Las agencias humanitarias de Naciones Unidas no consiguen cauterizar el hambre y la aridez en el norte del África, donde 20 millones de nómades y pastores en Etiopia, Yibuti, Somalia, Eritrea, Kenia y Tanzania se extinguen por inanición, viendo morir a la ganadería de cebúes, camellos y cabras. La Unión Interparlamentaria, que nuclea a las cámaras legislativas de todo el mundo, pide que se exija a los gobiernos medidas urgentes para desbloquear fondos de ayuda humanitaria. La Cruz Roja Internacional espera de todos sus Estados miembros un socorro inmediato.
Las agencias humanitarias de Naciones Unidas no consiguen cauterizar el hambre y la aridez en el norte del África, donde 20 millones de nómades y pastores en Etiopia, Yibuti, Somalia, Eritrea, Kenia y Tanzania se extinguen por inanición, viendo morir a la ganadería de cebúes, camellos y cabras. La Unión Interparlamentaria, que nuclea a las cámaras legislativas de todo el mundo, pide que se exija a los gobiernos medidas urgentes para desbloquear fondos de ayuda humanitaria. La Cruz Roja Internacional espera de todos sus Estados miembros un socorro inmediato.
“La sequía ya dura tres años, los oasis se han secado y no llueve, las napas de agua están a cien metros bajo tierra y la tecnología que disponen solo les permite hacer pozos de cincuenta metros de profundidad, el suelo es duro como el asfalto, es una catástrofe que reclama una intervención urgente de la comunidad internacional para enfrentar la condena a muerte de estos pueblos milenarios”, estima el suizo Jean Ziegler, relator de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU para el derecho a la alimentación.
Ziegler agrega que los organismos de Naciones Unidas requieren 38 millones de dólares para sostener a las personas con agua y comida, también imprescindibles para el ganado desfalleciente por extenuación, al que además hay que auxiliar con vacunas y antiparasitarios. “En esa región se ha destruido el ecosistema, hay que reconstruir la infraestructura de esos países para que salgan de la vulnerabilidad, creando nuevas redes de riego, una etapa posterior ineludible una vez que se ponga en marcha la operación que estamos tratando de encarrilar ahora, que es humanitaria y veterinaria”, concluye Ziegler.
En Somalia las zonas más afectadas son las del centro y sur del país, en Gedo, Bay, Bakol y Jubba, donde el ganado está siendo diezmado por falta de manutención y agua, quitándole a la población una fuente de comida. En Tanzania el 85% de su territorio se haya desbastado por razones similares. Los conflictos armados en la zona, que han provocado el flujo de exilados etíopes en Somalia y de somalíes en Kenia, ensanchan el drama. Las reservas en los almacenes de la ONU existentes hoy no logran garantizar las 2200 calorías diarias por persona que estipula la Organización Mundial de la Salud (OMS), imprescindibles para sobrevivir en los campamentos de refugiados.
Anders Johnson, Secretario General de la Unión Interparlamentaria (UIP), que congrega a 143 parlamentos en el mundo, acaba de lanzar desde Ginebra un llamado a sus integrantes para que vigilen a los gobiernos. “Exhortamos a un gesto humanitario y político, está muriendo gente por falta de ayuda, los parlamentos deben asumir su papel de control de los gobiernos, que llamen a los ministros concernidos o que pregunten en los debates para que se haga todo el esfuerzo posible a favor de 20 millones de personas protagonistas de una tragedia”. El próximo 5 de mayo, la UIP tendrá su asamblea anual en Nairobi, a la que acudirán 1500 parlamentarios, justamente en la capital de Kenia, cuyo presidente, Mwai Kibaki, viene de anunciar que 5 millones de sus compatriotas están amenazados por la hambruna a causa de la falta de lluvias y alimentos.
La Federación Internacional de la Cruz Roja ha puesto en marcha desde su central de Ginebra un plan para aportar un apoyo directo a 800 mil personas vulnerables en los próximos seis meses, en Kenia, Ruanda, Tanzania, Etiopia y Burundi. Para ello le hacen falta casi 13 millones de euros, habiendo reunido, de momento, solo el 20%. Las penurias se extienden al Sahel, donde necesitan 20 millones de euros más para paliar los mismos males en Burkina Faso, Mali, Mauritania y Níger. Esa Federación Internacional espera un esfuerzo financiero de gobiernos y empresas privadas, incluyendo a las agencias nacionales en todo el mundo.
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