En septiembre, la administración de Peña Nieto amagó con desaparecer uno de los pilares del normalismo rural mexicano: la Escuela de Tenería, Estado de México. La movilización estudiantil contuvo el desalojo violento y arrancó al gobierno mexiquense el compromiso de respetar acuerdos firmados con antelación. La represión en ciernes, de romperse el endeble diálogo: en curso, 14 averiguaciones previas contra los estudiantes.
San José de Tenería, Estado de México. Despunta la madrugada del lunes 29 de septiembre: ocho lenguas de fuego resisten al viento, bailan, pretenden alcanzar el cielo con partículas de sí. Apostadas en las esquinas, más delante de las esquinas y en la entrada de la Escuela Normal Rural (ENR) Lázaro Cárdenas del Río, iluminan, cada una, 15 vigías en derredor.
Las guardias son apenas una fase de la lucha trazada por el Consejo Estudiantil, luego de que la administración de Enrique Peña Nieto asegurara haber firmado la Alianza por la Calidad de la Educación, rompiera acuerdos signados el 12 de marzo y el 24 de abril de 2008 con la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM) y amagara con desalojar a los normalistas del recinto educativo por vía violenta.
Tras la decisión del gobierno, que incluyó la cancelación de plazas automáticas, vendrían mesas de diálogo –en donde Rogelio Tinoco, titular de los Servicios Educativos Integrados al Estado de México (SEIEM), y Luis Miranda, subsecretario de Gobierno, se dirían incompetentes para cumplir las minutas que ellos mismos signaron–; paros en la ENR de 12 y 24 horas; la declaración de huelga estudiantil; el cese del director y del subdirector administrativo; la llegada de la fuerza pública.
Recién estrenado el día, un contingente de más de 100 normalistas sale por la puerta principal, de la que cuelga una bandera rojinegra. En el centro del pueblo, se fragmenta en grupos de alrededor de 25 personas, destinados a retener un transporte privado.
Automotores pesados e incluso traileres de uno y dos remolques –propiedad de las corporaciones Coca Cola, Pepsi, Bimbo, Lala, Barcel, Marinela, La Costeña, Jumex, Electropura, Ricolino, entre otras– son conducidos a la escuela. Aquí, son organizados junto a unos 40 autobuses de pasaje tomados en días previos.
Cinco pipas que contienen gas y diésel, dos de ellas de Zeta Gas y una de Petróleos Mexicanos, se mantienen aisladas a pesar del movimiento de los 1 mil 200 estudiantes; de éstos, más de 640 han venido de otras normales rurales a apoyar la lucha por la defensa de los derechos estudiantiles.
Al caer la tarde, negociadores de las trasnacionales se apersonan en la Escuela Normal Rural de Tenería. Pretenden pactar la liberación de los vehículos, pero el diálogo debe venir del gobierno. Aunque la tensión aumenta, ésta será la fase más radical antes de que la administración de Peña Nieto ceje en su pretensión de incumplir las minutas y desalojar a los estudiantes.
“Nosotros nos vimos forzados a esto. No lo hacemos por gusto o por diversión. Queremos aclararlo: primero buscamos el diálogo con las autoridades, pero ellos tomaron la postura de no dar solución, de decir que no tienen las facultades”, dice un vocero del Consejo Estudiantil.
Desalojo frustrado
Creada en 1927, la escuela de Tenería es considerada bastión del normalismo rural mexicano: mantiene el modelo público y gratuito establecido en el artículo 3 constitucional, en beneficio de los pobres; el sistema de internado; los ejes de educación multidisciplinaria; las becas alimentarias; la matrícula de más de 550 alumnos; el programa de plazas automáticas para todos los egresados; la cobertura nacional.
“La lucha que hemos emprendido no es por beneficios personales para el puñado de estudiantes que ahora somos, es por los 80 años que ya tenemos de historia y por todas las generaciones que vienen detrás de nosotros”, explica el vocero. Agrega que los límites de las acciones de resistencia los pondrá el gobierno, pues los futuros maestros están dispuestos a morir en la defensa de este modelo educativo.
