el gobierno no está dispuesto a realizar las inversiones necesarias a gran escala y a largo plazo que hacen falta. Mientras se dan grandes avances en materia de salud, vivienda y educación, el problema del desempleo sigue siendo grave. Esto no se puede resolver con inversiones sociales, se requiere inversiones públicas a gran escala. Si los trabajadores continúan trabajando en condiciones precarias, percibiendo bajos sueldos, sus familias continuarán viviendo en la pobreza. Tienen mejores servicios y sin embargo siguen siendo pobres. Los servicios sociales son esenciales, pero creo que debemos abordar la raíz del problema, generar empleos bien remunerados para que los servicios sociales mejoren las vidas de la gente, en lugar de ser el sustituto de los cambios estructurales necesarios para que puedan tener una vida digna.
Creo que la izquierda, al igual que la derecha, exagera el grado de radicalismo de Chávez. Por dos razones. En primer lugar, por lo que Latinoamérica representa hoy con Lula, Mesa, Guiterrez, (Presidentes de Brasil, Bolivia y Ecuador, respectivamente), obviamente Chávez está impulsando la aprobación de leyes en beneficio de los sectores populares. Ha propiciado una reforma agraria, mientras en Brasil se estimula el negocio del agro. Además, pienso que es en su política exterior que podríamos decir que Chávez, de manera consistente ha adoptado posturas raciales. Radicales en el sentido de que rechaza las agresivas políticas de los EEUU, critica y se opone al ALCA (Area de Libre Comercio para las Américas), se opone la invasión a Haití, y está buscando formar algún tipo de alianza con otros gobiernos disidentes de Latinoamérica.
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