Luego de los atentados de París de 1995 se ha afirmado con frecuencia que Francia fue el primer país occidental afectado por los atentados terroristas islamistas. Los políticos y expertos no dejaron entonces de alertar a Gran Bretaña para que no acogiera a islamistas y predicadores radicales. Luego de los atentados de Londres, los comentaristas se apresuraron en recomendar que Gran Bretaña adoptara el modelo francés de tolerancia cero y de integración en nombre de los valores republicanos. El modelo habría protegido a Francia de los atentados y Tony Blair anunció que las reglas del juego habían cambiado en el Reino Unido.
Pero, ¿cuál sería nuestra opinión del modelo francés si diez años después de los atentados nos enteráramos de que los atentados de París fueron perpetrados por los servicios de inteligencia argelinos? En 1991, el ejército argelino organizó un golpe de Estado en Argelia aprovechándose del miedo al islamismo en Occidente. Pero para conservar el poder era preciso desacreditar a la oposición islámica. Los servicios secretos argelinos (DRS), que se habían infiltrado desde hacía tiempo en los medios islamistas argelinos, colocaron a la cabeza del Grupo Islámico Armado (GIA) a uno de sus hombres, Jamel Zitouni, y cada vez que el régimen militar vacilaba, se reiniciaban los atentados.
Para evitar que París retirara su apoyo a los generales argelinos, estos últimos utilizaron a sus agentes en Francia como agentes provocadores que perpetraron los atentados. Al mismo tiempo, la GIA asesinaba a los dirigentes del Frente Islámico de Salvación (FIS). Como consecuencia de los atentados, Francia retiró su apoyo a los acuerdos de Roma que contemplaban la reconciliación en Argelia y el proceso de democratización. El cerebro de los atentados fue identificado como Alí Touchent, pero este no fue molestado. Francia prefirió mantener la versión de que los atentados habían sido obra de los islamistas a causa de sus vínculos económicos con Argelia, los que se acompañaban de una retrocomisión que alimentaba las arcas de los principales partidos políticos franceses.
Esta historia nos recuerda que es preciso desconfiar del calificativo «islamista» aplicado a los autores de los atentados.
«Who really bombed Paris?» por Naima Bouteldja, The Guardian, 8 de septiembre de 2005.
«Who was the real culprit in the bombing of Paris?, Taipei Times, 13 de septiembre de 2005.
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