De las 46 ENR creadas en los albores del siglo pasado, 29 –que representan el 63.04 por ciento– han sido desmanteladas, y dos más –El Mexe, Hidalgo, y Mactumatzá, Chiapas– se encuentran en vías de desaparecer. En Tenería “vemos un riesgo real por los antecedentes de otras normales rurales. Sabemos el proceso que sigue el gobierno para desaparecer una normal rural: se le corta el acceso a plazas, se le quita el internado, se le reduce la matrícula”, dice el vocero, quien rechaza identificarse.
Quince días atrás, el domingo 14 de septiembre, un helicóptero de la Dirección de Seguridad Pública del Estado de México sobrevoló la escuela en tres ocasiones y a menos de 30 metros de altura. El primero ocurrió a las 16:40 horas y tuvo una duración de siete minutos; el segundo, a las 17:05 por 10 minutos; el tercero, por siete minutos, a las 18:26 horas. El objetivo: registrar, en fotografías y video, la organización de los normalistas.
Dos horas después del primer sobrevuelo, unos 400 granaderos se acercaron a menos de 100 metros de la entrada principal. El gobierno estatal los habría instruido a desalojar el recinto educativo, aunque no mostraron orden judicial alguna que amparara el posible allanamiento.
Habitantes de cinco pueblos de origen campesino –Tenería, Cruz Vidriada, San Simonito, San Simón el Alto, Tecomatlán– y dos colonias de Tenancingo –El Salitre, Zapata– se desplazaron al kilómetro 4.5 de la carretera Tenancingo-Malinalco, donde se ubican las instalaciones de la Normal. A las 19:03 horas, las barricadas humanas lograron replegar al cuerpo represivo.
A partir de entonces se inicia una campaña mediática de desprestigio contra los normalistas. “Se nos tacha de guerrilleros y de agitadores. Para nosotros, son declaraciones absurdas encaminadas al cierre de las normales rurales. Se quieren agarrar de cualquier cosa para lograr el desprestigio, romper el vínculo que tenemos con la sociedad y justificar el cierre de la escuela”.
Dos modelos educativos
A lo largo del día y durante el ocaso de este lunes 29 de septiembre, cuadrillas de estudiantes dan resguardo a los diversos productos que transportaban los camiones y traileres. En este mismo lapso, cinco empresas han interpuesto denuncias ante la Procuraduría General de Justicia del Estado de México por el supuesto delito de robo.
Éstas –aunadas a otras cuatro denuncias promovidas por las empresas de transporte público– han derivado en 14 averiguaciones previas contra los estudiantes, quienes el miércoles 1 de octubre repartirán a los paupérrimos pueblos colindantes los que originalmente serían víveres de la resistencia.
Ya entrada la noche, algunos normalistas destinan sus esfuerzos a los clubes culturales y artísticos. En los salones –que aún no han sido convertidos en alojamiento provisional para los estudiantes externos– se ensaya payasística, danza folclórica y contemporánea, así como música huasteca, andina y de rondalla. Por la huelga, otros clubes, sobre todo los deportivos, han sido cancelados provisionalmente.
Además de las actividades culturales, alrededor de 45 de las 48 hectáreas que posee la Normal se dedican a módulos de producción agrícola –siembra de maíz y flores, principalmente– y de crianza de animales, entre éstos, conejos, cerdos, caballos, ovejas.
“El trabajo del maestro no se limita a las cuatro paredes de un aula: el maestro debe ser un poco músico, un poco bailarín, un poco payaso. Para relacionarse con los padres de familia, debe conocer los cultivos. Ésa es la preparación integral que nos da la Normal Rural y eso es lo que un examen de oposición no puede evaluar”, señala el vocero del Consejo Estudiantil.
A mediados de mayo pasado, los 128 egresados de la ENR de Tenería iniciaron el proceso de filiación para la entrega de plazas. Antes de concluirlo, las autoridades gubernamentales aseguraron a los normalistas que la administración de Peña Nieto había firmado la Alianza por la Calidad de la Educación y que las plazas serían concursadas a través del examen de oposición.
De acuerdo con la página en internet del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), que dirige Elba Esther Gordillo, el Estado de México no se encuentra entre las 12 entidades federativas que han pactado dicha Alianza.
Para los estudiantes de la Normal Lázaro Cárdenas del Río, lo que está en juego son dos modelos educativos: el público y gratuito que promovió la Revolución Mexicana y el privado que impulsan los gobiernos neoliberales, en complicidad con el SNTE.
