Recientes fotos de satélite han confirmado lo que Washington ya sospechaba: a Kim Jong Il no le gusta sentirse ignorado. Las potencias occidentales dominantes, Rusia y China han dedicado mucho tiempo al expediente nuclear iraní. Corea del Norte ha recordado que ella también tiene la bomba.
Pyongyang tiene el suficiente plutonio como para construir varias ojivas nucleares, pero se autoimpuso una moratoria en cuanto a las pruebas balísticas. Según los satélites estadounidenses y japoneses, Corea del Norte prepararía sin embargo nuevas pruebas de misiles Taepodong 2, capaces de alcanzar a los Estados Unidos. Si una prueba balística apareciera en los titulares de la prensa perjudicaría los mercados japoneses y surcoreanos, sin embargo no cambiaría el estatus quo diplomático. Washington sigue desando que Corea del Norte desmantele su programa nuclear, pero no tiene los medios militares para impedirlo. China no quiere o no puede presionar en ese sentido y Corea del Norte no tiene ningún interés en eliminar la única salvaguarda que tiene en materia de seguridad. Esto deja pocas posibilidades diplomáticas. En realidad espera que Washington haga como con Irán y termine por proponer encuentros directos entre dirigentes norcoreanos y estadounidenses.
Incluso si la prueba llegara a realizarse, hay pocas probabilidades de que se llegue a una escalada. Estados Unidos no quiere llegar más lejos y Corea del Norte sólo espera obtener concesiones.
«Concessions, not conflict, the policy from Pyongyang», por Ian Bremmer, The Australian, 22 de junio de 2006.
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