Venezuela vive momentos de transición política. Este hecho
indudable lo confirman los acontecimientos del último sexenio. El diseño de una nueva Constitución aprobada por un referéndum popular, la existencia de un Golpe de Estado, en abril del 2002, y de un sabotaje petrolero que intentó destruir al país entero, lo corroboran de manera
trágica y dramática.
Pero también el país vive momentos de recuperación y crecimiento de su aparato productivo, el cual vino desmantelándose desde hace cuándo menos tres décadas, a la par de un proceso de desacumulación, de desinversión. Por otro lado, Venezuela parece acostumbrase a vivir del petróleo, de una renta internacional que no se produce sino que se capta, con todas las consecuencias económicas, políticas y sociales y por demás culturales, que una vez más ponen serio reto a cualquier política de desarrollo.
El modelo de acumulación rentista petrolero continúa operando de manera evidente, y no es posible revertir esa tendencia de no invertir adecuadamente los recursos que provienen de su captación, menos aún de desarrollar el país de no revertirse igualmente la distribución del ingreso y de la riqueza. De allí la imperiosa necesidad de convertir la acumulación del excedente petrolero en nuevas bases que den origen a nuevas formas de producción, a alternativas, que permitan una mayor acumulación interna de la riqueza proveniente del subsuelo, al unísono de poder mejorar radicalmente las condiciones de vida de la mayoría de la población que habita en nuestro país.
Del boom petrolero de principios de los setenta surgió la posibilidad de crear un Fondo de Inversión que terminó constituyéndose en un organismo privatizador de la riqueza [1]. Posteriormente el Fondo de Inversiones de Venezuela (FIV) vino transformado en el Banco de Desarrollo Económico y Social de Venezuela (Bandes) con una nueva concepción que permitiera revertir el largo proceso de desinversión que había ocurrido durante las últimas décadas. El Bandes fue creado como el pivote del sistema financiero público para garantizar el crecimiento productivo y el fortalecimiento del sistema de ahorro nacional [2].
De la nueva situación que se presenta actualmente en el escenario petrolero, se hace necesario no cometer los mismos errores del pasado. En esa dirección con la Reforma Parcial de la Ley del Banco Central de Venezuela se ha creado un nuevo mecanismo de transferencia de la renta petrolera nacional. Como es conocido la captación de la renta petrolera que ha sido un reto de muchas generaciones de venezolanos no ha terminado de destinarse a quienes más lo requieren en el país. La famosa ¨siembra del petróleo¨ ha quedado como un mito inalcanzable en el imaginario nacional. Posteriormente, la salida de capitales desde finales de la década de los setenta terminó literalmente por desangrar nuestro aparato productivo [3].
Con la definición de la necesidad de revertir al pueblo venezolano parte de la riqueza generada por el excedente petrolero, se modificó la tendencia a la concentración de las divisas en el Banco Central de Venezuela (BCV), en un flujo que proviniendo de la misma riqueza irá a preservar primero, nuestra industria matriz. Segundo, las divisas que van a engrosar la recuperación de la inversión social y en infraestructura. Tercero, el pago de la deuda pública, y las divisas que se requieran en situaciones especiales y extraordinarias. Igualmente se deberán proveer los recursos necesarios para cumplir con la contribución fiscal del presupuesto a través del Banco Central de Venezuela. Con la modificación parcial de la Ley del BCV [4], dicha institución deberá estimar el Nivel Adecuado de Reservas Internacionales, el cuál se adecuará a las condiciones estructurales de nuestra economía en cuanto a la capacidad de importación, los desembolsos financieros para cubrir los pagos externos, los costos de oportunidad del uso de las mismas, la volatilidad producto de las incertidumbres que ocurren en el plano internacional, y en fin, la de todos aquellos factores que permitan garantizar las relaciones necesarias de una economía abierta como la nuestra.
Por ello es menester revertir el proceso de endeudamiento del país, el comenzar a crecer de manera sistemática y permanente al entrar en un ciclo de inversión reproductiva que modifique el modelo de desarrollo y cambie la forma interna de acumulación de riqueza.
Las nuevas generaciones por venir igualmente demandan que parte de los recursos actuales vengan reservados para la felicidad futura. No obstante, la gran deuda social acumulada a lo largo de las últimas cinco décadas igualmente requiere ser cancelada como lo declara la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
¿Cómo hacer frente a tantas necesidades provenientes del pasado, respetando el derecho de las próximas generaciones de venezolanos?