“La postura de la Alianza y la postura de la Normal Rural de Tenería chocan. Nosotros en pugna por una educación pública y ellos en busca de privatizarla. Con esas dos posturas tan diferentes, el choque era inminente.”
Educación popular
Los 554 varones que estudian en esta Normal son de origen humilde, principalmente hijos de campesinos y algunos más, de obreros y pequeños comerciantes. Venidos no sólo del Estado de México, sino de todo el país. Para ellos no hay más oportunidad de estudios que ésta.
El ingreso a la ENR Lázaro Cárdenas del Río tiene como requisitos presentar un examen de conocimientos y una entrevista socioeconómica. Para asegurarse que sólo los más pobres ingresarán a esta institución, personal administrativo realiza una visita domiciliaria y documenta las condiciones de miseria del futuro alumno.
Una vez aceptado, el joven de entre 18 y 24 años recibe alojamiento permanente y una beca alimentaria, que equivale a 78 pesos diarios. “Antes de nosotros existieron otras generaciones que trabajaron para que nosotros podamos estar aquí. Eso nos genera una gran responsabilidad, un gran compromiso para hacer lo mismo (preservar la Normal) a favor de otras generaciones”.
El pacto
Durante la madrugada del 30 de septiembre, el Comité Estudiantil delibera el rumbo de las acciones de resistencia. En la mesa, ya hay una propuesta del gobierno de Peña Nieto.
La mañana transcurre con algunos preparativos que indican acciones: los estudiantes montan bocinas en la camioneta blanca, propiedad de los SEIEM, y algunos autobuses encienden los motores de manera intermitente, mientras grupos de alumnos son llamados a la explanada. Nada pasa.
Como un zumbido en el aire, crece el rumor de la movilización. A las tres de la tarde, los normalistas asisten al comedor. Afuera, quienes se encuentran en las barricadas de la guardia reciben alimentación de los vecinos.
A las 16 horas, los alumnos son conminados por el Comité Estudiantil a abordar los autobuses. Una hora después, un contingente de 30 camiones de pasaje abandona la Normal, tiene por destino la Casa de Cultura de Tenería. En el interior de ésta, el Comité Estudiantil negocia con los representantes del gobierno.
El debate se alarga hasta la madrugada del 1 de octubre. Los estudiantes no dan marcha atrás en sus demandas. Consiguen que el gobierno ratifique los acuerdos que de por sí se tenían y, además, se comprometa a no ejercer acción penal en contra de ningún alumno.
Entre lo ratificado, destaca: respeto a la organización estudiantil, a la institución, al internado, a la matrícula y a la entrega de plazas automáticas en varios paquetes para los egresados y las generaciones venideras; reconocimiento a la representación de la sociedad de alumnos Aquiles Serdán y a la capacidad de gestión de los organismos nacionales de la FECSM; respeto a la integridad de la Normal Rural, evitando el hostigamiento por parte de cualquier autoridad del gobierno del Estado de México y a las formas de manifestación que los estudiantes elijan.
Aunque los normalistas desisten de la huelga y las consecuentes acciones, no están tranquilos. Conocen la historia de las normales rurales y la pretensión que tiene el Estado de aniquilarlas; saben la cercanía entre Elba Esther Gordillo y Peña Nieto, además de conocer las aspiraciones presidenciales del gobernador.
“Mientras la pobreza exista, las normales rurales tendrán razón de ser”, dicta una manta extendida en el piso de un salón. En el aula contigua, reposa silente aquella fase de la resistencia que demostraría el ímpetu y el compromiso de los normalistas rurales socialistas con el México pobre, al que, como maestros, servirán.
Para la elaboración de este trabajo se solicitó entrevista con la Secretaría de Educación Pública del Estado de México, misma que se dijo incompetente, por lo que recomendó hablar con el titular de los SEIEM. Contralínea buscó conocer la postura de Rogelio Tinoco. Hasta el cierre de esta edición, no hubo respuesta.
