El Pentágono procede a un amplio despliegue de sus instalaciones militares en el mundo. Tras numerosos cierres y aperturas de bases las tropas norteamericanas aumentan su rapidez de actuación en los teatros de operaciones más sensibles. El análisis de los emplazamientos, lo cual hemos solicitado al coronel retirado del US Army, Daniel Smith, muestra que los escenarios son las zonas de producción y transporte de petróleo. Las fuerzas estadounidenses tienen como misión priorizada garantizar el suministro energético de la economía norteamericana.
El día 2 de abril del 2004 se escribió una página en la historia cuando las tres repúblicas ex socialistas soviéticas de Estonia, Letonia y Lituania se incorporaron oficialmente a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Casi de inmediato y para gran consternación de Moscú, cuatro aviones caza belgas fueron basificados en Lituania desde donde patrullarían el espacio aéreo de los nuevos países miembros de la OTAN.
Los oficiales de la OTAN insistieron en que tal despliegue no era el anuncio de la ubicación de nuevas bases aéreas o de la presencia permanente de tropas en las fronteras con Rusia. Pero las preocupaciones del Kremlin no pudieron ser aplacadas una vez que Ucrania, ubicada entre otros países de la OTAN y la costa rusa del Mar Negro, decidió permitir el tránsito de las fuerzas de la alianza por su territorio. Pero no se dijo: “¿hacia donde? Considerando la geografía local, la respuesta evidente era “hacia los países que están al sur del Cáucaso y Asia Central"-la frontera Rusa.
Unos días antes y en la otra mitad del mundo, el 31 de marzo, la marina de los EE.UU. hacía más historia aún al anunciar oficialmente su retirada de la base naval de Roosevelt Roads, en Puerto Rico, luego de una presencia de 60 años. Concebida durante la Segunda Guerra Mundial como centro militar del Sistema de Defensa de la Cuenca del Caribe, la base naval sirvió para apoyar los ejercicios navales que se desarrollaron durante los últimos años de existencia de esa base, en las cercanías de la isla de Vieques y que culminaron en el año 2003.
Estos son sólo dos de los más recientes cambios en la Reorganización Global que lleva a cabo el Pentágono con respecto de los lugares donde Washington desea obtener derechos de acceso, ubicación, o acuerdos de transito para sus fuerzas aéreas, navales y terrestres. Tal reorganización o reestructuración no es nueva.
Desde 1988, el Pentágono ha llevado a cabo cuatro grandes rondas de cierre o cambios de sus instalaciones y llevará a cabo una quinta ronda en el 2005. Las bases en el exterior han experimentado sólo una gran reestructuración-después de la Guerra del Golfo Pérsico en 1991. Sin embargo, se han hecho ajustes menos significativos en respuesta tanto a circunstancias político-militares (la rotación continua de una brigada terrestre dentro de Kuwait en la década de 1990 para disuadir a Saddam Hussein) como a los pedidos de los gobiernos que aceptan la presencia de esas instalaciones (la fusión de bases navales en Okinawa y el levantamiento de otras en la Bahía Subic en las Filipinas).
El Pentágono persigue con su plan de Reajuste Global (Global Posture Review), una vez puesto en práctica en su totalidad, conseguir la respuesta rápida y precisa ante contingencias que pudieran emanar de cualquiera de sus “intereses vitales de seguridad nacional.” Sin embargo, dos de tales circunstancias son muy significativas: el combate contra un nuevo conflicto (y la contención de los existentes) como parte de la “guerra global contra el terrorismo” (GWOT por sus siglas en inglés)- en Afganistán, Irak, así como la caza de Osama bin Laden, ambas como razones secundarias- y confiables vías para conseguir fuentes de energía.
