(Por Martín Rey).- Claudia Puyó es una de las cantantes más respetadas del rock nacional. En exclusiva para Alfa nos habla de su último trabajo, "El Ángel". Un largo proceso que incluye varios temas dedicados a sus entrañables amigos fallecidos.
Además, nos cuenta por qué creó su propia productora independiente, y el rol que cumple en un país donde los grandes sellos no se ocupan de muchas de las figuras más importantes de la música. Además, adelanta proyectos discográficos de la mano de su sello independiente "Kadorna Records".
Junto a ella, recorremos su historia dentro del rock nacional. Los comienzos de "Ana Gris", su primera banda, y las figuras a las que les prestó su música y su voz. Un viaje imperdible, que comienza con un exorcismo y deja mucho para pensar.
– ¿Cómo fue el proceso de creación de “El Angel”, tu último disco?
– Es una especie de exorcismo al “Ángel de la Muerte”. De hecho hay una canción que se llama así que se la hice a Juan, mi novio, a quien lo acusaron de asesinar a su propia madre. Ella se había suicidado, victima de una profunda depresión.
Hay canciones dedicadas a mucha gente que perdí; a mi amigo, mi hermano Pedro que murió de cáncer de pulmón; el tema se llama "Pedro y Yo"; “Jardín de Piquillín” se lo dediqué a “China” López, una amiga de Capilla del Monte, que ya no está, y hay una canción del Carpo; "La Libertad", un tema de Pappo.
Como te decía, es como una especie de exorcismo de tanta gente que perdí, y de canciones que tienen que ver con eso, con el amor, con el desamor. Es un disco más tranquilo, no tan roquero, bastante ecléctico, como mi disco anterior. De pronto canto un tema de Violeta Parra con el cajón peruano, ("Maldigo Del Alto Cielo"). Pero también, hay un tema de Bob Dylan. En fin, ¡hay cosas raras, qué sé yo! Hay muchos temas míos, pero también hay otras cosas. Hay una versión de Lenine que es un músico brasilero que me encanta, el tema está en portugués. Me animé a poner temas en otro idioma, algo que sólo hice en "Cuando Te Vi Partir", que hay un tema en inglés.
En realidad "El Ángel" pude masterizarlo después de un tiempo. Hasta ahora ese trabajo lo hacía en otros países, pero como no me daba el presupuesto, mastericé con un maravilloso tipo que se llama Pablo López Ruíz, hijo de un contrabajista famoso que fue director de orquesta de bandas de Sandro. Es un muy buen técnico de mastering. Tuve suerte de conocerlo, y llevar a cabo el trabajo en el estudio 3.3:2.
Después el proceso de creación continúa. A mi me gustan las ediciones trabajadas, con las letras, con las fotos; que cada cosa signifique algo...
– ¿Que tenga su alma...?
– ¡Claro! Todo lleva un largo tiempo. En realidad no es que grabo todo el tiempo y luego lo borro, no; quedan versiones que me parecen interesantes, hasta con errores, pero con pasión, trato de lograr la sensación del "vivo", que uno no logra en los discos; la sensación del espíritu de cuando uno está tocando en un escenario.
– ¿Qué sentís cuando el disco está terminado?
– ¡Ah! ¡Ya no quiero saber más nada! (risas). ¡No quiero saber más nada! Lo que pasa que es que cuando grabás, mezclas, masterizás y haces la gráfica del disco. Llega un momento en el que ¡no lo querés verlo más! Decís ¡Basta!
– ¿Es como cuando uno cocina?
– Claro; llega un momento que decís ¡Bueno, basta… Ahora que se lo coma otro!, exactamente, es como cocinar.
– ¿Lo sentís como si fuera un recién nacido?
– ¡Claro, es un niño, acaba de nacer!¡A mí ya me tiene podrida, porque es lo que te dije antes, lo ensayo siempre, tanto, que cuando me dicen "¿podemos escuchar el disco?" digo que ¡NO!(risas). Andá a tu casa y escuchalo, dejame de joder. Basta, por un rato. Encima tengo que ensayarlo para las presentaciones en vivo, es decir, estoy todo el tiempo con el disco.
– Hay artistas que dicen: "yo grabo o escribo para un oyente o para un lector". ¿Seguís esa línea de pensamiento?
