Al nacer todo ser humano, trae una dotación básica de elementos que, en funcionamiento armónico, construyen con el tiempo y cuidado apropiado, una persona fuerte y saludable.
Se trae al mundo una infraestructura, que va modificándose con el transcurso del vivir y es única e irrepetible para cada uno de nosotros, me refiero a nuestro cuerpo; que constituye la única morada propia y exclusiva, que habitamos por pocos o muchos años, sin compra ni arrendamiento; honestamente, también es la casa que siempre descuidamos.
A medida que ocurre el desarrollo humano y su madurez cronológica, asumimos paulatinamente la responsabilidad personal de su mantenimiento y buen funcionamiento, olvidando en casi la totalidad de los casos, que no hay ni repuestos ni nuevos modelos para comprar.
En definitiva, la vida ha puesto en manos de cada uno el cuidado de cada organismo y la calidad de existencia que le damos.
Es el momento de reflexionar acerca de lo que suministramos a nuestro cuerpo en comida, bebida, ejercicio y los demás factores vitales en la buena marcha de la salud humana. La valiosa consideración de la “prevención” está, increíblemente en las manos de todos y cada uno de los ciudadanos y ciudadanas del mundo.
La comida, combustible básico y cotidiano para vivir, debe tener características saludables y nutritivas, al alcance de todos. Hay que desterrar la creencia: lo que abunda en comida es lo mejor; o, lo que halaga al paladar garantiza salud. Debemos seleccionar con conocimiento actual y ancestral lo que beneficia al cuerpo; de allí que es necesario conocer y difundir las bondades de lo que produce nuestro país que es pródigo y variado en lo que tiene. Y, desde luego es obligación ciudadana asumir la exclusiva identidad gastronómica, como característica de nuestra tierra y por tanto, de cada uno de nosotros, para alimentarse bien o cuando menos, mejor.
Alimento básico en el recién nacido, tanto por los nutrientes que contiene, como por el lazo emocional que significa entre madre e hijo, es la leche materna, que presenta todas las protecciones para que sobreviva el ser humano. Pero, con el pasar del tiempo no abastece como debería a quien ya no es bebé y por tanto se sustituye con la leche de vaca, alimento completo, lamentablemente no accesible en forma diaria a todos los hogares.
La naturaleza ofrece desde Colombia a Argentina, el alimento ideal por su composición y menor costo comparando con la leche, un cereal de grano menudo que crece sobre los 2000 m sobre el nivel del mar en forma espontánea, hasta su domesticación realizada por los primitivos habitantes sur americanos: la quinua; sustento valioso de nuestros antepasados, (no había bovinos, hasta la conquista española), este alimento químicamente tiene la composición más parecida a la leche materna y proporciona los aminoácidos esenciales que formarán proteínas (tejidos, músculos) en nuestro cuerpo.
La quinua permite realizar diferentes y saludables platos, siempre debe lavarse muy bien, ya que hay que eliminar las saponinas que posee (sustancias similares al jabón), o comprar en el mercado las que se ofrecen pre lavadas, cocinar hasta sentirla asimilable y con ella preparar: sopas, bebidas, harinas y lo que la imaginación gastronómica sugiera, puesto que el sabor es excelente y se puede aplicar en múltiples preparaciones.
Punto importante para el consumo de este valioso alimento, es difundir sus bondades para la salud entre la población infantil que es la que más la necesita, para su desarrollo y crecimiento apropiado.
Las madres en particular y todas las mujeres en general, quienes por su trabajo múltiple tienen desgaste continuo de nutrientes, además de ser las que usualmente preparan las comidas para la familia; responsables directas, por tanto, de que cada bocado sea para los suyos; no solo sabroso, sino saludable y dentro de la economía casera, deben estar informadas de las posibilidades de la buena alimentación.
Una mala alimentación se refleja en una triste apariencia física, en el desánimo para actuar, esterilidad y lo más preocupante, en la forma pasiva de pensar y razonar, es decir el descuido en la comida afecta: cuerpo, mente y calidad de vida.
Una buena alimentación en cambio, genera personas activas, vivaces capaces de pensar y resolver los desafíos de cada día con deseos de aprender y superarse. Estoy segura que la nutrición apropiada influirá directamente en una mejor sociedad ya que ofrecerá mejores infantes, estudiantes activos, profesionales eficientes y trabajadores efectivos.
Volvamos a la quinua como alimento clave, que hizo de nuestros mayores, gente que generó historia y legó enseñanzas. Es nuestra obligación como seres humanos conscientes del buen mantenimiento de la vida y nuestra responsabilidad como nativos de la tierra que produce nutriente tan completo y tan nuestro, promoverlo y consumirlo.
Datos comparativos de aminoácidos esenciales en quinua y leches.
(en 10 gr de proteína de leche y 15 gr de proteína de quinua)*
– Aminoácidos Quinua Leche materna Leche de vaca
– Fenilalanina 614 460 490
– Metionina 210 240 240
– Leucina 1212 930 950
– Isoleucina 568 460 470
– Valina 703 550 640
– Lisina 1052 660 780
– Treonina 614 430 440
– Tritófano 144 170 140
– Histidina 396 260 270
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