El “Informe sobre las Bases” del Departamento de Defensa del año 2003 contiene una lista de 702 bases en el exterior que son propiedad del Pentágono o han sido arrendadas por este, y aproximadamente otras 6,000 instalaciones que se encuentran en territorio norteamericano o en sus posesiones. Aunque parezca una vasta red de bases, inexplicablemente el informe no incluye sus instalaciones en Afganistán, Uzbekistán, Kirgistán, Kuwait, Qatar y Kosovo. Y a ellas debe sumarse al menos catorce cuarteles en Irak.
Entonces estamos en presencia de un “medio informe”. El documento sólo dedica un punto a las diez instalaciones del Cuerpo de Infantería de Marina en Okinawa, Asia, incluyendo la base aérea de la Infantería de Marina (USMC) de Futenma que ocupa 120,000 m2. Tampoco se encuentran en el informe la red de unidades de inteligencia y otras instalaciones militares en Gran Bretaña, posiblemente porque son técnicamente consideradas como pertenecientes a la Real Fuerza Área británica.
Es más, mientras que un sistema “boostface” de defensa anti-cohetería de superficie, que apunta contra los mísiles norcoreanos, se puede desplegar en buques que navegan aguas internacionales del Mar de Japón, la cobertura eficaz de un sistema de superficie contra mísiles Iraníes requerirá de sitios de lanzamientos en al menos Afganistán e Irak (y posiblemente Turkmenistán), de acuerdo con un estudio de la Oficina del Congreso para el Presupuesto, que se concluyó en Julio del 2004.
Un Poco de Historia
“El Destino Manifiesto” es lenguaje común en la serie de guerras, compras y acuerdos desechos que alimentaron la expansión territorial hacia el oeste de los colonizadores europeos en el Nuevo Mundo y para sus descendientes del siglo XIX. También incluye los tantos intereses que provocaron la anexión de Hawai (julio 7, 1898), declarada por resolución conjunta del Congreso, y la Guerra Hispano-Americana (marzo-agosto 1898), que permitió a los EE.UU. apoderarse de Puerto Rico, Guam e instalar la base norteamericana en el territorio cubano de la Bahía de Guantánamo, mediante un tratado de tipo permanente, así como el control total y directo de Cuba hasta 1902 y de las Filipinas hasta 1946.
Desde principios del siglo XX, la habilidad norteamericana en la industria se fusionó con la tradicional confianza del país en la libertad que ofrecían los mares al comercio no restringido para presentar un centro de poder alternativo a una Europa que veía llegar el colapso de la era post-napoleónica “Concertación Europea”. Pero si la guerra, con sus embargos y sus zonas de exclusión era dañina para los intereses comerciales norteamericanos, también lo sería una Europa bajo una potencia única capaz de controlar el acceso al comercio continental en detrimento de los Estados Unidos.
Esta última consideración dio lugar a dos políticas norteamericanas interrelacionadas que, con modificaciones, aun existen hoy. La primera es de tipo táctico: la adquisición de bases ubicadas en lugares estratégicos o del derecho de permanencia o visitas a otros puertos por buques de guerra norteamericanos (y ahora también la permanencia de aviones y fuerzas terrestres)- “bases carboneras” como se describían en el lenguaje de esos días. Aunque los grupos de batalla de los portaviones norteamericanos incluyen buques de reabastecimiento altamente eficiente, que les permite el rápido acceso a puerto en casos de emergencia, los permisos de visitas a tierra y los cambios de tripulación se realizan de por medio de mecanismos prudentemente diplomáticos.
La segunda es una política estratégica que rechaza cualquier intento hegemónico desde el continente euroasiático. Por coincidencia, cuando los EE.UU. adquirían sus primeras posesiones de ultramar, Sir Halford Mackinder propuso (diciembre 1904) lo que se conoció como la “Teoría del Lugar Central”:
Quien gobierne Europa Oriental dominará el lugar central;
Quien gobierne el lugar central dominará las Islas del Mundo (Eurasia y África);
Quien gobierne las Islas del Mundo dominará el mundo.
