En busca de “una revalorización educativa”, las autoridades estatales pactaron con los alumnos de la normar rural de Durango para que éstos “cambiaran”, dejando de lado su filiación ideológica, con la promesa de mayores apoyos e incrementos al presupuesto anual. Sin embargo, hoy la escuela que alberga a 400 becarios se encuentra en malas condiciones de infraestructura y mobiliario.
Canatlán, Durango. Una enorme y regia fachada amarilla recién pintada oculta instalaciones deterioradas, módulos de producción destruidos y dormitorios dañados en la Escuela Normal Rural José Guadalupe Aguilera. En ésta, estudian becarios provenientes de cinco estados del país; todos, de condición humilde, de padres obreros y campesinos.
Ubicada en Santa Lucía, comunidad de Canatlán, a una hora de Durango, la Normal Rural acoge en sus instalaciones a 400 estudiantes que cursan las licenciaturas en educación primaria y en secundaría con especialidad en telesecundaria; cuenta con un presupuesto anual de 8 millones de pesos, manejado en su totalidad por la Secretaría de Educación del estado.
Una gran extensión de jardines da la bienvenida a la escuela, asentada en terrenos de la exhacienda de Santa Lucía, cercenada hace una década para construir la carretera Panamericana Durango-Chihuahua. La escuela cuenta con una extensión de 650 hectáreas.
Dividida en dos, la escuela posee, de un lado, el edificio central, dormitorios, salones; del otro, montones de piedras e instalaciones abandonadas: es lo único que queda de lo que algún día fueron los módulos de producción. Junto a éstos se encuentra una alberca al aire libre, donde una decena de becarios se zambulle, para mitigar el ardiente calor, que en verano llega a superar los 45 grados centígrados.
La piscina sólo puede utilizarse en esta época, pues no sirve el sistema de calefacción. El gimnasio no tiene aparatos y la cancha de futbol está llena de piedras. El mantenimiento de estas áreas es parte de los puntos de un pliego petitorio entregado al gobierno estatal en 2008, que hasta la fecha no ha sido resuelto.
Gustavo, secretario general del Comité Estudiantil de la Normal, dice que tienen necesidades básicas que no son resueltas por las autoridades estatales, “porque implican mucho gasto y todo indica que no quieren invertir en la educación”.
Varias de las aulas se encuentran en malas condiciones, algunas sin pintar, con vidrios quebrados y ventanas rotas, igual que las butacas, donde diariamente se les imparten clases a los estudiantes –de 7:20 a 14:00 horas–. Actualmente, la escuela cuenta con 16 grupos, pero sólo hay 12 salones disponibles.
Jorge Andrade Cansino, secretario de Educación Pública del gobierno de Durango, compara el ambiente de la Normal Rural duranguense con las escuelas rurales en Estados Unidos, y asegura que la institución se encuentra en buenas condiciones, ya que su edificio central fue “reacondicionado”.
Andrade Cansino explica que las normales rurales están siendo revaloradas dentro de la enseñanza pública en México. “Se mandan señales de ‘te necesito, pero quiero que cambies y si cambias te ayudo’. Y están empezando a cambiar positivamente; desactivando sus sistemas de defensa y resistencia. Hoy tenemos escuelas dispuestas al cambio”, dice.
Sólo queda el Che
Desde la entrada de la Normal se puede observar un depósito de agua y un mural de Ernesto Che Guevara –uno de los pocos murales con tinte político e ideológico–. Las paredes de los salones tienen esbozos con imágenes que apenas se perciben, algunos trazados con lápiz que esperan ser pintados; otros, con colores deteriorados por el tiempo.
Gustavo explica que los muchachos no cuentan con los recursos para comprar los materiales y terminar las pinturas, que comenzaron hace algún tiempo en lo que intentó ser un concurso de murales.
Aguilera es un internado para hombres que vienen de Chihuahua, Zacatecas, Sinaloa, Coahuila, Tamaulipas y Durango. La Normal Rural José Guadalupe Aguilera se fundó el 19 de diciembre de 1926 como Escuela Central Agrícola. En la inauguración estuvo presente el entonces presidente de la República Plutarco Elías Calles.
El líder estudiantil explica que los egresados eran enviados a las comunidades más alejadas de Durango, para, además de impartir clases, enseñar algún oficio –mismo que aprendían en la Central– y aportar un beneficio a los habitantes del lugar.
En 1932 se convirtió en Escuela Regional Campesina. En la institución se formaban maestros rurales destinados a cubrir las necesidades educativas del campo. En 1940 se transformó en Escuela de Práctica de Agricultura, con la modalidad de peritos agrícolas. Ese mismo año, la institución tomó el nombre de José Guadalupe Aguilera.
