Si concebimos que el pueblo es el hacedor de la historia y de los cambios, es necesario afirmar esa concepción en la práctica política.
En todo proceso nuevo es comprensible que se presenten dificultades, que existan errores, que no todo salga como lo previsto, que surjan inconformidades, que algunos protagonistas no hayan alcanzado a tener una comprensión cabal del proceso que se realizaba. Todo esto es comprensible.
Teniendo en cuenta estos elementos, lo que en realidad sucedió en las elecciones primarias del movimiento PAIS es un descalabro, lleno de incompetencias de sus dirigentes, con graves irregularidades; calificado por sus mismos militantes y precandidatos como un “fraude”, donde se presentaron las viejas mañoserías de la derecha y del populismo, donde los intereses de determinados grupos y personajes del Movimiento hicieron valer su poder y su ansia de poder.
“Qué tan lejos” fue el titulo de la película de la destacada cineasta y ex asambleísta de PAIS, Tania Hermida. Ese mismo título sirve para decir que estas primarias se quedaron lejos de la participación democrática que se ofreció, del respeto a la decisión de las bases; de sus militantes y simpatizantes, de largo y lejos se quedaron doña Manuela Gallegos y la cúpula de PAIS en la capacidad de organización del proceso electoral, pues aparte de las irregularidades denunciadas, en algunas provincias las elecciones no se realizaron, pese al millón de dólares que se gastaron y a todo el aparato gubernamental a su servicio.
Estas fallidas primarias terminan con un Movimiento fracturado, con la frustración y descontento de muchos de sus militantes, con desafiliaciones de gente cercana a los círculos del mismo presidente Correa, con graves denuncias de manipulación del grupo de los hermanos Patiño (Ricardo y Raúl), en Guayaquil, de acusaciones de fraude por parte de Galo Chiriboga en Quito.
En el mismo sentido se refirió la asambleísta Aminta Buenaño, candidata a la prefectura del Guayas, quien fue superada en votación por la hermana del Presidente, Pierina Correa. Para esta dignidad hubo tres pre candidatos, sin embargo, para el plato fuerte que era enfrentar a derechista alcalde Nebot, no hubo candidatos, por lo que el Presidente Correa prácticamente tuvo que imponerle esa candidatura a la ex ministra María de los Ángeles Duarte, quien ha mantenido un perfil bajo y salió cuestionada del Ministerio de la Vivienda por fallas en las casas de los programas de vivienda, con lo cual el camino para la alcaldía queda casi allanado para Nebot.
Pero como para completar este cuadro y con el afán de detener más denuncias, los dirigentes de ese Movimiento, como la señora Gallegos, Ricardo Patiño y el mismo presidente Correa, salieron al paso amenazando con sanciones y expulsiones de todos aquellos que hayan protagonizado incidentes y que cuestionen este proceso.
Al final, no se atendieron los pedidos de repetir las elecciones donde hubo problemas y se negaron a realizarlas donde no se hicieron, esto conduce a que las decisiones definitivas sobre la selección de las candidaturas quedarán en manos del Buró Político de PAIS y más concretamente en el presidente Correa. Cabe preguntarse ¿dónde quedó eso de dejar atrás las designaciones a dedo” tan criticadas a la vieja partidocracia?
Las primarias de PAIS no dejaron nada nuevo, la expectativa creada se frustró y más bien se hicieron evidentes nuevos actores con las viejas prácticas políticas de la partidocracia.
Es importante reconocer que todas aquellas personas que acudieron a votar están dispuestas a participar en la vida política de las organizaciones y del país, en el escogitamiento de los mejores hombres y mujeres que los representen, son gente honesta que cree en los procesos democráticos y de cambio, y que esta vez sufrió una desilusión.
Los problemas surgidos en este proceso le han dado a la derecha y a sus medios de comunicación insumos para atacar no solo a PAIS, sino a las fuerzas de la tendencia. Por ello, debe imponerse el compromiso para que la participación popular sea un hecho real y no un solo recurso caprichosamente usado. Si concebimos que el pueblo es el hacedor de la historia y de los cambios, es necesario afirmar esa concepción en la práctica política.
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