El 20 de marzo de 2003 las Fuerzas Armadas de Estados Unidos con el apoyo de países aliados comenzaron su denominada "Operation Iraqi Freedom" (OIF).
Como copiada de los manuales sobre las guerras relámpago, la ofensiva de la coalición aliada en Irak fue impetuosa y rápida. El 9 de abril fue ocupada Bagdad, y el 15 de abril de 2003, con la toma de Tikrit, ciudad natal de Sadam Hussein, las tropas norteamericanas concluyeron la fase militar de la operación.
No obstante, con el fin de la OIF la guerra en Irak no terminó. Como demostraron acontecimientos posteriores, la aniquilación de las Fuerzas Armadas iraquíes y el derrocamiento de Sadam Hussein sólo ha sido el comienzo de un conflicto muy prolongado. Ahora, cinco años después de comenzada esa guerra, la sentencia del pensador chino Sun Tzu citada en el título de esta nota, ilustra de forma patente la situación de las tropas estadounidenses en Irak.
La situación actual en Irak se puede valorar desde muchos puntos de vista.
Desde el punto de vista táctico, EEUU ha sido arrastrado a un largo conflicto de guerrillas que ya ha costado la vida de más de 4.000 militares de la coalición, y entre mil y tres mil agentes de empresas de seguridad (mercenarios).
Las pérdidas entre la población civil de Irak es muy difícil calcular. Las estimaciones mínimas se aproximan a las 90.000 personas.
Se considera que la cifra más real fluctúa entre 200.000 y 220.000 civiles, cerca del 0,8 % de la población iraquí, que para 2006 se estimaba en unos 26 millones de habitantes.
Merece destacar el aspecto financiero de esta guerra.
Según el economista jefe del Banco Mundial y Premio Nobel de economía (2001) Joseph Stiglitz, los gastos de EEUU en esta guerra sobrepasan los 3 billones de dólares, y más o menos a la misma cantidad ascienden las pérdidas para el resto del mundo. No obstante, no se puede olvidar que los gastos que hacen unos, supone beneficios para otros, y si el gobierno de EEUU gastó esa suma para financiar la guerra en Irak, a costa de ese dinero determinadas compañías han obtenido ganancias. De la misma forma cuando en el mercado mundial aumentan los precios del petróleo.
Y el final de este conflicto todavía no se vislumbra. En las carreteras de Irak se desarrolla una intensa guerra de minas. Según fuentes competentes, ninguna de las caravanas de vehículos de las tropas aliadas finaliza sus viajes en territorio iraquí sin haber sufrido la explosión de, al menos, una mina.
El minado de las carreteras en Irak ha adquirido tales dimensiones que para limpiar los campos minados se utilizan bombarderos B-1B de la Fuerza Aérea de EEUU. Las extensas y mal controladas fronteras iraquíes permiten la afluencia permanente de armamentos y municiones al país, y la continuada ocupación estimula la movilización de más voluntarios en el movimiento guerrillero.
Desde el punto de vista operativo, EEUU tuvo éxito. Con el derrocamiento del régimen de Hussein, los yacimientos petroleros de Irak quedaron bajo el control de las empresas estadounidenses, lo que permite, como se mencionó anteriormente, el embolso de ganancias considerables gracias a los actuales precios del crudo, cuya alza en parte es estimulada por la desestabilización que impera en esa región.
Las tropas norteamericanas en Irak ya se han convertidos en elementos indispensables del paisaje porque su presencia está condicionada por la necesidad.
En el caso de que el "yankee" de todas maneras resuelva "go home", la desestabilización de la región puede adquirir formas irreversibles.
Fragmentado y dividido por la guerra civil, Irak muy pronto puede convertirse en presa de cacería para Irán.