A partir de 1959 se convierte en Escuela Normal Rural, fecha en la cual se promulgó la Ley de Enseñanza Normal.
Módulos de producción destruidos
Hasta hace cinco años, la Normal todavía contaba con módulos de producción: se criaban gallinas y conejos. En la que fuera una de las escuelas más productivas de la región, las instalaciones, algunas destruidas y otras abandonadas, siguen a la espera de que los alumnos tengan interés de impulsar proyectos productivos.
Para el aniversario 80 de la escuela, Braulio Meraz Nevárez, alumno de la Escuela Central Agrícola en la década de 1930, escribió una biografía de ésta, publicada en la revista mensual Aguilera, espacio de expresión, donde describe el trabajo que se realizaba en la institución.
Meraz Nevárez comenta que la escuela contaba con talleres de carpintería, torno y herrería; galerías para almacenar granos, un gallinero y departamentos de incubadoras, dos establos con toros y vacas de la raza hereford; chiqueros donde se criaban cerdos de la raza polan chain color prieto, con mancha en la frente y patas blancas.
El exalumno narra que se contaba con ejemplares equinos de la raza percherona; algunas yeguas de sangre inglesa, burros manaderos, todos importados de Suiza y Estados Unidos.
Además, el departamento de lechería que contaba con descremadoras, pesa leches, batidoras, moldes para hacer toda clase de quesos y otros derivados lácteos. Así como un molino que dotaba de energía eléctrica a la escuela.
También había una huerta con árboles frutales y un vivero, con plantas de ornato traídas de todas las regiones del país y del extranjero.
Dormitorios, en malas condiciones
El área de dormitorios –de cuatro por cinco metros– que tiene una litera y una cama individual, y aloja a tres alumnos, se encuentra en malas condiciones; cuartos sin pintar y basura por todos lados es el escenario que se aprecia a simple vista.
En cada módulo de dormitorios duermen aproximadamente 25 estudiantes, todos pertenecientes al mismo grupo y grado escolar. Ahí cuentan con un baño con tres regaderas. Los jóvenes se turnan para usar la ducha, así como para realizar el aseo interior de sus habitaciones.
La beca que tiene cada uno de los 400 alumnos consiste en hospedaje, comida y material didáctico. La ración diaria para alimentos cuesta 53 pesos por cada uno.
Los miembros del Comité Estudiantil afirman que la alimentación que reciben es buena. Una ración de frijoles, arroz y el guisado; agua fresca, en algunas ocasiones refresco, además de postre, que la mayoría de las veces son frituras.
Cada año se presentan alrededor de 600 jóvenes con el fin de obtener un lugar en la Normal. Más del 80 por ciento no logra ingresar. Por 88 alumnos que se gradúan cada año, se selecciona 92 nuevos estudiantes, de los cuales 67 cursarán la licenciatura en educación primaria y 25 la especialidad en telesecundaria.
Dos días para llegar
Los egresados de la Normal son enviados a las zonas rurales de Durango. Regiones serranas que dominan más del 50 por ciento de la orografía estatal, a donde se llega tras un viaje de entre 16 y 18 horas. Otros pueden caminar por días para llegar al fondo de las quebradas, donde en su mayoría viven indígenas tepehuanos, huicholes, coras y nahuas.
Entre las actividades extracurriculares con las que cuentan los alumnos, está el diplomado de tepehuano, lengua que más se habla en el estado, después del español. Además, un taller para aprender el lenguaje de señas (Durango tiene una gran población sordomuda).
Todos los becados tienen que practicar un deporte: futbol, voleibol, basquetbol, beisbol, natación o taekwondo, y participar en un taller cultural: danza folclórica, rondalla, banda de guerra o teatro.
Además cuentan con talleres de carpintería, artes plásticas y computación. La sala de cómputo cuenta aproximadamente con 100 máquinas, la mayoría “sólo sirve para teclear”, dice Gustavo.
Hace unos meses el gobierno estatal entregó 22 computadoras de modelo reciente, que son las únicas con acceso a internet.
La Normal también cuenta con lavandería, donde semanalmente los alumnos pueden dar a lavar hasta ocho prendas; un auditorio, cuyas butacas se encuentran, en su mayoría, en mal estado.
El líder estudiantil comenta que tanto los dueños de la gasolinera como de la tienda Oxxo, con el fin de obtener los permisos para instalarse dentro de terrenos de la Normal, pusieron todas las butacas que se encuentran en el auditorio, y se comprometieron a que cada vez que una de éstas se dañe, la repondrían, pacto que han incumplido.
La escuela cuenta con una biblioteca, a la que le falta mobiliario, y una enfermería. Junto a lo que eran los módulos de producción se ubica el taller mecánico, donde se les da mantenimiento a los cuatro camiones que posee, dos de ellos inutilizables para salir a las comunidades a ejercer prácticas profesionales.
