La polémica suscitada por algunos generales retirados estadounidenses que llaman a Donald Rumsfeld a renunciar prueba que este último encarna desde hace tiempo la imagen de un halcón herido, incluso si todavía planea sobre el Ministerio de Defensa. Continuar sobrevolándolo es indispensable para hacer frente a una fuerte controversia referente no sólo a algunos temas tabú, sino que pudiera definir la suerte de la administración Bush. La burla de Rumsfeld para con las numerosas críticas que le han hecho y el apoyo de Bush a su ministro de Defensa confirman esta angustia.
El caso de los generales es prácticamente el primero de su tipo, pues la subordinación de la institución militar a la autoridad civil es segura y el hecho de criticar esta autoridad no es frecuente incluso entre los retirados. Tal vez los generales faltaron a esta regla porque el Congreso republicano se negó a realizar audiencias referentes a la evolución de la guerra en Irak. Esto rompe con dos conceptos enraizados en la institución militar: quienes están en servicio no cuestionan y el ejército no interviene en política.
Las críticas de los generales referentes al método Rumsfeld y no a la guerra o a la autoridad civil del ejército han encontrado una gran audiencia. Observemos que la mayor preocupación de Rumsfeld antes de la guerra era confirmar sus teorías con relación a la fuerza militar moderna. El ministro de Defensa mantuvo esta visión, lo que lo llevó a ser el último en reconocer lo que llamó «rebelión» en Irak, negando siempre la existencia de un conflicto entre comunidades.
No necesitamos pruebas que confirmen la autenticidad de las críticas en cuestión, pero, ¿es posible la renuncia de Rumsfeld? A decir verdad, la misma ya ha tardado mucho.
La situación en Irak se le ha ido tan por encima a Rumsfeld que su dimisión no resolverá el problema. Si lo mantienen en su puesto, George W. Bush tendrá dificultades para recuperar su popularidad, la cual disminuye día a día debido al conflicto, mientras que su salida significará el anuncio de la derrota de Bush y su administración en el país del Tigris y el Éufrates.

Fuente
Annahar (Líbano)

«إصطادوه», por Sahar Baasiri, Annahar, 19 de abril de 2006.