Mientras que la formula de Mackinder parecía no dar más que un aire de solemnidad a un imperativo de tipo político ya decidido (si acaso le daba eso), la cuestión del continuo acceso a los mercados europeos ayudó a los EE.UU. a enfrentar la Alemania imperial.
La misma lógica se puede observar en el apoyo dado por el Presidente Franklin Roosevelt a Gran Bretaña (e.j. préstamos por el uso de bases militares inglesas) en el período entre la invasión de Polonia por los nazis (septiembre 1, 1939) y Peral Harbor (diciembre 7, 1939). En cierto sentido, la II Guerra Mundial se transformó en la Guerra Fría cuando la Unión Soviética comunista y la República Popular China reemplazaron la Alemania fascista- al menos hasta la separación chino-soviética de 1959.
Mientras el colapso del imperio soviético, en 1989 y el de la URSS en 1991 ponían fin a 45 años de lucha ideológica por Europa entre el Este y el Oeste, Europa misma estaba creando de forma estable su propia identidad colectiva-la Unión Europea.
Irónicamente, los EE.UU. enfrentan, a través de la Organización Mundial del Comercio, cierta resistencia a algunas de sus políticas de intercambio comercial, precios e impuestos que, si no representan amenaza física, sicológica o económica, si pudieran poner en riesgo el acceso del comercio y negocios norteamericanos al “Lugar Central”
Emergente Dependencia de la Energía
Con el fin de la II Guerra Mundial, la oposición de los EE.UU. a una Europa hegemónica se extendió a una nueva región. En febrero del 1945, el Presidente norteamericano Franklin D. Roosevelt se reunió con el gobernante del nuevo reino de Arabia Saudita. Previendo que el petróleo se convertiría en un recurso crecientemente vital para virtualmente todos los sectores estadounidenses, Roosevelt consiguió una ganga: la garantía de acceso al petróleo saudita a cambio de la protección de los EE.UU. En 1991 al ser informado por la inteligencia norteamericana sobre la toma de Irak por Saddam Hussein y el despliegue de tropas iraquíes en las áreas fronterizas, los saudí árabes solicitaron a los EE.UU. cumplir la promesa hecha por Roosevelt en 1945.
La guerra de 1991 no constituyó la primera vez en que el llamado “oro negro” se convertía en el catalizador de un conflicto. La necesidad de Hitler de buscar petróleo para la maquinaria de guerra y la industria alemanas, estaba en el trasfondo de su ataque contra la Unión Soviética; mientras que las medidas de Roosevelt para bloquear el acceso de Japón a fuentes de petróleo conllevó a la decisión japonesa de atacar los Estados Unidos. Ahora, bajo la “Doctrina Bush” el petróleo se ha convertido en el catalizador de la guerra preventiva.
Esto se hace evidente al observar los altos niveles de consumo de petróleo de la economía norteamericana- 26% del consumo total de petróleo del planeta por sólo 5% de la población mundial. Catorce de las 15 mayores fuentes extranjeras de crudo en los primeros doce meses del 2004 fueron países con acceso directo a los EE.UU. (Canadá y México) o con acceso a los mares del mundo para llevar a cabo la transportación directa. (en el puesto 15 estuvo Chad, un país limítrofe cuyo sector petrolero se insertó en este plan en el 2003 y que realiza sus exportaciones a través de Camerún). El acceso inmediato y sostenido a fuentes de petróleo mantiene bajos los precios sin constituir un impedimento serio para la mentalidad despilfarradora de una gran parte de la población.
La evolución del Programa de las Bases Militares de EE.UU.
Antes de continuar, sería bueno explicar los más recientes términos utilizados por el Pentágono para referirse a sus bases en ultramar y describir las actuales acciones en este respecto.
