No sabemos si el último casete grabado por Bin Laden es reciente o no, pero su discurso permite una reflexión interesante sobre el estado actual de Al Qaeda.
En primer lugar, las cosas deben estar marchando verdaderamente mal para ellos cuando los terroristas nos proponen «una tregua a largo plazo». El bando que está ganando nunca propone una tregua o un cese de los combates. Eso no significa que nosotros no tengamos que librar aún batallas difíciles (recordemos que aunque la batalla de las Ardennes y la batalla de Okinawa ocurrieron al final de la II Guerra Mundial, fueron particularmente sangrientas). Pero observemos la situación de Al Qaeda: ha perdido su base de aprovisionamiento en Afganistán, sus dirigentes son perseguidos en la frontera con Pakistán, gran número de terroristas ha muerto en Irak, Europa está alerta contra el fascismo islámico ([Francia piensa incluso en emplear el arma atómica contra sus dirigentes>http://www.voltairenet.org/article134840.html]), la India no tolera el extremismo islámico, mecenas del terrorismo como Siria e Irán son parias internacionales y, por último, miles de musulmanes hacen manifestaciones antiterroristas en el Líbano y Jordania. Bin Laden se ha visto incluso obligado a dar excusas banales para justificar que no puede atacar a los Estados Unidos en su territorio.
Bin Laden se ha visto limitado al punto de tener que emplear la retórica de sus adversarios estadounidenses en la guerra en Irak. Hace suyos esos argumentos esperando debilitar nuestra determinación. Es por ello que pone por las nubes los méritos del libro El Estado agresor de William Blum. Por último, exagera las acciones de Estados Unidos para seguir la corriente a los norteamericanos amantes de la autoflagelación.
Bien concebido, pero no va a funcionar.
«Deconstructing bin Laden’s talking points», por Victor Davis Hanson, Chicago Tribune, 27 de enero de 2006.
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