La creación del Fonden, del Fondo de Desarrollo Nacional [5], forma parte de este gran reto y compromiso que hoy se asume. No dudamos de la gran responsabilidad que nos atañe a todos los venezolanos de hoy. Con modestia y honestidad, a la vez de un gran sentido histórico, reivindicamos la tarea que se nos asigna y la cual será llevada a cabo con la máxima eficacia, eficiencia y efectividad. No se perderá la oportunidad que se nos presenta, para ello se requiere un esfuerzo que no dudamos en realizar, y con la creación del Fonden, en parte, se refrenda lo que será la Venezuela de mañana, particularmente en cuánto a cómo utilizar los recursos que provienen del subsuelo. Esto no es más que un intento de cómo pasar de la Venezuela petrolera, a aquella que debe surgir cuándo ese precioso recurso termine por agotarse.
Otras experiencias deben señalarse como positivas, a modo de ejemplo podemos mencionar el caso noruego, país que ha sabido utilizar de manera adecuada los recursos provenientes de su riqueza petrolera. Guardando las distancias con la experiencia venezolana, la política petrolera de ese país nórdico ha permitido resguardar los intereses nacionales de su industria al unísono que ha podido controlar las industrias multinacionales ligadas a esa actividad en su propio territorio [6], Recordemos brevemente los objetivos de dicho Fondo Noruego. El primero referido a la protección de la política fiscal y financiera de las consecuencias negativas de la oscilación de los precios petroleros. El segundo, La creación de un ahorro a partir de la transformación de los recursos naturales en activos financieros pertenecientes también a las próximas generaciones. Y tercero, el incremento de la productividad de la economía noruega. Dicho Fondo es tanto un Fondo de ahorro como de Estabilización.
El Fondo para el futuro inmediato así como el ligado a las próximas generaciones, en nuestro caso, apenas se encuentra en gestación. La oportunidad que se presenta debe ser asumida con plena responsabilidad. Sabemos que los altos ingresos petroleros significan también grandes riesgos para la economía y para el propio aparato productivo.
Superemos de una vez por todas, la llamada ¨enfermedad holandesa¨, esto es, la sobreabundancia de divisas y su abaratamiento. Que cesen los incentivos para la importación de bienes y servicios innecesarios para nuestro aparato productivo, y que mejoren las condiciones de producción de nuestra agricultura y de nuestra industria. Diversifiquemos la inversión productiva y comencemos a revertir ese doloroso y secular ciclo de desinversión del país, dado que nos hace cada vez más dependientes de los recursos petroleros. Consolidemos la inversión social en salud, educación, vivienda, y en infraestructura física. Superando la ¨enfermedad holandesa¨, debemos igualmente superar la ¨enfermedad venezolana¨ ligada al clientelismo rentístico que nos persigue aún hoy en día.
Vivir del petróleo para los venezolanos no ha sido fácil, vivir sin él, sigue siendo el reto para el futuro. El petróleo per se no es un símbolo de riqueza real, y puede terminar, de no utilizarlo correctamente, como un símbolo de desperdicio.
Por los momentos, y es la misión que nos toca cumplir, debemos consolidar la transición que permita cumplir con los sueños de todos quienes han luchado por un mundo más justo, más libre y de plena igualdad.
Se hace camino al andar proclamaba el poeta, y esto no es más que un paso, un primer gran paso.
[1] Ley de Privatización. Gaceta Extraordinaria. 5.199. 30 diciembre 1997. Artículo 9.
[2] Creación del Bandes. Gaceta Oficial 37.228. 26 junio 2001. Cómo tal dicha creación se inscribió dentro de la Ley Habilitante autorizada por la Asamblea Nacional según Decreto 37.076 del 13 de noviembre del 2000.
[3] El Morgan Guaranty Trust estimó que en 1989 los venezolanos poseían en el exterior la astronómica cifra de unos 89.000 millones de dólares.
A cifras actuales esas cantidades deben continuar concentradas en muy pocas manos en el exterior. Tal magnitud supera varias veces el tamaño de nuestra deuda externa mostrando una de las facetas del proceso de privatización que se quería completar con la industria petrolera en la década de los noventa
[4] Ley de Reforma Parcial del Banco Central de Venezuela. Gaceta Oficial 38.232. 20 julio 2005
[5] Creación del Fonden S.A. Gaceta Oficial 38.261. 30 agosto 2005.
[6] Government Petroleum Fund. 22 June 1990. (Noruega.
Ministry of Finance). Dicho Fondo fue puesto en funcionamiento el 1 de enero de 1991
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