Las polémicas de si es bueno o malo el Protocolo de Kioto todavía no han acallado en Rusia, pero ese documento sin precedentes en la práctica mundial ya es una realidad y entra en vigor el 16 de este mes de febrero.
Los escépticos hacen hincapié en el argumento de que el Protocolo es injusto con respecto a Rusia. Una mitad de la energía generada, Rusia la gasta en calefacción durante el invierno, o sea en una simple supervivencia, a diferencia, por ejemplo, de España y Francia, en las que simplemente no existe calefacción central, dice el climatólogo ruso Vladimir Klimenko, añadiendo que este factor objetivo no fue considerado por los redactores del documento. Según el científico, al ratificar el Protocolo de Kioto, Rusia ha emprendido una campaña en contra de sus propios intereses. Hay quienes afirman que Occidente debería pagarle algo a Rusia por el oxígeno que le suministran los gigantescos bosques rusos.
Pero se puede afirmar que predomina otro punto de vista, muy pragmático, en que se parte de la realidad. Por ejemplo, el jefe del Servicio Federal de Hidrometeorología y Monitoreo del Entorno, Alexander Bedritski, dice: por cuanto Rusia se ha adherido al Protocolo de Kioto, en vez de machacar el tema de sus defectos se debe pensar en cómo minimizar los riesgos existentes.
De este mismo parecer es el académico Gueorgui Korovin, director del Centro de Ecología y Repoblación Forestal (Academia de Ciencias Naturales de Rusia). Según él, en el último seminario dedicado en la Academia al Protocolo de Kioto los científicos acordaron dejar de debatir el tema de los ’mases y los minuses’ de ese documento, decidiendo concentrar los esfuerzos en cómo mejorar su eficacia en las circunstancias concretas.
Según Korovin, el Protocolo abre ante los especialistas de la economía forestal de Rusia un amplio frente de trabajo. Por ejemplo, habrá que calcular las raíces de los árboles del infinito bosque ruso, porque ellas también componen la ’masa biológica’, así como adecuar el sistema nacional de cálculo de escapes y absorción de los gases de invernadero de los bosques rusos a los requisitos del Protocolo de Kioto. Con este fin el Ministerio de Recursos Naturales ya ha instituido un grupo de trabajo. Los expertos de éste abordarán la meticulosa labor de analizar los documentos del Grupo Internacional de Expertos del Cambio del Clima en el aspecto en cuestión, para después dar sus recomendaciones de cómo debe aplicarse en Rusia la metodología que usa ese Grupo, así como introducir en ésta enmiendas de acuerdo con las características naturales específicas de la Federación de Rusia y los métodos de control e inventario de bosques vigentes en Rusia.
En el territorio de Rusia está concentrada una cuarta parte de los bosques mundiales, en un 40 por ciento de esa área verde no se desarrolla ninguna actividad industrial. Ese vedado actúa como un garante de la conservación de la diversidad biológica, los recursos genéticos y la estabilidad de la biosfera de la Tierra.
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