Los animales de esta zona constituyen parte integrante del ecosistema, pues participan en el reciclaje de la materia orgánica, son polinizadores de algunas especies de árboles y sirven de alimento para aves, mamíferos y peces.
Desde el año 2001, la Universidad Central del Ecuador viene impulsando los trabajos de investigación científica en el bosque primario y protector del Oglán, que tiene una extensión de 3.344 hectáreas, ubicado en el cantón Arajuno de la provincia de Pastaza, y que constituye el patrimonio de la comunidad kichwa Pablo López del sector territorial del Oglán Alto.
Estos proyectos de investigación, ejecutados por la Estación Científica Amazónica Juri Juri Kawsay, cuentan con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y de la Universidad de Alicante y tienen las siguientes finalidades: l.- Conseguir un área protegida dentro del bosque de Oglán Alto; 2.- Conseguir en comodato por treinta años, una extensión de cien hectáreas de bosque, para realizar actividades de investigación; 3.- Desarrollar proyectos de investigación en la zona protegida; 4.- Conseguir la interrelación del conocimiento académico y el saber local; 5.- Utilización de estos conocimientos para que los estudiantes puedan aplicarlos en sus tesis de grado; 6.- Capacitación de los estudiantes tanto nacionales como extranjeros; 7.- Apoyo a los proyectos de desarrollo comunitario; 8.- Cooperación interuniversitaria con Alicante, Sevilla, Granada, Lieja, Federal Do Amazonas, y la Agencia Española de Cooperación Internacional; 9.- Participación de estudiantes y profesores de varias facultades de la Universidad Central; 10.- Desarrollo de un vivero forestal; 11.- Actividades de difusión y publicaciones.
El estudio se realizó en el Bosque Ripario y Chacra, dentro del Bosque Protector Oglan Alto, Cantón Arajuno, Provincia de Pastaza. El bosque Ripario está localizado a lo largo de las orillas del río Oglán y sus tributarios y está a una altura de 560 a 600 metros sobre el nivel del mar y tiene árboles y arbustos que unen sus copas sobre el río. Sus chacras son pequeñas terrazas colubiales, situadas entre los 560 y 600 metros sobre el nivel del mar; en este lugar los Kichwas de la Comunidad Pablo López del Oglán Alto (CEPLOA) cultivan principalmente yuca, plátano, papa china, ají y achiote. En este bosque existen especies fitófagas (chinches hediondos), que se alimentan de plantas cultivadas y que constituyen una verdadera plaga destructora, pero así mismo hay las chinches asesinas, que es un grupo diverso de hábiles predadores con una gran importancia agrícola al ser potenciales organismos para el control biológico y biomédico por ser vectores de enfermedades tropicales.
Según la doctora Miriam Quintero, funcionaria de la Estación Científica Amazónica Juri Juri Kawsay, quien nos atendió gentilmente y nos ha proporcionado todos estos datos, el Bosque Protector Oglán presenta dos formaciones vegetales: bosque siempreverde de tierras bajas y bosque siempreverde piemontano, lo que permite tener una gran diversidad en hábitat y micro hábitat que albergan un gran número de especies animales, muchas de las cuales pueden ser nuevas para la ciencia. Estos organismos constituyen parte integrante del ecosistema forestal, pues participan en el reciclaje de la materia orgánica, son polinizadores de algunas especies de árboles y sirven de alimento para aves, mamíferos y peces.
En cuanto a los saberes ancestrales y a la actividad farmacológica preclínica de plantas usadas del sector, mediante un marco explicativo basado en el paradigma contextual ecológico, se describe el saber ancestral contenido en las prácticas de salud en tres comunidades indígenas. La aplicación de técnicas de observación participativas permite describir el saber ancestral contenido en las prácticas de salud en las comunidades estudiadas. La observación de las prácticas rituales del “Yachak” y otros agentes de salud comunitarios, permite sistematizar el uso terapéutico y ritual de 32 plantas con lo que se expresa su conocimiento práctico sobre los sistemas ecológicos de la selva; esto evidencia que ese conocimiento es parte inseparable de la cosmovisión de la cultura “kichwa” amazónica, la misma que reafirma y sustenta la relación de unidad del ser humano con la selva, bajo el supuesto de que todo está conectado por un principio espiritual, energético: el “Samay”.
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