El Movimiento Internacional por un Mundo Justo se une a los gobiernos y organizaciones de la sociedad civil para reclamar el fin de la violencia sectaria que ha estallado desde el atentado a la mezquita de Samarra el 22 de febrero de 2006. El gobierno de transición iraquí y las fuerzas de ocupación tienen la responsabilidad de garantizar que la ley y el orden sean restaurados sin mayor dilación a lo que deberían cooperar las milicias sunitas y chiítas. Si la ley y el orden son restablecidos, el restablecimiento de la confianza entre los sunitas y chiítas no debería ser difícil. Después de todo, existen muchos puntos de unión entre estas dos comunidades y la valiente periodista de Al-Arabiyya Atwar Bahjat, asesinada cuando trabajaba en las consecuencias del atentado, era el fruto de tal unión.
Hay diferencias doctrinales entre sunitas y chiítas, pero hoy son superexplotadas. Estas diferencias ya habían sido manipuladas por Sadam Husein y luego lo fueron por L. Paul Bremer. Los chiítas y los sunitas no deben dejar que el ocupante o sus élites exploten sus diferencias. Deben reunirse y pedir el fin de la ocupación de Irak.
«End sectarian violence in Iraq», por Chandra Muzaffar, Tehran Times, 14 de marzo de 2006.
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