El 16 de agosto del 2004 durante una reunión conjunta de los departamentos de defensa y de estado sobre la Revisión de la Postura Global, los oficiales presentes dijeron que 202 de las 230 bases norteamericanas más importantes en todo el mundo se encuentran en territorio norteamericano o en sus posesiones. Sin embargo, también dijeron que las tropas norteamericanas están presentes en 5,458 instalaciones “distintas y discretas en diferentes partes del mundo.” Estas se clasifican en tres categorías principales:
Bases principales en operaciones (MOB) con presencia permanente de tropas y sus familiares. Las actuales bases en Alemania se incluyen en esta categoría. Pero cuando la moderna brigada equipada con tecnología Stryker sustituya las cuatro brigadas pesadas que ahora están en Alemania, probablemente será basificada en el amplio complejo de entrenamiento de Grafenwoehr/vilseck/Hohenfels- un enclave de operaciones avanzadas (ver más abajo). De forma inversa la base de la fuerza aérea de Ramstein y Spangdahlem (con dos escuadrones de F-16) se mantendrán funcionando como MOBs. Italia tendrá otras MOBs, como la 173 Brigada Aerotransportada en Vicenza, el cuartel general de la Marina norteamericana en Europa, localizado en Nápoles, y dos escuadrones de F-16 en Aviano.
Unidades de operaciones de avanzada (FOL) con instalaciones en determinado grado de disposición combativa (WARM) con armamento pre-posicionado y un pequeño grupo de apoyo, pero sin familiares, y Unidades de cooperación para la seguridad (CSL) con instalaciones austeras solamente utilizadas para el entrenamiento, ejercicios y otras “interacciones militares.”
Los escenarios o instalaciones que se utilizan en Tailandia para llevar a cabo las maniobras “Cobra Gold” en conjunto con otras fuerzas locales son claros ejemplos.
Cerca de un mes después de la reunión departamental conjunta (septiembre 23, 2004) el Secretario de Defensa Donald Rumsfeld explicó al Comité de Servicios Armados del Senado la estrategia general que perseguía la Revisión de la Postura Global:
“En Asia, nuestra iniciativa se apoya en las posibilidades que tenemos tanto por tierra, aire y mar de acortar grandes distancias mientras que reforzamos nuestras posibilidades navales y aéreas en la región. Perseguimos la fusión de centros de mando e instalaciones en Japón y en Corea, estableciendo escenarios y puntos para las operaciones las fuerzas especiales y creando múltiples accesos para posibles operaciones de contingencia.”
“En Europa, perseguimos potenciar un despliegue terrestre mas ligero y rápido y fortalecer las fuerzas de operaciones especiales-ambas listas para un despliegue rápido hacia otras regiones según sea necesario-así como las instalaciones de entrenamiento avanzadas.”
“En el extenso Oriente Medio, proponemos mantener lo que llamamos unidades «warm» o en cierto grado de disposición combativa que garanticen la rotación de las tropas y el cumplimiento de tareas de contingencia, con la cooperación y acceso brindados por esas naciones durante las Operaciones para Conquistar la Libertad y la Libertad de Irak.” “En África y en el hemisferio occidental, esperamos establecer una serie de unidades de cooperación para la seguridad que garanticen accesos de emergencia.”
En la actualidad, una Comisión de Bases de Ultramar lleva a cabo, por mandato del congreso, la búsqueda de evidencias para recomendar al Pentágono operaciones más eficientes en el exterior. El informe final deberá ser presentado el 15 de agosto del 2005. El informe servirá de complemento al trabajo realizado por el panel de Reubicación y Cierre de Bases (BRAC) que comenzará sus sesiones en el 2005 para analizar las instalaciones militares y recomendar cierres, re-ubicaciones y permanencias.
La Seguridad Energética y la Presencia Militar de EE.UU.
A primera vista, la yuxtaposición de la presencia de bases militares norteamericanas, de naciones aliadas y de los quince países más importantes de donde EE.UU. obtiene su petróleo muestra divergencias importantes. Excluyendo a Canadá, Noruega y Gran Bretaña, miembros de la OTAN, solo tres de los restantes doce mayores suministradores mantienen acuerdos de ubicación de bases militares con los EE.UU. -Arabia Saudita, Kuwait y Ecuador-mientras que uno de ellos, Irak, está ocupado por las tropas norteamericanas.
