Desde hace mucho tiempo, Europa es el blanco de grupos terroristas. Desconocemos en cambio en qué medida se vinculan las estructuras. Debemos representarnos a Al Qaeda como una empresa con franquicia más que como una organización cerrada. La marca registrada Al Qaeda se ha vuelto atractiva. Es inverosímil que se trate una vez más de adeptos de Bin Laden entrenados en los campamentos de Afganistán. Tanto Bin Laden como Ayman Al Zawahiri han sido marginados. Sirven de catalizador a aquellos simpatizantes de larga data.
La marca Al Qaeda ya ha sido revendida y no existe un coordinador principal sino pequeñas unidades, lo que las hace más peligrosas. Pienso que la tesis de algunos expertos en terrorismo de que los mensajes de Bin Laden forman parte de un ciclo es legítima aunque no me adhiera a ella, ya que significaría que Bin Laden mueve todos los hilos y en mi opinión los grupos gozan de mayor autonomía. La tesis era válida en el caso del 11 de septiembre, de los atentados contra las embajadas en África y del navío «Cole». En estos momentos no existe refugio que permita prepararlo todo. Es posible que existan ciclos de alerta en Internet que aún no hayamos logrado entender.
Los ingleses sostienen dos tesis: una según la cual los atentados permitirán desmantelar a Al Qaeda de manera más profunda, mientras la otra plantea que se trataría de las últimas acciones horribles ya que la red ha sido aniquilada y las células restantes acaban de formarse. Considero que los miembros de la organización se han dispersado. Algunos grupos locales han sido identificados y me pregunto en qué medida. No creo que esa red terrorista pueda arruinar de manera duradera a la sociedad y salir vencedora pero seguirá siendo peligrosa durante cierto tiempo. Hemos aprendido, somos más prudentes, más imaginativos.
Post scriptum :
«Die Saat geht jetzt langsam auf», por Walter Posch, Der Standard, 8 de julio de 2005. Texto adaptado a partir de una entrevista.
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