Reconciliada con todos sus vecinos, Alemania, felizmente ya desde fines de la Guerra Fría, no es un Estado en la línea delantera, pero nos hemos convertido en insignificantes desde el punto de vista diplomático. La influencia en materia de política exterior también depende del poder económico. La crisis continua que atraviesa nuestro país nos hace vivir una situación que se puede describir como sigue: «La Alemania que nos lega la coalición rojo-verde es una potencia en el ocaso con ambiciones crecientes.»
La actitud negativa de Gerhard Schröder respecto del conflicto iraquí no era sino la apariencia de una independencia para con los Estados Unidos. De hecho, resulta que la única potencia mundial en lo adelante toma decisiones sin Alemania y que nuestra voz sólo se escucha si se expresa conjuntamente con otros países europeos. Señora Merkel, he aquí pues, una lista de consejos, con miras a una hoja de ruta para nuestra nueva política exterior:
 Apóyese en la Unión Europea y en las demás organizaciones internacionales para fortalecer la posición de Alemania y sus intereses nacionales. Ya sea en lo referente a la estabilidad en el Este o el acceso a los mercados internacionales, sólo podemos ganar junto a nuestros socios europeos. Podemos desempeñar un papel central de mediación en la crisis entre Inglaterra y Francia en torno a Europa. En diciembre ese podría ser su papel. Esto también es válido para la OTAN, sobre todo con miras al posible enfrentamiento con Irán. En ello también podemos aprovechar nuestra posición central entre Europa y los Estados Unidos.
 La equidistancia entre Francia y Estados Unidos es una Razón de Estado para Alemania. También aquí debemos desempeñar la función de mediadores y no, como antes, alinearnos con Francia e indisponernos con otros socios.
 Nuestra relación con Varsovia es tan importante, o más, que nuestra relación con París. Con Gerhard Schröder Polonia tenía la impresión de ser sacrificada de nuevo por Alemania en provecho de la amistad con Rusia. Eso debe cambiar... empezando por el decorado de su oficina, que tiene un retrato de Catalina de Rusia, una dirigente que despedazó a Polonia por lo menos tres veces hasta que la hizo desaparecer.
 Lleve las ambiciones alemanas al nivel de nuestras capacidades políticas y financieras. Fracasamos en entrar al Consejo de Seguridad de la ONU porque Berlín no presentó su candidatura como un aporte de ideas sino diciendo «quien paga más, decide más». Nuestras tropas están subfinanciadas y comprometidas en exceso. Hoy, existen 6 500 soldados en el terreno, incluso en regiones cuyo interés estratégico para la seguridad de nuestro país es más que dudoso. Pienso por ejemplo, en el Norte de Afganistán.
 Decida la política exterior desde su oficina, sin someterse a su ministro de Relaciones Exteriores, pero sin engañarlo tampoco. Su predecesor no lo logró y los riesgos son grandes para usted también. El pragmático Franz-Walter Steinmeier podría estar tentado a seguir, bajo la presión de la SPD que mantiene su ministerio, las orientaciones políticas de su predecesor, por ejemplo en nuestra actitud respecto de Rusia o nuestra ruptura con los Estados Unidos. En su programa electoral y en el documento de acuerdo de la coalición, sus orientaciones son vagas y sin proposiciones concretas. Verá muy pronto que, confrontadas con la realidad, esas formulaciones inconsistentes no serán suficientes.

Fuente
Welt an Sonntag (Alemania)

«Memo an Angela Merkel: Für eine neue Außenpolitik», por Peter Müller, Welt Am Sonntag, 30 de octubre de 2005.