Como parte de la Guerra dirigida a derrocar el poder talibán en Afganistán, los EE.UU. ubicaron unidades FOLs en Uzbekistán (aeródromo de Khanabad) y en Kirgistán (aeródromo de Manas, cerca de Bishtek) con capacidad para 1,000 a 1,2000 efectivos.
Ambas bases aún están activas. En Afganistán, los EE.UU. parecen estar seguros de mantener el control del aeródromo de Bagram, en las afueras de Kabul, y también operan una unidad de tipo FOL en las proximidades de Kandahar. Además, una base aérea en Shindand, solo a 10 millas de la frontera iraní, funciona como centro de operaciones de 100 efectivos de las fuerzas especiales norteamericanas con apoyo de helicópteros. Según reportes, los iraníes sospechan que Shindand pudiera convertirse en una base espía o en centro de operaciones avanzadas en un futuro ataque norteamericano.
Dicho esto, la situación cambia cuando países que no pertenece a la OTAN y que, en primer lugar, son las fuentes principales o potenciales de petróleo para el mercado norteamericano; en segundo lugar, tienen las mayores reservas del crudo, y en tercer lugar, cuentan con instalaciones para la transportación de petróleo, se comparan con países que mantienen acuerdos militares con los EE.UU., mantienen una presencia militar norteamericana en sus territorios, o han sido identificados como posibles territorios para establecer bases militares de ese país.
Otros territorios importantes en el Golfo Pérsico son Bahrein y Qatar, ambos albergan importantes instalaciones norteamericanas, así como también los Emiratos Árabes y Omán. En Europa del Este, después del final de los acontecimientos de mayor envergadura que tuvieron lugar en Irak, 150 infantes de marina norteamericanos permanecen en una unidad FOL en el puerto de Constancia, puerto del Mar Negro, territorio de Rumania. En contraposición, los EE.UU. ha reducido de 3,000 a 500 sus efectivos en la base aérea de Incirlik, Turquía.
El reto de mantener la supremacía
Las potencias militares dominantes siempre han tenido que enfrentar países que no forman parte de sus imperios -sean imperios formales o informales. Esta regla es aplicable hoy en el siglo XXI a pesar del aumento abrumador del alcance y del poder mundial de los EE.UU. Y también son aplicables las consecuencias o resultados de esta regla: la tendencia “natural” de los países fuera del imperio apunta a un esfuerzo conjunto para separar los componentes que forman el imperium o socavar toda la estructura misma del imperio.
Desde que comenzó el siglo XXI Rusia y China han sido dos importantes países fuera del imperio. Tuvieron sus relación de odio y amor durante el siglo XX y que, después de 1959 incluyó una serie de encuentros militares a lo largo de sus extensas fronteras, aun militarizadas. En 1970, el Presidente Richard Nixon jugó la “carta china” contra los soviéticos al establecer relaciones diplomáticas y el intercambio comercial con China.
Pero el siglo XXI impuso otro reto al dominio de los EE.UU.: el surgimiento de acciones encaminadas a aterrorizar a países enteros por grupos minoritarios. La reacción inicial de la administración Bush a raíz de los ataques del 11 de septiembre del 2001 por al-Qaida, parecían estar dirigidos a conseguir la unidad del mundo contra el terrorismo. Sin embargo, en 18 meses, la combinación del ultimátum lanzado por el presidente norteamericano al resto de las naciones a “estar con nosotros o contra nosotros” y la invasión de los EE.UU. contra Irak permitió el triunfo del unilateralismo. Como resultado, la seguridad de los EE.UU., estancados en Irak, era cuestionablemente mucho menor.
Los que disfrutaron la “victoria” de los EE.UU. sobre el imperio soviético y quines asumieron el poder en el 2001, curiosamente no observaron las lecciones del período de la Guerra Fría sobre el poder de las relaciones de cooperación. Quizá pensaron que los EE.UU. eran tan fuertes que podrían garantizar la seguridad de manera unilateral-ignoraron completamente el principio vital de que cada paso hacia este objetivo genera más obstáculos.