– ¡No, yo no… No se me ocurriría nunca hacer eso. Me manifiesto "yo". Se manifiestan las cosas que me pasan, el entorno de lo que me rodea, mis amigos que mueren; la tristeza de un amigo. En Capilla Del Monte, mi amigo que perdió a su mujer volando en ala-delta, y yo viéndolo volar en parapente en "Las Gemelas". Y un árbol de piquillín que comen los pájaros en Capilla. Me manifiesto, caminando con mi amigo Pedro antes de que muriera de cáncer de pulmón. Por algo el Ángel de la Muerte fuma en la fotografía interior del CD. Todo tiene significado, todo cobra un sentido.
Y también me expreso a través de otra gente. Como en el caso de "La Chiringa Bloque Sur", una banda de Florencio Varela, que no tiene muchos recursos económicos. Los dirige Melina Palacios una amiga encantadora. Ella grabó el "Candombe del Te Quiero", no hay más instrumentos que los tambores, y mi voz.
Una chica precoz
– ¿Cómo fue el proceso de creación de “Ana Gris”, tu primera banda?
– ¡Uy, era muy chica! En realidad tengo un amigo, Aníbal Forcada, que me acercaba música. Eso comenzó a generarme inquietud. Uno quiere sacar cosas. Me acuerdo cuando empecé a tocar. Yo toco la guitarra al revés. Empezamos a sacar música de “Pescado Rabioso”, cosas que nos gustaban. Y empezábamos a crear canciones propias. ¡Está bueno! Dijimos. La verdad que el ingreso hacia la música y tocar arriba de un escenario fue una suerte de salvación.
– Tu carrera te acercó mucho a grandes músicos, pero dicen que te llevás muy bien con Luis Alberto Spinetta.
– Bueno, Spinetta es uno de mis músicos predilectos, pero en realidad hubo y hay muy buenos profesionales en nuestro país. Atahualpa Yupanqui fue un grande, también me gusta el Cuchi Leguisamon.
La música es gigante y hay un montón de gente que tiene música en su corazón; eso es lo que siento cuando los escucho. No sé si me conmueven tanto los músicos virtuosos, sino los que tienen algo que decir. El virtuosismo no es lo que más me rompe la cabeza, lo que me gusta y me gustó siempre, fue el espíritu de la gente trasmitiendo lo que tiene que decir.
– Con tu tercer disco, “La Razón y La Tempestad”, nació tu productora. ¿Cómo te decidiste por llevar a cabo un trabajo independiente con los riesgos que esto implica?
– Hice un sello que se llama ¡“Kadorna”! Porque, como últimamente, ¡Ni Kadorna te paga un disco! Todo es muy difícil, por eso estamos obligados a grabar discos por medio de Kadorna. Hace poquito presentamos el trabajo de mi armoniquista, “Pilo” ("La Banda del Gato.Vol. I"), y ahora, vamos a sacar el disco del pianista que toca conmigo. Todos trabajos de “Kadorna”. En realidad es un nombre de fantasía, no existe ningún sello con ese nombre; es un invento para sacar un disco. ¡Y que grabe Kadorna y que te lo pague Kadorna! (Risas).
– Hace algún tiempo dijiste que no sabías si alguien había comprado un disco tuyo alguna vez. ¿Tiene que ver con esto?
– En parte si. Ahora lo sé, porque desde que soy independiente y vendo los discos en mis show’s, sé si vendo o no. Eso es lo bueno de estar sólo. Todo tiene sus ventajas y desventajas. Ahora sí sé cuándo se vende y cuándo no, porque todo depende de mi.
– ¿Entonces, la relación con las grandes discográficas no es muy buena?
– No, no sé. Es que a nadie le interesa una vieja que canta rock and roll. (risas)
– ¿A qué edad empezaste a tocar?
– Tenía 15 años.
– ¿Cómo ves a esa Claudia de 15 años?
– Yo soy la misma persona que siempre fui. Han cambiado cosas… he padecido cosas, he visto mucho con estos ojos; cosas lindas y feas que puedo cantar ahora... Algunas son muy tristes, otras no tanto, pero yo soy la misma persona que siempre fui y que, creo que siempre seré.
Nota publicada por el portal www.buenosairessos.com
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