Utilización de armas químicas, centros de tortura clandestinos, prisiones secretas –Estados Unidos no pierde ninguna ocasión para dilapidar aún un poco más el pobre capital de simpatía con el que todavía cuenta. No nos equivoquemos, la lucha contra los extremistas y el terrorismo que asesina sin discriminación es legítima. Pero el empleo de armas incendiarias en una ciudad densamente poblada como Faluya el pasado año es irresponsable e inaceptable. La muerte y las terribles heridas sufridas por los civiles fueron tomadas en consideración y aceptadas fríamente por el estado mayor. Y sin consideración alguna por la opinión internacional.
Pero el presidente estadounidense y su equipo se preocupan muy poco por la opinión internacional. La mejor prueba es la larga lista de violaciones cometidas, indignas de una democracia, que va de campos de concentración en Guantánamo, donde desde hace cuatro años permanecen encerrados sospechosos que no han sido objeto del más mínimo procedimiento judicial, a prisiones secretas de la CIA, algunas en territorio europeo, pasando por el empleo de la tortura y de actos degradantes. Recientemente escuchamos al asesor de seguridad estadounidense Stephen Hadley farfullar que en algunos casos la tortura podría ser legítima y estar autorizada. ¿Es esta la imagen de la nación que pretende dirigir al mundo occidental?
En estos momentos sí. Pero quien dirige de esta forma ha equivocado el camino, destruye los mismos valores que pretende defender –democracia, libertad, derechos humanos. Los únicos que se alegran son los terroristas. Nos queda una esperanza: la mayoría de los ciudadanos estadounidenses parece estar harta de la política belicosa del presidente George W. Bush. Podemos esperar que esto cambie cuando Bush ya no esté ahí… Lamentablemente habrá que esperar hasta 2008.
«Sieht so die Führungsmacht des Westens aus?», por Walter Friedl, Der Kurier - Wien, 18 de noviembre de 2005.
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