¿La diversidad del bien-ser para un desarrollo social armónico?
Nuevas conceptualizaciones de desarrollo social requieren nuevas conceptualizaciones del papel de las comunidades como espacios para la autodeterminación y la autogestión personal y colectiva, lo que invita a “la reflexión sobre las raíces socioculturales de las diversas maneras y modos en que valoramos y gerenciamos la vida en comunidad en nuestro país” [1] [2] [3] [4]
Estas raíces se expresan fenoménicamente en nuestra enorme riqueza biológica y cultural, en nuestros múltiples modos de conocer y gerenciar la realidad social, los cuales reflejan alternativas heterogéneas de aproximarnos a ella y transformarla. Raíces indispensables para constituir los modos propios y humanizantes de conocer, ser y hacer, tanto desde el sentimiento como desde la razón.
Razón que es por un lado razón hermenéutica, con su pertinencia científica y tecnológica y en su doble función de explicar/comprender reflexivamente nos acerca a la(s) realidad(es) reflejas de lo construido, y por otro lado razón simbólica que nos acerca a la realidad no refleja, ahistórica y colectiva, una de cuyas manifestaciones más ricas y desconocidas se evidencia en nuestros mitos. [5]
Una nueva visión del desarrollo social, que vaya a favor de la vida y la salud personal y comunitaria y no en su contra, requiere idear nuevos modos de interpretar y favorecer el desarrollo integral y multidimensional de las personas y de los colectivos sociales, lo que exige la articulación de las múltiples maneras de “ser persona” y de “ser comunidad” en nuestro país y de las diversidades que ellas conllevan.
En esta particular dimensiòn de lo humano, el etnocentrismo, entendido como la conceptualización y aproximación a las realidades sociales desde una perspectiva única, global y reduccionista, genera problemas con consecuencias lamentables porque la diversidad biológica y la diversidad cultural tienen un valor fundamental en la definición de la esencia misma de lo humano en cada humano, de su identidad, de su noción de alteridad y de su capacidad de comprender y dar sentido a realidades variadas y cambiantes, incluyendo las sociales y tecnológicas, éticas y estéticas, individuales y colectivas [6].
Esto tiene un correlato importante para la vida y la salud, personal y pública, pues siendo los valores culturales referentes que se imbrican profundamente con el desarrollo biológico de la psique, de la identidad individual y social y de las diversas formas de ser persona, la expropiación de valores culturales, a cualquier edad, genera alienación y dificultades para el desarrollo personal, lo que no tiene justificación ética, ni favorece la vida [7]
La compleja y sofisticada relación entre todos los procesos cognosctivos, biológicos y culturales, debería llamar a la reflexión sobre el tipo de intervenciones educativas que se imponen desde algunas culturas sobre otras, o desde algunos sectores sociales, políticos y económicos, con frecuencia numéricamente minoritarios, sobre otros.
Sobre cómo los modos y maneras en que se educa para la vida y para el desarrollo pueden generar discapacidades adquiridas socio-educativamente, particularmente cuando se reduce y subvalora la diversidad cognoscitiva y la creatividad personal y colectiva, lo que en nada ayuda al desarrollo personal o social.
Desde esta perspectiva, el diseño de nuevas estrategias de desarrollo social en Venezuela genera nuevos elementos a considerar, particularmente porque cuando se habla de desarrollo social la mayoría de la población queda excluida de la planificación y gerencia de dicho desarrollo, convirtiéndose en objeto “beneficiario” del mismo. Esto termina, finalmente, siendo excusa para la generaciòn de innumerables modos y maneras de “mal-tener” que terminan corrompiendo el proceso de desarrollo mismo [6] [8]
La incorporación de la diversidad socio-cultural al proceso de desarrollo, además de constituir un acto de ética ciudadana en sociedades multiculturales, favorece el desarrollo personal y cognoscitivo de los participantes, promoviendo el desarrollo de los múltiples y diversos modos de pensar, la toma de conciencia de las diferencias y la reflexión sobre aspectos esenciales del desarrollo social, científico y tecnológico: cómo los construimos, cómo evolucionan, quiénes son los agentes de cambio, cuáles son sus errores y sus aciertos.
La incorporación de las tecnologías populares en este proceso constituye un acto de trascendental importancia, pues se fundamenta en una apreciación moderna de la tecnología como actividad o proceso continuo y no como recurso material o mera construcción máquinas o aparatos. La tecnología dentro de un nuevo paradigma epistemológico del desarrollo social debería ser una actividad dinámica, humanizante y autoactualizadora, que si bien surge básicamente desde el ingenio popular tiene la esencia de la tecnología moderna, pues se basa o genera del análisis profundo, continuo y reflexivo de los problemas cotidianos, manipulando el problema a resolver como objeto del ingenio y la creatividad. [9] [10]
El etnocentrismo en la conceptualización del desarrollo social genera problemas con consecuencias lamentables.
Ejemplo de esto han sido algunos proyectos de prospección de la biodiversidad en las Américas que, si bien surgieron de profundas necesidades de desarrollo social y económico, han generado considerable empobrecimiento de las poblaciones a las que pretendían enriquecer, aumentando la brecha de la inequidad social y económica y amenazan con convertirse en nuevas formas de colonialismo y dependencia, no importa cual sea su origen, sin que ello lleve a mejorar la salud integral de las personas o a fortalecer su desarrollo personal o social. [11]
[1] DeArmas, P. ; Petralanda, I. (2005). Gerencia de la salud pública y ética: ¿bien-ser o mal-tener?
[2] Jung, K.G. ((1938) 1996). Lo inconsciente (10ª. Ed). Buenos Aires: Losada
[3] Ricoeur, P. (1969). Le conflict des interprétations. Essais d’herméneutique. Paris: Seuil
[4] Adams, H. (2005). El mito: Llave mágica para una pedagogía pluricultural. Question 3: 32
[5] Gadamer, G. (1977). Verdad y método. Salamanca: Sígueme
[6] Petralanda, I. (2005). Relación entre la diversidad cultural y la diversidad biológica. )En prensa
[7] Petralanda, I. (2004). Salud pública y ética: ¿bien-estar o bien-ser? Question 3(29): 18.)
[8] UCAB. Pobreza: Un mal posible de superar (Vol. 1). (1999). Caracas: ediciones UCAB
[9] Lezama, J. (2002). Una breve caracterización de la tecnología actual. En: Antropología, bioética, ingeniería genética. Análisis sobre algunos de los presupuestos antropológicos de la bioética. Caracas: Ediciones UCAB
[10] Petralanda, I.(2002). Etnociencias y etnotecnologías: Una ampliación del espacio para la enseñanza de las ciencias y las tecnologías. Bol. Multidisciplinario Cenamec. 13:71-80
[11] Morán, E.F. ((1993) 2000). La ecología humana de los pueblos de la Amazonia. México: Fondo de Cultura Económica
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