Ya es hora, cuatro años después del 11 de septiembre, de observar la política desarrollada por George W. Bush y reflexionar para saber si, en efecto, ha permitido a los Estados Unidos gozar de mayor seguridad.
La revolución de Bush en política exterior adquirió forma en la Estrategia de Seguridad Nacional de 2002, respuesta oficial a los atentados del 11 de septiembre. En su quinto párrafo, el texto prevé acciones unilaterales de los Estados Unidos contra los presuntos enemigos a partir de sus intenciones. Ese es el quid de la doctrina de los ataques preventivos. Esas guerras preventivas se han llevado a cabo contra Afganistán e Irak, aunque en el caso de Afganistán, la acción militar pueda interpretarse como una respuesta al 11 de septiembre. Además de los Estados, la doctrina de los ataques preventivos prevé emprenderla igualmente con los actores no estatales.
El fundamento de la prevención en los informes internacionales es que los actores hacen cálculos coste-beneficio antes de atacar a un adversario. En cambio, el adversario no ataca primero si piensa que su acción implicará para él daños en demasía. Con la doctrina de los ataques preventivos ese cálculo no procede ya que los adversarios de los Estados Unidos saben que pueden ser atacados en cualquier momento. Por consiguiente, esa doctrina expone mucho más a los Estados Unidos que en el pasado. Muy pronto, los Estados Unidos se darán cuenta de ello y deberán favorecer el «soft power».

Fuente
Gulf News (Emiratos Árabes Unidos)
Gulf News es el principal diario dedicado a todo el Golfo Arábigo-Pérsico. Difusión: más de 90 000 ejemplares. Redactado en Dubai en inglés, es leído sobre todo por la muy importante comunidad extranjera radicada en la región.

«Post-9/11 US foreign policy is in doldrums», por Marwan Al Kabalan, Gulf News, 9 de septiembre de 2005.