Revista Contralínea / México
Fecha de publicación: 15 de Octubre de 2008
Grupos musicales
• Trío Corazón Huasteco
• Illajta (música andina)
• Rondalla de Tenería, Ilusión Romántica
• Jaramaos (música versátil)
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Escuela Normal Rural de Tenería
Nombre: Escuela Normal Rural Lázaro Cárdenas del Río
Año de creación: 1927
Ubicación: kilómetro 4.5 de la carretera Tenancingo-Malinalco, en la exhacienda La Tenería
Licenciatura: en educación primaria
Matrícula: 554 estudiantes
Egresados por año: más de 120
Docentes: 25
Personal de apoyo y asistencia a la educación: 90
Cuotas cubiertas por alumno: ninguna
Beca de alimentación por estudiante: 78 pesos diarios
Actividades productivas: siembra y cría de animales
Procedencia de los alumnos: nacional
Clubes: artísticos, culturales y deportivos
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Maestros cesados
A inicios de septiembre, Lázaro Montes y Carlos Bazaldúa fueron cesados de sus cargos como director y subdirector administrativo de la Escuela Normal Rural Lázaro Cárdenas del Río, respectivamente.
De manera formal se les acusó de desvío de recursos financieros, materiales y humanos; de no haber iniciado el semestre en tiempo y forma el 8 de agosto pasado; de desobediencia a la autoridad. Extraoficialmente, las autoridades de los Servicios Educativos Integrados al Estado de México les dijeron que es “por no gobernar a los estudiantes”.
En entrevista, ambos académicos rechazan las acusaciones, aseguran contar con documentos que amparan su actuar, además de haber obtenido un amparo federal contra la medida. Consultada por separado, Ana Lilia López Zamora, representante sindical de los trabajadores de la Normal, dice que la defensa de los profesores demostrará con papeles que las acusaciones son una farsa.
Respecto de la supuesta ingobernabilidad estudiantil, Lázaro Montes señala que “es muy fácil emitir un juicio cuando se está de fuera. Habría que estar al interior y verificar la cotidianidad para ver si los estudiantes respondían o no a la autoridad”.
Agrega que “la parte que nos correspondía, que es la académica, no tiene objeción. El hecho de que los estudiantes se ingobiernen, si ése fuera el término correcto, es un asunto que escapa a nuestra competencia, porque las actividades que ellos hacen fuera de la institución no las podemos vetar. Al interior, teníamos autoridad sobre ellos”.
Para Carlos Bazaldúa, las acciones de resistencia de los estudiantes se deben al rompimiento de los pactos firmados entre el gobierno del Estado de México y el Comité Estudiantil, en los que ni él ni Lázaro Montes participaron.
Respecto de la amenaza de cierre que pesa sobre las normales rurales, Bazaldúa dice que quienes promueven esto deberían asomarse a las comunidades pobres de México. “Hay gente que si no tiene acceso a este tipo de educación difícilmente va a tener acceso a otro tipo de educación, ya sea universitaria o tecnológica. La escuela normal rural en el país es una tablita de salvación para toda aquella gente que no tiene otra opción”.
Acerca de la escasez de plazas, advierte: “Bastaría darle una mirada a las zonas rurales de este estado para que se den cuenta que donde no existe un maestro de carrera, se improvisa, y lo digo con todo respeto, un maestro Conafe. En ese sentido, la normal hoy más que nunca está vigente. Si en realidad lo que se quiere es cerrar la brecha entre la riqueza y la pobreza, necesitamos educar al pueblo, pero ahí donde hace falta”. (NF)
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Las comunidades, en defensa de la Normal
Delegados de los pueblos de Tenería, San Simonito y Tecomatlán, que participaron en la defensa de la Normal Rural Lázaro Cárdenas del Río el pasado 14 de septiembre, aseguran que la lucha de los estudiantes es justa y que, de ser necesario, se movilizarán en el futuro por el resguardo de esta escuela.
De vocación campesina, los pueblos lucen viviendas humildes y calles sin pavimentación. “La embestida que iban a sufrir los estudiantes no es culpa de ellos ni de las comunidades vecinas, a la mejor ni del mismo cuerpo de seguridad. Esto es a consecuencia de algunos acuerdos que se han tomado a nivel nacional sin consultar a los maestros y a los alumnos”, señala Arturo Vera.
El campesino y delegado suplente del pueblo de Tenería dice que “la dichosa Alianza por la Calidad de la Educación trae contenidos que perjudican al normalismo y al magisterio” y que quienes tienen la culpa son el presidente Felipe Calderón, la líder sindical Elba Esther Gordillo y la secretaria de Educación Pública, Josefina Vázquez Mota. Agrega que los acuerdos no se pueden tomar de manera unilateral. (NF)
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