En momentos en que los israelíes se dirigen a las urnas, ninguno de los principales partidos propone ganar la guerra contra los árabes palestinos. Es una laguna chocante y peligrosa. Históricamente, una guerra se gana cuando una de las dos partes se ve obligada a renunciar a sus objetivos. Mientras los dos campos siguen creyendo que pueden obtener lo que quieren, los combates no se detienen o al menos pueden reanudarse.
Estos objetivos son simples, estáticos y binarios. Los árabes luchan para eliminar a Israel que lucha para que sus vecinos lo acepten. La intención de los primeros es ofensiva, mientras que la del segundo es defensiva. Los primeros son bárbaros, el segundo civilizado. Durante cerca de 60 años, los árabes que rechazan la existencia de Israel han utilizado diferentes medios: propaganda, ataques económicos mediante el boicot, terrorismo, amenaza con armas de destrucción masiva. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, han fracasado. Israel es un país rico, poderoso y moderno, pero siempre rechazado por los árabes. Este semifracaso ha provocado un sentimiento de confianza en los israelíes moderados y un complejo de culpa en los israelíes de izquierda. En realidad, muy pocos israelíes se interesan aún en esta tarea inacabada: convencer a los árabes de aceptar la presencia permanente del Estado judío. Así, más que aspirar a la victoria, los israelíes han desarrollado una larga lista de enfoques que permiten manejar el conflicto, y todos ignoran la necesidad de vencer el rechazo de los palestinos. Todos tratan de llevar la guerra a un callejón sin salida en lugar de ganarla.
Quien único comprendió que Israel está en guerra fue Uzi Landau, pero ocupa el lugar 41 en la candidatura del Likud y tiene pocas posibilidades de ser electo. Además, se espera que el propio Likud obtenga menos del 15% de los votos, lo que demuestra hasta qué punto es impopular entre los israelíes la idea de ganar la guerra. Los israelíes deben prepararse y retomar el largo, difícil, amargo y costoso esfuerzo para vencer a los palestinos, y a otros, de que su sueño de eliminar a Israel ha muerto. Si los israelíes no lo logran será Israel el que muera.

Fuente
Jerusalem Post (Israel)

«Israel Shuns Victory», por Daniel Pipes, New York Sun, 28 de marzo de 2006.
« Try victory», Jerusalem Post, 29 de marzo de 2006.