Con una inversión superior a los 75 millones de pesos, Fonatur –a través de Singlar– construyó la escala náutica en La Paz, ubicada junto al lugar donde hasta hace algún tiempo se descargaban las aguas negras de la ciudad y en una zona donde ya existían siete marinas de pequeños empresarios. En promedio, sólo tres de los 39 slips de Fonatur son ocupados. El gerente de la escala no tiene que preocuparse por los gastos, pues los cubre la federación, denuncia el empresario Daniel Shroyer
La Paz, Baja California Sur. Una explanada de casi una hectárea, perfectamente pavimentada y pulcra, decoración desértica, y un edificio de acero y cristal dan la bienvenida a la escala náutica Singlar en La Paz. Por mar, un agua turbia recibe a las embarcaciones. Por aire, la ostentosa infraestructura federal se ve opacada por el agua negra que rodea la dársena del lugar.
Singlar La Paz es una de las seis escalas en operación que tiene actualmente Fonatur; tres de ellas en Baja California Sur; el resto se ubican en Baja California, Sonora y Sinaloa.
Construida en terrenos comprados por el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) al gobierno del estado, durante la administración de Leonel Cota Montaño, la paraestatal invirtió sólo en la edificación de la escala 7 millones de dólares, que cubrieron los gastos de: construcción de la dársena y el edificio administrativo-recreativo, y pavimentación de más de una hectárea con concreto.
Daniel Shroyer, gerente de marina La Paz (una de las siete marinas privadas que existían previamente a la escala náutica de Singlar) dice que Fonatur, en lugar de desarrollar los paraderos náuticos en el Pacífico de la Península de Baja California, se ha dedicado a construir nuevas marinas en lugares que ya cuentan con infraestructura portuaria, en franca competencia con ellas.
Shroyer considera que esta “megainversión” en nada fortalece la industria náutica mexicana y mucho menos a las marinas turísticas de México; por el contrario, se convierten en una competencia desleal y se mantiene sin solución el grave problema de inseguridad en las 1 mil millas de Ensenada a Cabo San Lucas.
De acuerdo con información publicada por Fonatur, Singlar ha invertido más de 180 millones de pesos en la construcción y remodelación de las tres escalas náuticas ubicadas en Santa Rosalía, Puerto Escondido y La Paz, Baja California Sur.
Shroyer dice que en el caso de La Paz resulta absurdo que la dependencia invierta dinero público para construir una escala donde ya existen cinco marinas operando y otras dos en proyecto. Agrega que en la ciudad ya existe una sobreoferta de dos espacios por cada embarcación.
Según Fonatur, la escala náutica de La Paz tiene como objeto prestar servicios básicos a embarcaciones en tránsito, de corta estancia, por lo cual sólo cuenta con 39 posiciones de atraque, que la hace diferente al resto de las marinas, destinadas principalmente a embarcaciones que permanecen por tiempo prolongado.
Oficialmente las escalas fueron proyectadas para que las embarcaciones atracaran de uno a tres días, tiempo suficiente para avituallarse, así lo expuso la paraestatal en una carta abierta publicada en 2005; sin embargo, en la página de Singlar, al seleccionar escala náutica La Paz, se encuentran las tarifas que van desde un día hasta un mes.
Ahora, dice el empresario Shroyer, para tener lleno el atracamiento, tendría que regalar los espacios u ofrecerlos a precios muy por debajo del resto.
De acuerdo con su sitio de internet, la escala Singlar ofrece sus espacios en 5.71 pesos al día por pie; el resto de las marinas comercializan la misma medida entre los 12 y 18 dólares diarios.
Por ello, Shroyer considera que no es una preocupación de Singlar que sus slips (posiciones donde atracan las embarcaciones) estén ocupadas, “porque es un negocio que no les costó la inversión, es dinero de la ciudadanía, no tienen que presionarse por sacar la nómina o el gasto del lugar”.
Fonatur aseguraba, agrega el empresario, que sólo iba a ser un paradero náutico, donde las embarcaciones estarían alrededor de 72 horas, cosa que no es cierto porque con 39 slips y con esa política recibirían 4 mil barcos al año, cantidad que suena ridícula, pues no existe tal tráfico en La Paz, que cuenta con aproximadamente 1 mil embarcaciones de paso.