Gustavo dice que dentro del pliego petitorio, que cada año se le entrega al gobierno, se ha pedido cambiar la flota de autobuses, sin que a la fecha se obtenga respuesta.
Lo que sí hicieron las autoridades estatales fue remozar la fachada del edificio principal, donde se encuentran las oficinas administrativas, y el teatro.
No más conflictos
José Reyes Fernández, director de la institución, dice que hace tres años, como una medida para reducir la matrícula en la licenciatura en Educación Primaria, se promovió el ingreso a la licenciatura en telesecundarias.
Agrega que, como parte de la revalorización de la educación normal, Aguilera es la única de las 17 normales rurales que cuenta con un posgrado en educación en campo de intervención didáctica.
El funcionario dice que la relación con las autoridades estatales es buena, pues desde hace cuatro años los alumnos no han tomado carreteras o realizado manifestaciones.
Sin embargo, reconoce que el presupuesto, manejado en su totalidad por el gobierno del estado, a través de la Secretaría de Educación, está maniatado, y toda necesidad que surja en el momento tiene que ser resuelta por los administrativos de la Normal, pues ésta no cuenta con los recursos para hacerlo.
Además, Reyes Fernández dice que la escuela necesita más personal que labore directamente en la institución. Actualmente en la nómina existen 76 trabajadores, de los cuales cinco están comisionados y laboran en las oficinas centrales de la Secretaría de Educación.
“Revalorización” de las normales rurales
Jorge Andrade Cansino considera que las normales rurales están siendo “revaloradas” dentro de la enseñanza pública, a través de la Secretaría de Educación Pública.
El titular de Educación Pública dice que se les propone a las normales rurales ampliar su currícula en las licenciaturas –crear la licenciatura en educación bachillerato–, pues la matrícula en primaria disminuye; cada año hay 2 mil estudiantes menos, y la inscripción en preparatoria va en aumento.
“En la medida en que las normales diversifiquen sus licenciaturas para atender el nuevo espectro de la demanda educativa, bachillerato y profesional, vamos a tener maestros para un mercado que está creciendo”, considera. Respecto a la Normal Guadalupe Aguilera, el funcionario dice que los alumnos tienen autonomía de mando, pero ellos saben que tienen que dar buenos resultados para seguir recibiendo apoyos estatales.
Retos en Durango
Andrade Cansino considera que los principales retos que enfrentan es ofrecer una educación de calidad y lidiar con la difícil orografía que presenta la entidad. La extensión de Durango es de 12 millones de hectáreas: 6 millones son quebradas, donde principalmente habitan comunidades indígenas.
Andrade Cansino dice que también se tienen que tomar en cuenta las cuatro lenguas nativas que se hablan en el estado: tepehuano, huichol, cora y náhuatl; además hay una gran comunidad menonita que tiene un idioma nórdico. La constitución obliga a dar la educación en su lengua nativa.
El funcionario explica que cada año reciben en promedio 4 mil 700 millones de pesos del Fondo de Aportaciones a la Educación Básica. Para cubrir los gastos de operación sólo se destinan 149 millones de pesos, el resto, 4 mil 551 millones de pesos, es para cubrir sueldos y prestaciones.
Agrega que en los gastos de operación se incluye el pago de gasolina, mantenimiento de instalaciones y mobiliario. El sector educativo nacional opera con el 3 por ciento del gasto, el resto se va en salarios.
Andrade Cansino dice que la plantilla docente, en el estado, está cubierta; pero su objetivo es contar “con banca”, para los casos donde un profesor se enferma o pide una incapacidad, tener a alguien que lo sustituya en el momento y no que educadores de otras disciplinas lo suplan.
Agrega que el gobierno está buscando contar con profesores de educación física en todas las escuelas públicas del estado. “Somos uno de los estados con más obesidad en todo el país. En las quebradas, como se tiene que caminar mucho, no hay tantas personas con sobrepeso, pero en las zonas urbanas, donde no hay que hacer ningún ejercicio, hay demasiada obesidad; hacen falta profesores de educación física”, dice.
Revista Contralínea / México
Fecha de publicación: 1 de octubre de 2008
Normal de Durango
* Nombre: Escuela Normal Rural José Guadalupe Aguilera
* Año de creación: 1926
* Total de alumnos: 400
* Egresados por año: 88
* Beca de alimentación por estudiante: 53 pesos diarios
* Presupuesto anual: 8 millones de pesos
* Actividad productiva: Ninguna
* Procedencia de los alumnos: Chihuahua, Zacatecas, Sinaloa,
* Coahuila, Tamaulipas y Durango
* Actividades culturales: danza folclórica, teatro, rondalla, banda de guerra
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