Si la crisis financiera no es ya crisis social, como lo advirtió el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, José Narro Robles, falta muy poco. Son ya muchos los síntomas que patentizan tal aserto, comenzando por la tremenda inseguridad pública y las altas tasas de desempleo y subempleo que hay en el país, sumados estos problemas a la inocultable descomposición que se vive en las zonas rurales, situación que se agravará aún más el próximo año, cuando sean más evidentes los efectos de la recesión económica por los recortes presupuestales este año.
La realidad nos muestra que estamos ya ante situaciones concretas que patentizan una profunda división entre los mexicanos, y que hay diferencias de valores de conformidad con la incapacidad gubernamental para impulsar políticas públicas que promuevan la unidad nacional. Nos enfrentamos a hechos inéditos que hablan de la urgencia de revertir las causas de la crisis social que se avecina o que ya está entre nosotros.
Sin embargo, Calderón y su gabinete no parecen darse cuenta de esta situación, pues en vez de actuar de acuerdo con lo que dicta el sentido común para modificar un estado de cosas muy negativo, no se hace nada o se actúa de manera que los problemas se habrán de complicar, como así habrá de suceder si los recortes presupuestales llegan a sectores que influyen en el desarrollo social, como el educativo, el de la salud pública y el desarrollo rural. Pareciera que los gobiernos neoliberales están en competencia para ver cuál actúa con más fiereza contra los intereses nacionales.
Bien lo advirtió el rector: ya no es con recortes presupuestales como se podrán enfrentar las calamidades económicas ocasionadas por la tecnocracia desnacionalizada. Esto lo saben muy bien desde Calderón hasta Carstens y los demás miembros del gabinete económico, sólo que su papel no es actuar a favor de México sino de una elite que no está comprometida con el país. Por eso puede afirmarse que no cambiarán el modelo seguido desde hace casi tres décadas, a pesar de que se agudice la crisis social como es previsible que suceda en el mediano plazo.
Lo que quiere Calderón es negociar con el Congreso apoyos a su estrategia antidemocrática, como se evidenció al invitar a los líderes de los partidos Revolucionario Institucional (PRI), Verde, Alianza Social y el suyo, su empleado César Nava. En la actual coyuntura se antoja muy difícil que logre lo que busca, pues nada ganaría Beatriz Paredes al apoyar al jefe del Partido Acción Nacional. En cuanto a los otros dos, sabido es que siempre estarán al lado del ganador, que lo es ya el PRI, situación que facilitó la traición de los Chuchos al dejarse llevar por sus ambiciones personales y perder de vista las oportunidades que les brindaba el mediano plazo, de haber llegado el Partido de la Revolución Democrática unido el pasado 5 de julio.
De ahí que las cosas para Calderón –y desgraciadamente para el país– vayan de mal en peor, porque la crisis social arrancó hace ya buen tiempo, aun cuando sus consecuencias de fondo apenas comiencen a manifestarse. Por eso no le importaría seguir con sus tácticas equivocadas, como lo son sin duda los recortes presupuestales y cobrar nuevos impuestos a los causantes cautivos, al fin que su compromiso real es con la oligarquía, a la cual no le importa que la sociedad se hunda en una crisis social irreparable, como lo demuestra su terquedad en que no haya modificaciones al modelo económico, sino incluso profundizarlo aún más, como sería el caso con las reformas laboral, energética y fiscal que tanto ha exigido.
De por sí, los recortes al presupuesto de 2009 tendrán un efecto devastador al incumplirse las medidas anticrisis anunciadas al comenzar el año, y no satisfechos con esto van por más. De ahí la justificada preocupación de Narro Robles, pues la irresponsabilidad de Calderón no tiene límites, como lo prueban sus hechos. ¿Acaso no es muy preocupante que a Eduardo Medina Mora, el procurador general, le parezca que hace 15 años era más grave la violencia en México? Esto demuestra lo alejado que están de la realidad los miembros del gobierno que encabeza Calderón. Si de veras el objetivo de éste es devolver la tranquilidad a los mexicanos, como señaló el titular de la Procuraduría General de la República, lo que tendría que hacer, por principio de cuentas, sería frenar las causas de la creciente pobreza de los mexicanos, fenómeno que repercute en todos los demás factores que conducen a una crisis social irreversible.
FUENTE: Contralínea 146
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