Construcción de lujo
La escala se ubica al fondo de la ensenada de La Paz, lugar donde hasta hace poco tiempo se descargaban las aguas negras de la ciudad, con alrededor de 300 mil habitantes.
El sitio cuenta con estacionamiento, marina seca, sanitarios, regaderas, vestidores, lockers, lavandería, restaurante, tienda de avituallamiento, hospedaje, alberca, área de descanso y de primeros auxilios. En los trípticos que describen el proyecto, también incluyen taller de reparación, mismo que en este caso, está concesionado a un particular: Singlar no es quien ofrece el servicio.
El edificio administrativo consta de dos pisos con estructura de acero y cristal; salas de piel blanca, y mapas a escala, que ubican cada una de las escalas náuticas del proyecto Mar de Cortés. En el lugar trabajan cinco personas del área administrativa y una más de mantenimiento.
En el área de descanso hay alberca, jacuzzi y asoleadero, cubierto por madera; ahí se encuentran cuatro camastros del mismo material; todos, dañados por el sol que, inclemente, cae sobre el desértico lugar. A lo lejos, sólo se oyen los martillazos de quienes trabajan en los talleres, a unos 300 metros.
De las 39 posiciones con las que cuenta la escala, sólo están ocupadas tres, con embarcaciones de extensión mediana. Fuentes de la marina, que solicitan que sus nombres no sean revelados, aseguran que ése es el promedio de atracamiento. En realidad, la escala náutica permanece casi vacía, a pesar de la inversión en el lugar.
Terrenos del estado
Shroyer dice que Fonatur compró alrededor de 5 hectáreas en 1 millón de dólares al gobierno del estado, de las cuales ocuparon una para construir la marina seca, y les quedan cuatro libres para comercializar, en caso de que así lo desearan.
El empresario asegura que el exgobernador Leonel Cota Montaña vendió los terrenos a precio de regalo: 20 dólares por metro cuadrado, cuando el valor aproximado sería entre 150 y 200 dólares.
Sin embargo, Luis Coppola, presidente de la Comisión de Turismo del Senado de la República, dice que los terrenos fueron donados “hace ya varios años” por la familia Olachea al gobierno. Explica que los primeros se vieron envueltos en problemas económicos y le pagaron al estado con tierras.
A decir de Coppola, el gobierno incrementó su patrimonio en hectáreas de terreno, uno de éstos fue la franja donde se ubicaba el proyecto fallido de Fidepaz (Fideicomiso de La Paz), nombre con el que conocen a la escala los habitantes del lugar.
El senador especula que Leonel Cota Montaño vendió las tierras a cambio de que Fonatur construyera una marina, cuando en La Paz ya había cuatro.
“La escala está al fondo de lo que se conoce como la ensenada de La Paz, está a un lado de donde arrojaban las aguas negras de la ciudad, es un escusado y, para entrar y salir, necesitan dragar cada 60 días. No metería mi barco. Si meto el dedo ahí, me da tétano”, dice el legislador por Baja California Sur.
Se olvidaron de los particulares
Shroyer dice que la escala náutica –con dos años en operación– tiene un tráfico mínimo de embarcaciones, ya que no cuenta con marcación del canal, lo que dificulta llegar al lugar; de la última marina a la de Singlar son aproximadamente 3 kilómetros sin marcar; la gente no puede llegar con seguridad al lugar: “Gastaron 7 millones de dólares en reparar y no pudieron gastar 50 mil dólares en marcar el canal”.
El empresario nacionalizado mexicano considera que en lugar de asociarse con las marinas ya establecidas y ayudar al sector, Fonatur construyó escalas donde ya había, y las partes donde realmente se necesitan los paraderos náuticos –en el océano Pacífico– fueron ignoradas.
“Ése debe ser el sentido del gobierno: donde no entra la iniciativa privada, entrar ellos o aportar los elementos necesarios para que los proyectos prosperen. El gobierno se recupera con los negocios genéricos que se pueden detonar a raíz de echar a andar un plan como éste: se lleva el 28 por ciento de las utilidades, además de que se crean más fuentes de empleo.”
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