Hace algunos meses, el ex primer ministro turco Bulent Ecevit sorprendió a los observadores al declarar que seis años después de la captura de Abdullah Ocalan, seguía sin saber la razón por la cual Estados Unidos lo habían entregado a las autoridades turcas. Esas observaciones causan sorpresa ya que Washington siempre ha apoyado la campaña de Ankara contra el PKK. Sin embargo, hace dos semanas, Aytac Yalman, comandante de las Fuerzas Terrestres turcas que acaba de retirarse, respondió a Ecevit: los Estados Unidos entregaron a Ocalan para que no perjudicara el ascenso de Massoud Barzani y Jalal Talabani. Una vez eliminado Ocalan, los dos hombres podían desarrollar su influencia manteniéndose dependientes de los Estados Unidos.
Muchos editorialistas han ridiculizado esta interpretación, pero si se ignora su adhesión a la teoría del complot, la misma ilustra claramente el sentimiento de inseguridad que sienten los turcos frente a la integración europea y la posible emergencia de una entidad kurda. Los turcos siempre han temido el surgimiento de un Estado kurdo en Irak que provocaría una especie de contagio en su país. Ese temor se acentuó con el reinicio de las actividades violentas del PKK, esta vez con operaciones mucho mejor organizadas que en el pasado. Los Estados Unidos se niegan a intervenir en el Kurdistán iraquí donde se refugia el PKK pues están ocupados en otro lugar y ello hace que se desarrollen las teorías del complot. Recep Tayyip Erdogan sufre cada vez más presiones a favor de una intervención militar en el norte de Irak. Por el momento, prefiere negociar.
Los Estados Unidos deben organizar negociaciones tripartitas con los iraquíes y los turcos para eliminar el PKK en Irak.
«The U.S. and Turkey may soon clash over the PKK», por Henri J. Barkey, Daily Star, 1ro de septiembre de 2005.
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