En un acto desesperado por la presión ciudadana, expresada en las carreteras del país, donde la población indígena demandó del actual regimen la salida de la petrolera OXY del Ecuador, esta transnacional acaba de poner precio a la soberanía nacional, al ofrecer 50 millones de dólares a cambio de seguir operando en el país.
Recordemos que el petróleo es, de acuerdo a nuestra Constitución, parte de la soberanía nacional, patrimonio de los trece millones de ecuatorianos: no obstante, esta compañía respondiendo a la vieja táctica de corromper a las autoridades, cree que el pueblo es ingenuo o proclive a la corrupción para aceptar alegremente 50 millones de dólares, que le representan a la OXY apenas 10 días de producción petrolera, a cambio de que se archive el trámite de caducidad del contrato. No hemos olvidado que cada día que pasa nuestro país deja de recibir 5 millones de dólares diarios ante la demora sospechosa del gobierno en torno a la reversión definitiva de los campos Edén Yuturi, Limoncocha y Bloque 15 al Estado, para que sea operado por Petroproducción, como corresponde legalmente.
La audacia y descaro de los representantes de OXY no tienen límites: proponen financiar a Petroecuador una inversión de 110 millones de dólares, para que se le entregue a la petrolera más campos petroleros estatales, a fin de subir la producción. Es como querer que un agro exportador de flores ceda toda la inversión millonaria de invernaderos para que un empresario extranjero aproveche la infraestructura montada, el personal capacitado, etc., y así entrar olímpicamente a la fase más sencilla del negocio: cosechar las flores que ya han sido trabajadas. O en otra alegoría, permitir que la OXY ponga más plata, irónicamente, para que se aproveche de la vaca lechera y se dedique a la tarea más simple, la cual es ordeñar la leche.
La tercera oferta vergonzosa, que raya en la provocación al sentido común, a la razón y dignidad nacional, es pretender que el Estado no solo le absuelva de los cargos que ha dado lugar a la caducidad del contrato, sino que se les ocurre plantear descaradamente la extensión del actual contrato, del 2012 al 2019. El país ya conoce que al ritmo de sobreexplotación del principal campo de OXY, el Edén Yuturi, con más de 70 mil barriles por día, en cinco años dejarán los pozos inundados de agua y agotadas totalmente las reservas de petróleo. Esto explica por qué la petrolera busca no solo quedarse en el país, sino amarrar otros contratos fraudulentos para apoderarse de otros yacimientos que todavía están a cargo de Petroproducción. Cabe recordar que el Estado es dueño de aproximadamente 3500 millones de barriles de reservas de crudo liviano (petróleo de alta calidad), lo cual le garantiza al Ecuador contar con petróleo para los próximos 50 años; mientras tantola OXY tiene los campos Indillana, Yanaquincha y Pata con un 90 % de agua, o sea casi nada de petróleo, además Edén Yuturi cuenta con reservas de 130 millones de barriles de crudo pesado. En cuyo caso, al ritmo de producción actual tan solo tendrían crudo comercialmente explotable para cinco años más. Esa es la verdadera preocupación de los ingenieros de la OXY, ex trabajadores de Petroecuador que ven en las reservas del Estado su esperanza para continuar saqueando la riqueza en nombre de la empresa privada.
Haciendo un poco de historia, la ex CEPE (Corporación Estatal Petrolera Ecuatoriana) invirtió cientos de millones de dólares para explorar los campos que hoy opera la OXY, allí están registrados los estudios de topografía, de sísmica y lo más importante, el descubrimiento de las reservas por parte de técnicos nacionales. En tal virtud se concluye que la compañía norteamericana vino -en buen romance- a servirse el banquete en la mesa ya lista; es decir, recibió la dádiva del ex ministro de energía René Ortiz (actual representante de las petroleras privadas), durante los gobiernos de León Febres Cordero y Gustavo Noboa respectivamente, con la firma del contrato para que la empresa venga a extraer el petróleo que ya había sido descubierto; es más, la OXY no ha invertido ningún capital de riesgo, pues lo único que ha hecho durante estos últimos años es desarrollar los campos que CEPE había descubierto. En conclusión, al contrario de Petroecuador y Petroproducción en particular, que históricamente ha aportado al país con el descubrimiento e incorporación de casi todas las reservas petroleras disponibles; OXY, en sus 21 años de presencia en Ecuador, no ha descubierto ni un solo campo de importancia, lo que permite colegir que se ha dedicado al trabajo más elemental de la industria, cual es perforar cientos de pozos, bajar bombas para extraer el petróleo y bombearlo hasta el límite de estar a punto de agotar las reservas.
Como corolario de este análisis, hay que concluir diciendo que la picardía de esta empresa de querer comprar la soberanía nacional, a cambio de unas pocas monedas, recuerda el intento del gobierno norteamericano, hace un siglo, cuando quiso pagar al ilustrísimo Gral. Eloy Alfaro, nada más que 25 millones de dólares por la venta de las islas Galápagos. El viejo luchador actuó como el patriota que siempre fue, rechazó con frontalidad la ignominiosa propuesta afirmando altivamente: “La patria no está de venta”.
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