Desafortunada y desgraciadamente continúa agrandándose la lista dolorosa de los periodistas asesinados durante el año próximo pasado, al llegar a 12 la nómina fúnebre con las muertes de los colegas, Raúl Marcial Pérez, acribillado en la propia redacción de su diario de la dolorida ciudad de Oaxaca y el hallazgo del cadáver de Gerardo Guevara Domínguez, quien desde octubre no se sabía de su paradero, por lo que se reduce de 5 a 4 los periodistas desaparecidos. A lo anterior se deben de sumar cientos de todo tipo de atentados, la mayoría no denunciados por falta de confianza en las autoridades correspondientes.
Con las dos anteriores muertes, el 2006 se convierte en el peor año para los periodistas en la historia del país por el número de caídos, que se elevó a 32; desparecidos suman ahora 4 y cientos de víctimas de toda clase de atentados. En el periodo del gobierno de Vicente Fox Quesada las cifras se concretan en 30 informadores asesinados, 5 desaparecidos, aunque uno ya fue localizado muerto, ello no quita que la desaparición ocurrió en el lapso que se analiza.
La gravedad del fenómeno social se dimensiona con la vergonzante y desvergonzada impunidad en que se encuentran todos estos casos, que nos reflejan que el mismo tiene por objeto el socavar las libertades de prensa y expresión, además del incumplimiento del derecho a la información de los pueblos. También nos indica que todo se mueve en la negligencia o la complicidad de autoridades.
En días pasados habíamos adelantado que nuevamente el gremio se enlutó con el artero homicidio del colega, Raúl Marcial Pérez, columnista del diario regional El Gráfico de la ciudad de Oaxaca. Sus sicarios, en acto totalmente inédito, entraron hasta la redacción del rotativo para acribillarlo con disparos de armas de fuego calibres 22 y 9 milímetros.
El colega murió en el acto y resultó herida una abogada, compañera de luchas, de la que sólo se sabe se llama María de Jesús. Marcial Pérez, quien además era abogado, se había distinguido por sus críticas al desgobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz, en relación con el movimiento social que ensombrece al estado y fue un defensor acérrimo de las causas del pueblo Triqui.
El pasado jueves 11, fue encontrado el cadáver del periodista Gerardo Guevara Domínguez, desaparecido desde el pasado mes de octubre; las autoridades se apresuraron, como siempre, a declarar que al parecer la causa de su muerte sería un accidente de carretera.
Guevara Domínguez se desempeñaba como editor y colaborador del semanario estadounidense Siglo XXI. Fue visto por última vez cuando emprendió un viaje en motocicleta con destino a la ciudad de Chihuahua para cubrir una nota. Se agrega que se habría despeñado en un barranco cercano al municipio norteño de Ocampo, Chihuahua. Lo cuestionable es que tuvieron que pasar 3 meses para localizar su cuerpo.
Nunca antes en la historia del país tuvimos que soportar un sexenio gubernamental federal tan brutalmente enemigo de la prensa, como el que terminó el pasado jueves 30 de noviembre del 2006, esto a pesar de las acostumbradas declaraciones en contrario del presidente Vicente Fox Quesada, quien afirmaba que durante su gobierno se puso fin a la censura.
Ahora estamos todavía en el inició del Gobierno federal, que encabeza el presidente, Felipe Calderón Hinojosa. Desde luego es buena señal que no hayan desaparecido la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos contra los Periodistas, aunque se vio en la necesidad de presentar su renuncia a la titularidad de la misma el destacado abogado y colega, David Vega Vera.
Llega en reemplazo la también colega, Ethel Riquelme Fernández del antiguo Excélsior y de El Heraldo de Chihuahua. Tenemos entendido que no es abogada, al parecer para su jefe Juan de Dios Castro, subprocurador de Derechos Humanos de la Procuraduría General de la República, no existe inconveniente. Ya tenemos convenida una cita. Toda persona que asume una responsabilidad de tal envergadura, tiene derecho cuando menos a esperar sus primeras actuaciones. Desde luego los periodistas organizados no cejaremos en nuestra demanda de justicia, si esta se cumple se habrá dado el mayor de los pasos para revertir el grave y delicado fenómeno y sus terribles secuelas.
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