A pesar de las numerosas pruebas que confirman el fracaso de su política en Irak, Donald Rumsfeld conserva su obstinación. Además,reconocer o no su derrota no le evitará perder su puesto. Peor aún, trata cada vez más de dar otra dimensión a este fracaso, llegando a considerarlo una victoria.
El ministro estadounidense de Defensa ya no distingue entre las causas y las consecuencias de la invasión. Incluso cuando ha logrado hacer esta distinción, sus respuestas son fantasiosas. Hace algunos meses lo interrogaron sobre las razones del mantenimiento de las fuerzas estadounidenses en Irak, a lo que respondió inspirado que estaban allí para impedir el desencadenamiento de una guerra civil. En la actualidad, enfrentando a quienes le piden la renuncia, Rumsfeld ha inventado una nueva respuesta: «Para vigilar de cerca al Irán nuclear con sus tendencias extremistas».
Si su razonamiento político fuera objetivo, Rumsfeld debería entender que la presencia del ejército estadounidense en Irak y Afganistán es la razón principal que incita a Irán a desarrollar sus capacidades nucleares. Hoy, al mostrar su debilidad en todos los planos, Rumsfeld habla de una política de «vigilancia» para con el régimen de los ayatolas.
Sin lugar a dudas, los partidarios del Estado hebreo en el Congreso y en la administración norteamericana, se unirán al secretario de Defensa adoptando su nueva teoría que justifica la presencia del ejército norteamericano en Irak. Pero sus partidarios acabarán por incitarlo a llevar a cabo una confrontación militar contra Teherán. En espera de este cambio de estrategia, Estados Unidos quizás reforzará su presencia militar para evitar una respuesta iraní.
Probablemente la confrontación militar conduzca a la creación de una zona similar a lo que fue Vietnam del Sur en el Norte de Irak y a Vietnam del Norte en el Sur del país del Tigris y el Éufrates.

Fuente
Al Quds Al Arabi (Reino Unido)

«رامسفيلد يركب مركب الخطل», por Jawad Albachiti, Al Quds Al Arabi, 28 de abril de 2006.