La fase posterior al ataque en gran escala que tuvo lugar en la aventura Iraquí finalmente obligó a la administración a cambiar su táctica y solicitar la ayuda de las Naciones Unidas — solo para pederla, así como la asistencia crucial de agencias no gubernamentales, debido al continuo caos imperante en muchas regiones de Irak.
Otras consecuencias negativas han sido el resultado del unilateralismo de los EE.UU. en la lucha para contener y reducir el número de actos terroristas. Washington ha intentado encontrar apoyo al adicionar a su lista de individuos o grupos sospechosos a todos los señalados por los “aliados” en la “guerra contra el terrorismo”.
Por ejemplo, el 1 de abril del 2004, el embajador J. Coffer Black, coordinador del Departamento de Estado en la lucha contra el terrorismo, testificó ante el Sub-comité contra el terrorismo internacional de Comité de Relaciones Internacionales de la Cámara contra al-Qaida y la “guerra global contra el terrorismo” (GWOT).
Sobre al-Qaida, dijo que esa organización aun representa una amenaza importante a pesar de haber perdido su base de entrenamiento en Afganistán y del arresto o aniquilación del 70% de sus lideres experimentados, así como de más de 3,400 “efectivos o asociados” En cuanto a la guerra global contra el terrorismo, señaló seis organizaciones o ubicaciones: Ansar al-Islam y la red al Zarqawi, ambas en Irak; el Grupo Salafista para Vigilancia y Combate y el Salafiya Jihadia, ambos en el norte de África; Jemaah Islamiya en Asia oriental y sudoriental; y el Movimiento Islámico de Uzbekistán. También se refirió a “miles de jihadistas en el mundo que han participado en los conflictos de Kosovo, Cachemira, Chechenia y en otras partes.”
Algunos observadores creen que Coffer Black apuntó al Movimiento Islámico de Uzbekistán como quid pro quo por el acceso a establecer bases en ese país. Sin embargo, el escenario de terror en la región centro asiática del occidente de China es confuso, es lo mínimo que se puede decir. Durante años, China ha minimizado frecuentes incidentes de violencia en la región autónoma de Xinjiang-Uighur (XUAR). Pero después del 7 de octubre del 2001, cuando las primeras bombas norteamericanas cayeron en Afganistán, Beijing comenzó a realzarlos atribuyéndolos a “terroristas” islámicos de Turkestán oriental que formaban parte de la red terrorista internacional y que debían ser objetivo legítimo para la coalición encabezada por los EE.UU.
Al principio, Washington se resistió a la iniciativa de Beijing. Después de una reunión, el 6 de diciembre del 2001, con los viceministros de exteriores chinos Li Zhaoxing y Wang Yi, el coordinador del Departamento de Estado para la lucha contra el terrorismo, Francis Taylo dijo: “Los problemas legítimos de carácter económico y social que se afrontan en la región occidental de China no son necesariamente conflictos terroristas y deben resolverse por medios políticos y no mediante métodos antiterroristas.”
Sin embargo, esa posición se tornó ambivalente hasta que finalmente el grupo de Turkestan oriental fue añadido a la lista. Otro grupo denominado Hizb-e Tehrir (HT) o Partido de Liberación afirma tener una importante membresía en Uzbekistán, Tayikistán y Kirgistán. Su programa incluye un califato que podría unificar al Turkestán oriental y al occidental (el XUAR de China y las repúblicas centro-asiáticas respectivamente). La prensa rusa los vincula con el Movimiento Islámico de Uzbekistán, que según informes ha adoptado la visión HT. 1
Una mirada más allá del presente
¿Qué futuro anuncia todo esto? Un futuro nada claro, por lo menos, hasta que la Comisión sobre Bases de Ultramar concluya su trabajo. Mientras tanto otros evalúan algunas opciones basadas en criterios lanzados por el Pentágono.