Para comprender el resultado estratégico de cinco años de guerra, hay que conocer los objetivos que se fijaron aquellos que comenzaron esa guerra. De antemano descartamos los argumentos sobre la implantación de la democracia o la búsqueda de armas de destrucción masiva en Irak. A falta de información de primera mano, lo único que se puede hacer es formular conjeturas. Se puede suponer que el objetivo de EEEU en Irak fue precisamente la asimilación de ese país mediante la implantación de su control militar y político. Esto permitirá a EEUU en caso de necesidad, emprender cualquier tipo de operaciones en la zona utilizando a Irak como "teatro de operaciones de guerra (TOG), según la terminología militar.
Los objetivos principales de esas operaciones pueden ser Siria o Irán.
Por ahora, es una incógnita cuales serán las causas que empujarán a EEUU a emprender acciones contra esos países, pero la plataforma o base, entre otras cosas, con muchas ventajas, ya la tiene. Con las bases de la Fuerza Aérea estadounidense en países de la región, y su maquinaria de guerra desplazada en el Golfo Pérsico, el Mediterráneo, mar Rojo y mar Arábigo para emplazar portaviones de choque de la Armada, el TOG iraquí permitirá a EEUU desplegar en esa zona una acción bélica de gran envergadura en corto tiempo.
Es muy difícil pronosticar cómo podrá evolucionar la situación en Irak, no obstante, se puede mencionar algunas variantes. EEUU puede optar por la pacificación de Irak mediante la aniquilación total del movimiento de resistencia.
Pero es una variante poco probable porque para vencer a la guerrilla se necesitan políticos y militares con la suficiente voluntad política y empeño (léase crueldad).
Pero esa cualidad actualmente no goza de mucho prestigio en la comunidad internacional. Además, a juzgar por lo que ocurre, EEUU sencillamente no está interesado en estabilizar la situación en Irak y por esa razón, el conflicto lo mantendrá bajo la forma de "un incendio controlado".
La variante más probable será la "iraquización de la guerra", de forma análoga a la política de "vietnamización" que desarrolló EEUU en su tiempo en el sur de Vietnam. En el marco de esta táctica, para disminuir las bajas en su Ejército y tener disponibles más fuerza militar para otros asuntos, EEUU puede depositar la carga del conflicto iraquí en los hombros de las recién creadas Fuerzas Armadas de Irak.
En Vietnam, en los años 70 esto terminó con la rápida caída del régimen de Saigón y el triunfo de república Popular de Vietnam. Ahora, en condiciones de guerra civil en Irak, esto puede conducir al caos, y si los norteamericanos abandonan el territorio iraquí, puede ocurrir la anexión total o parcial de ciertos territorios iraquíes por Irán.
A lo mejor, en EEUU son concientes de un desenlace de ese tipo, no obstante, la impopularidad de la guerra iraquí que domina la sociedad estadounidense puede forzar el retiro de las tropas norteamericanas de Irak.
Es poco probable que esa decisión la adopte el próximo presidente norteamericano, y lo más probable es que la retirada la ordenará su sucesor.
A EEUU todavía le queda una tercera variante, la guerra contra Irán.
El objetivo de esa guerra difícilmente será la invasión del país. La guerra de guerrillas que puede surgir en el territorio iraní tendrá unas consecuencias tan desastrosas para EEUU, que lo que pasa actualmente en Irak es un paraíso.
No obstante, la destrucción o el debilitamiento sensible de las Fuerzas Armadas de Irán, su infraestructura y su industria, a consecuencia de una intensa operación aérea, durante largo tiempo puede desplazar a Irán de la lista de países que aspiran al liderazgo en la región.
En cuanto al tiempo que puede continuar la guerra en Irak los pronósticos son inútiles. Lo único que se puede constatar es que aquellos que pensaron que con el derrocamiento de Hussein la región sería más estable y segura, cometieron un error más que craso.
El fin del mundo bipolar a comienzos de la década de los años 90 de ningún modo reforzó la seguridad de la humanidad.
Y esa seguridad difícilmente podrá aumentar en condiciones cuando cada vez son más numerosos los conflictos regionales que estallan en el planeta.
Fuente: Ria Novosti: 21/ 03/ 2008.
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