Acabo de regresar de Londres, donde pude observar la sangre fría de mis colegas británicos, así como la gran preocupación que sienten. Nosotros sabíamos que los atentados de Madrid eran el inicio de una ola de ataques que afortunadamente nuestros colegas españoles pudieron detener. Encontramos un escenario similar en el Reino Unido. Esos atentados no sorprenden, eran inevitables.
Se hace difícil investigar los hechos a causa de la ubicación de las bombas. La índole de los explosivos parece ser militar, lo que resulta preocupante porque ello supone contactos con el mercado negro o la existencia de cómplices en una base militar. No hay, en cambio, restos de elementos de tipo nuclear, radiológico, bacteriológico ni químico, a pesar de que la amenaza es real. Se sabe que sustancias como la ricina han circulado en Europa y que se han realizado experimentos en Afganistán, en Georgia o en el Nordeste iraquí.
En estos momentos es demasiado pronto para pronunciarse sobre la identidad de los autores, pero es impresionante el parecido con los atentados de Madrid o con los perpetrados en París en 1995 y 1996. En mi criterio, hay que investigar en tres direcciones: a los oriundos del Medio Oriente, de Paquistán y del Norte de África. Mohamed Al-Guerbouzi, uno de los fundadores del Grupo Islámico Combatiente Marroquí (GICM), estaba en la mirilla desde hacía mucho tiempo, ya que Marruecos había emitido una orden internacional de arresto en su contra. No obstante, ningún elemento permite incriminarlo por ahora.
En Francia tememos un acercamiento entre Zarkaui, en Irak, y la dirección del Grupo Salafista para la Prédica y el Combate (GSPC) en Argelia, dos grupos que quieren internacionalizar la Yihad. Para el GSPC, Francia apoya al régimen de Argel, por lo cual constituye un objetivo prioritario que golpear. Irak es hoy un punto central en la Yihad mundial. En la historia vivida recientemente, ¿existe otro país donde los atentados causen todos los días decenas de muertos, donde se desarrolle con tanta rapidez una exaltación del mártir que trastorne las acciones de la gente? En total, cerca de veinte franceses han ido allá. Algunos fueron asesinados o hechos prisioneros, otros desaparecieron o regresaron a nuestro país. Por todas esas razones, hay que entender bien que lo que tiene que ver con los ingleses también tiene que ver directamente con nosotros.

Fuente
Le Monde (Francia)

«L’Irak a relancé la logique du combat total contre l’Occident», por Christophe Chaboud, Le Monde, 12 de julio de 2005. Texto adaptado a partir de una entrevista.