En mayo del 2004, la Oficina del Congreso para el Presupuesto (CBO) publicó un estudio sobre las bases de ultramar y sobre opciones de re-ubicación que incluían desde la permanencia del status quo, menor fusión de esas bases hasta la retirada completa de la mayoría de las tropas basificadas permanentemente.
Uno de los criterios de la CBO evaluados fue el “el tiempo que se necesita para desplegar un equipo de combate de una brigada pesada del ejercito (BCT) por mar hasta las zonas potenciales de conflicto- una de las razones de la administración para el cambio. (el programa de “transformaciones"“ del Secretario de Defensa Rumsfeld persigue hacerlo en un tiempo limite de 10-30-30: 10 días para mover las tropas a cualquier lugar del mundo, 30 días para derrotar al enemigo y 30 días para estar listos para otra guerra.) La CBO apuntó específicamente a Nigeria, Azerbaiyán (importantes fuentes de petróleo), Uganda y Djibouti (países potenciales para utilizar bases desde donde realizar operaciones en África y en la Península Arábiga contra la inestabilidad y el terrorismo).
La CBO comparó los tiempos de traslado de un BCT desde hipotéticas FOBs en Bulgaria, Polonia y Rumania teniendo en cuenta las actuales bases en Diego García, Océano Indico (reforzada con buques) y en Alemania. Azerbaiyán es el único destino que se puede alcanzar con mayor rapidez (seis días) desde una FOB- y sólo partiendo desde Bulgaria o Rumania. En todo caso, las salidas desde Bulgaria y Rumania tomarán uno, tres y seis días más que desde Diego García si se pretende llegar a Nigeria, Djibouti y Uganda respectivamente. (Al sustituir la estructura del BCT con tanques pesados por la moderna tecnología stryker, se ahorraría mucho tiempo en comparación con los plazos actuales, pero tal diferencia depende más del hecho que el BCT equipado con tecnología stryker puede ser transportado mas eficientemente por aire.)
La CBO también consideró los plazos necesarios para mover unidades de combate y de apoyo al combate que asisten a los BCTs. El tiempo que se utilizó desde Alemania fue el mismo o menor que el utilizado desde los EE.UU. en todos los casos, pero desde Qatar, que alberga todo el equipo de una división completa, se podría llegar a Uganda y Djibouti en nueve y siete días respectivamente, antes que desde Alemania.
El estudio de la CBO sugiere dos conclusiones. Primero; la reubicación de bases en Europa no mejora la respuesta operativa excepto hacia la región del Cáspio.
Sin embargo, el Pentágono pareceestardecidido a continuar disminuyendo el número de efectivos de sus mayores MOBs fuera de los EE.UU., mientras incrementa en número de FOLs y de CSLs para seguir potenciando su “libertad de acción”. Los últimos dos tipos de bases, sin dudas, se multiplicaran en África subsahariana, Europa oriental y Asia sudoccidental.
Segundo, a pesar de la actual fusión que se lleva a cabo en Alemania (13 instalaciones en cierre) y en Sur Corea (18 instalaciones en cierre), lo que no cambia en el informe de la CBO es el desacuerdo existente entre observadores externos sobre que el futuro de las ubicaciones de bases militares de EE.UU. en Europa, en el Medio Oriente, en Asia sudoccidental y central estarán directamente relacionadas con fuentes de petróleo y el transporte del crudo.
Incluso, si ocurrieran cierres y fusiones en las 702 “instalaciones de ultramar” (381 del ejército, 44 de la marina, 44 del cuerpo de infantería de marina, 275 de la fuerza aérea) identificadas por la CBO, los EE.UU. mantendrá la mayor y más extensa estructura de bases que pueda tener cualquier país. Como parece ser, para el Pentágono “la ubicación de sus bases no solo se traduce en el todo, sino el todas partes”.
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