Refiriéndose a su último filme provocador, Munich, Steven Spielberg afirma que él no nos dice lo que debemos pensar sobre los problemas que plantea, pues lo que único que hace es hacer preguntas. Cuando se ve el filme y se leen las declaraciones de Steven Spielberg, se comprueba que eso no es cierto. El realizador, en efecto, no deja de recalcar su criterio de que responder a una agresión con otra no soluciona nada. El filme apoya ese punto de vista, y aunque Steven Spielberg plantea no tener soluciones para luchar contra el terrorismo, con este filme plantea al menos que el ripostar no constituye una solución. Es una prueba evidente de que este filme es la expresión de una tesis, no sólo sobre el terrorismo, sino sobre la descripción del conflicto israelo-palestino.
El realizador se coloca como árbitro neutral del conflicto y afirma que la paz sólo podrá lograrse cuando ambas partes entablen discusiones al respecto. Spielberg muestra a un palestino explicando el dolor que ha experimentado al perder su hogar. Muestra a un israelí insistiendo en la necesidad de que los judíos tengan un sitio donde vivir que debieron haber obtenido por sí mismos. Pero olvida aclarar que si los judíos se instalan precisamente allí, es porque históricamente esa tierra les pertenece. Spielberg no lo dice y es probable que ese hecho pase inadvertido para decenas y quizás centenares de millones de personas que verán dicho filme.
«Something’s Missing In Spielberg’s ’Munich’», por Walter Reich, Washington Post, 1ro de enero de 2006.
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