Human Right Watch, organización internacional por la defensa de los derechos humanos, cercana al Partido Demócrata estadounidense, ha hecho públicos por primera vez testimonios de soldados norteamericanos que han practicado la tortura en Irak.
En un informe recientemente publicado por la organización, tres soldados de la 82ª división aerotransporta de la base de Faluya, describen, con hipócrita arrepentimiento, detalles escabrosos de los tratamientos que ellos mismos infligieron a los detenidos iraquíes:
«La tortura era un medio para mantenerlos bajo presión antes de los interrogatorios».
«Algunas veces, cansados de estos interrogatorios y con el objetivo de divertirnos, los hacíamos sentarse a todos en un rincón para que formaran una pirámide».
«Todo el mundo sabía que para deshacerse de la frustración se iba a la tienda de los PUC (Persona Bajo Control, designación de los prisioneros).
De cierta forma, era como un deporte».
Los verdugos han afirmado en varias ocasiones que las órdenes de tortura venían directamente de los miembros de la sección de «Inteligencia Militar» antes de los interrogatorios y subrayan la complicidad de los oficiales superiores, muy al tanto de estos extendidos abusos.
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