Queridos amigos, ya estoy en Alemania. Llegar no fue nada fácil. El aeropuerto fue la primera barrera a superar, luego de haber armado mi maleta y maletines de mano con dedicación y esfuerzo, un sucio policía sin más ni más, me increpa que si era la primera vez que salía a Europa y si en esas maletas había algo de drogas: que no hombre que no, las arme sin ayuda yo mismo. Asintieron y me dejaron pasar. ufff
No.1
Subí al confortable avión foker de KLM, nos entregaron unos audífonos que podíamos conectar en el asiento y para mi sorpresa sintonicé dos estaciones de putamadre, por un momento me alegré y dije: el viaje promete... pasan las bebidas y pido scotch. Madame please one more. Y a la tercera copa me hacen el alto, que no querían darme otro porque blablabla hasta que pasó der comandant y autorizó otra copa. Ya percibía algo en los holandeses que no eran de confiar, aparentan de buena onda, pero verdes en el fondo.
Recordé entonces aquella obra de teatro en la que participe: protagonizada por Patricia Roncal que luego sería Maria Teta y luego quien sabe como se llama aquí en Alemania donde hace teatro callejero, quizás la vea, pensé: La candida Erendira y su abuela desalmada. En ella, como actor yo exclamaba, haciendo la cola para ingresar a tirar con la Eréndira (la pobre se tendría que prostituir hasta que pague su deuda con la abuela, a la que se le incendió la casa en un accidente, por cumplir los mandados del FMI)
Después de una escala en Bonaire, retomamos el vuelo con destino a Ámsterdam, luego de dormir incomodo llegamos al aeropuerto y después debería transbordar con destino a Dusseldorf, donde mi amorcito me recibiría, pero resulta que cuando me chequean el ingreso me separa de la cola un poli, que parecía el personaje principal de transpoting rehabilitado, para investigar el motivo de mi viaje y donde iba a estar, y luego de verificaciones telefónicas que tardan, me dicen que puedo pasar pero que había perdido mi vuelo y que tenía que reprogramarlo. En ese instante quise mandarlo a la mierda y regresarme por donde vine y no entrar al viejo continente, pero una corazonada me alentó a seguir, llegué al lugar de reprogramación y al acercarme me dicen que el vuelo no lo había perdido que el avión aún estaba en tierra. Corrí por el aeropuerto y logré alcanzar el (kleine fleuzeug) avión que me llevaría donde mi chica. Mi equipaje ya había sido cambiado de vuelo y el maletín que traía me lo llevarían hasta Dortmund lugar, queridos amigos, desde donde les escribo.
No.2
Bueno ya saben que para viajar aquí primero entras a una máquina a pedirle tu farhkarte, esta te imprime lo trenes que deberás tomar para llegar a tu destino, no vale dormirse ni pestañear porque terminas en el culo del mundo. Es la forma más económica de viajar los U-band, también existen los Eis band, súper rápidos que pasaban frente a nuestras narices tan solo segundos y los envidiábamos. El panorama de la ruta, bosques con árboles todos del mismo tamaño y separados por una distancia calculada, ríos poco caudalosos, el tren que no suena, me parecía ir en un film silente en donde ni los ríos suenan. Más allá unos molinos metálicos sin Quijotes alrededor, de repente se rompió la quietud y entraron unos barristas del Bayer que bebían como descosidos en el tren y se notaba que eran otros sin la euforia y los tragos de más.
Llegamos al Alexander Platz y sentí el totazo de un centro donde se mueven diferentes culturas y ghetos. Por un lado estaban los músicos con chicas bonitas incluidas, que tocaban tambores y tarolas a un ritmo tipo samba, vestían con colores cálidos que jugaban a lo descuidado y lo clownesco.
Por otro lado los punks, que siempre andan con perros que el Estado les otorga para que los cuiden, “hagan algo”, su rollo era pedir dinero, luego embriagarse y curiosamente la policía los rodeaba pero no los tocaba, ni podía desalojar.
