Para los afganos, Estados Unidos es un factor determinante en su reconstrucción. Washington los ha sacado del estado de delincuencia, miseria y de ser un refugio de terroristas, pero los afganos se preocupan por la disminución de las tropas y de las ayudas económicas. Los afganos consideran a su país como un paciente que acaba de sufrir transplantes múltiples y que, por ello, debe estar en una sala de recuperación, no en plena calle.
La reducción de las tropas estadounidenses podría alentar a los talibanes y a Al Qaeda. Desafortunadamente, si los combates no involucran a las tropas estadounidenses, los medios de comunicación no lo dicen. Mientras prosigan esos combates, Afganistán sigue dividido en dos, lo cual impide todo intento de reconstrucción del país. Los grupos extremistas en el Parlamento continuarán tratando de que se aprueben leyes contrarias a las libertades públicas y algunos países vecinos, como Pakistán, seguirán apoyando a los talibanes. Estados Unidos debe tranquilizar a los afganos y la Conferencia de Londres, a pesar de su importancia, no será suficiente.
Es esencial reconstruir económicamente zonas pashtunes y no continuar identificando esta etnia con los talibanes. El gobierno y la opinión pública en los Estados Unidos deben comprender que Afganistán es esencial en la lucha contra Al Qaeda.
«Alarm in Afghanistan», por Nasrine Gross, Boston Globe, 2 de febrero de 2006.
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