Las últimas informaciones provenientes de ese cenáculo de fanáticos fundamentalistas que es el gobierno de Baby Bush indican que hay órdenes de llevar a cabo acciones directas contra Cuba y Venezuela. En el caso de este gobierno estadounidense cualquier cosa es posible. No resulta mala práctica aplicar aquello de “piensa mal y acertarás”.
Ninguna de las acciones terroristas que ha llevado a cabo responde a una sana lógica. Aún en la más agresiva teoría guerrerista acciones directas como la invasión de Afganistán o Irak no tienen pies ni cabeza. Prepararse para una loquera es lo más razonable.
A todas estas, una de las características de la derecha, al menos de esta derecha torpe y ciega que le está tocando sufrir a Venezuela, es su arrogancia. Nada es más arrogante que la ignorancia. La historia no es materia que despierte su interés. En principio sólo les interesa aquello que se traduzca en ganancias inmediatas. Por eso no aciertan una ni de casualidad. Son expertos en algo, pero de ahí no los saques porque nada saben. Es común que un profundo experto en huequitos para regadera no tenga la menor idea de donde queda un país africano, cual es su gobierno, e incluso la historia de su propia patria.
Cada vez que se menciona el término GUERRA ASIMETRICA, sonríen. Ponen esa cara estúpida de quien se supone por encima de esos ’cuentos’ para niños. Su imagen de guerra es Made in CNN, son los tanques volando –literalmente-, por el desierto camino a Bagdad. Aún no entienden que la guerra que concluyó –según Mr. Bush- apenas dos meses después, ahora es cuando es guerra. No aciertan a explicarse -ni se lo proponen- cómo sus ’gloriosos infantes de marina’ están empantanados, angustiados, desmoralizados y con enormes ganas de salir corriendo de aquel infierno. Otra cosa sería si además de saber mucho de computación, ingeniería o Disneylandia leyeran un poquito de historia. Mejor les iría. Pero no tienen ni quieren tener la razón, les basta la fuerza, como le dijo a Millán Astray, don Miguel de Unamuno en el paraninfo de la Universidad de Salamanca. ¡Torpes! Por eso andan como pollitos con diarrea poniendo una cagadita cada dos pasitos.
Verán… la guerra asimétrica es propia de los pueblos cuando impotentes ante el poderío del enemigo deben hacer resistencia. De esa amarga medicina tomaron los romanos. Sus poderosas legiones eran irresistibles en términos de guerra convencional. Entre los años 147 y 139 antes de Cristo, Viriato, un pastor hispano, se convirtió en guerrero dirigiendo su pueblo, a peñonazo limpio, usando el conocimiento del territorio, hasta derrotar a Cayo Plaucio, sus legiones y liberar la zona entre los ríos Tajo y Guadarrama. Lamentablemente, cuando el diablo no puede por una vía usa otras. Viriato fue asesinado por tres de sus compañeros mientras dormía.
Más cercano a nuestros tiempos podemos encontrar al menos dos guerras en las cuales el débil venció al fuerte mediante técnicas de guerra asimétrica. No otra cosa fue la guerra del Vietcong enfrentando a los EEUU, en Vietnam, o la guerra que en territorio afgano enfrentó a los mujaidines con el ejército de la URSS.
Especialmente en la década de los 90, el concepto de guerra asimétrica ha ido ganando prestigio. Fuerzas que al enfrentarse no tienen el mismo poderío recurriendo las más débiles a técnicas asimétricas. En primer lugar se desvanecen las fronteras entre ejército y civiles, público y privado. La guerra asimétrica escapa a las reglas clásicas. Ejemplos de guerras asimétricas activas lo son hoy: la guerra de resistencia en Irak; la que se desarrolla en Afganistán; el combate de los separatistas chechenos contra Rusia; los ataques del pueblo palestino al invasor Israel o incluso el uso del terrorismo.
Los objetivos militares no son ya la pulverización de las líneas enemigas sino la molestia constante, la picada de la abeja y en muchos casos la erosión del apoyo a la guerra dentro de la sociedad del enemigo. Así, el uso y administración de la opinión pública suele ser parte del arsenal de David contra Goliat. De hecho, los estrategas del Pentágono coinciden en que el gran error de Saddam Hussein fue presentar una guerra simétrica a la superpotencia militar en la guerra del golfo de 1991.
De suceder, en Venezuela no se cometerá ese error. Se está consciente de la poca resistencia que nuestra Fuerza Armada podría presentarle a un ataque clásico del imperio. Venezuela toda, sus barrios, sus llanos y sus montañas serán un infierno para las tropas extranjeras que no encontrarán un enemigo a quien golpear. Serán millones los David haciendo girar las hondas hasta abatir al gigante. En Venezuela, lo sepan estos apátridas nuestros o no lo sepan, lo sepa el arrogante enemigo o no, morderán el polvo porque se encontrarán con un pueblo en armas y no con un ejército solo. Por cierto…estos apátridas deberían saber que los primeros en caer serían ellos.
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