Conversé en Karlruhe con un punk de mayor nivel conceptual, en cuanto a su protesta, por lo que no puedo generalizar, también a ese respecto sucedió un acontecimiento que ultraderechistas le dieron vuelta a un punk aquí en Dortmund y a los cinco días se ha desplegado una marcha gigantesca, contra las expresiones fascistas en esta cuidad.
Luego de estar en el Alexander Platz, donde reinaba un caos controlado, con fiesta circense y punks pedigüeños, seguimos nuestro rumbo y caímos en el impresionante Kongresshalle, la casa de donde se dicta el Estado alemán y donde se elucubró, entre otras cosas, la Comunidad Europea y la unificación de la moneda; las pocas que adornan mi jean y que abundan por casi toda Europa.
Después de quedarme un buen rato alucinando el congreso, que además perteneció al lado oriental de Berlín y fabular un poco con los intríngulis que se debieron armar allí, alcé la vista y vi un ángel. Era el ángel de Win Wenders, por así decirlo, ya que era la locación principal del filme «Tan lejos, tan cerca». Bueno la plaza en realidad se llama «Die Zeigesäule» o “La columna de la victoria”. Resultó que el ángel estaba lejísimos del congreso, no estaba en el cielo pero necesitamos una escaleraza para llegar a él.
Terminamos cansadísimos y el alegre Carlos Eduardo, por no decir otra cosa, ahora curador de arte; nos animó a ir a un bar abierto, en una casa ocupa llamada «klub de republik». Para él, todo era bizarro ó cool, y para mi cuando no suena bien el rock and roll, no pasa mucho. Era hora de descansar.
No.3
Bajar del avión después de ver el mar muerto, el atlántico y ahora en el pacifico...aterrizar.
La primera impresión de rostros conocidos, de la marca de tu gente, solidez de caminar por un lugar que es tuyo y viven los tuyos. La siguiente impresión, el bullicio de sus calles, la anarquía de su tránsito y la familiaridad de la gente con el caos conocido.
El revés ocurre con el pasar de los días, los contactos que perdiste, el trabajo que no te esperó, el altísimo costo de la vida, la falta de dinero en el mercado, los comentarios negativos de los amigos que siguen igual, el músico bebiendo desde que amanece y el pintor que cavila y deambula de una pared a la otra con un porro en la mano, sin adelantar su obra, la ciudad que te repele sin contactos y quedándote momentáneamente como un «outsider» en tu propia ciudad. ¿Valió la penar haber vuelto? acaso tenía que haberme quedado de ilegal y arreglármelas como pudiese.
Nombran a un papa alemán que me hace recordar a algunos de los alemanes que conocí, decíanse abiertos, y me recibieron con una cena de «jamoncitos y queso y una botella de vino descorchad»,la ocasión no era para mas, por supuesto, solo venía un sudaca; que se atrevió a hablar de política internacional, con el erudito profesor, vaya que atrevimiento.
Y acaso ese papa nuevo que sigue la ortodoxia, dícese así, de manera elegante, al continuismo y la ceguera eclesiástica de los dobles discursos: nos interesan los pobres del planeta y alimentan el liberalismo despiadado y manejan fondos desde el Vaticano de manera feudal; nos interesa el control de la sobrepoblación mundial y abogan contra todas las píldoras anticonceptivas; nos interesa el acercamiento con las otras religiones y no concilian con las corrientes alternativas dentro de la misma iglesia.
Así el profesor alemán muy cortés me decía que le interesaban mis opiniones cuando luego de dar las suyas, se levantó y haciéndome caso omiso se marchó, que le importa un sudamericano, no tenemos vela en la comparsa del reacomodo internacional y si tenemos, no les interesa.
Los dobles discursos. Igual a este nuevo papa, le interesará un pito lo que pase por estas tierras y solo si hay que apagar un incendio en la dulce pradera, como lo fue la teología de la liberación, solo allí voltearan la mirada, no para comprender los temas de fondo, sino pasa disolver, apagar, neutralizar, cualquier voz discordante con el orden internacional injusto y desigual que reina en el planeta.
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