En la congeladora de la Cámara de Diputados y de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal están dos iniciativas de ley que buscan la protección de animales sujetos a uso, propiedad y control. Sin que se avance de manera legislativa, la indiferencia, la falta de voluntad política y los intereses creados permiten que animales sean tratados de forma cruel
Frente al maltrato ejercido contra animales en circos, corridas de toros y laboratorios, las iniciativas de Ley General de Bienestar Animal, presentada en 2007 en la Cámara de Diputados, y de Ley que Prohíbe el Uso de Animales de Cualquier Especie en Espectáculos Circenses en el Distrito Federal, presentada en 2008 en la Asamblea Legislativa, están detenidas. La primera, por indiferencia, según organizaciones civiles, y la segunda, por la intervención de empresarios cirqueros.
Las propuestas buscan que se garantice la protección y la seguridad de los animales sujetos a uso, propiedad y control, y vetan la utilización de especies en los circos. El objetivo, que los animales dejen de estar expuestos a la crueldad en nombre de la diversión, la tradición y la aportación a la salud y el beneficio humano.
Ambientalistas señalan que en contraste con otros países, México está muy por detrás en medidas que garanticen la salvaguarda de otras especies. Sugieren que ni siquiera se debería contemplar el uso de animales. Describen que las autoridades actúan de manera “negligente” y tienen serios problemas éticos. Simplemente, dicen, el gobierno de Felipe Calderón no tiene interés.
Vejación para animales de circos
El circo cerró sus puertas en Xochimilco. Todos se fueron: malabaristas, payasos, equilibristas, magos, domadores. Los felinos se quedaron en jaulas pequeñas, tigres y leones que estaban en los huesos; apenas se mantenían en pie.
La Asociación Mexicana por los Derechos de los Animales (Amedea), la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), Protección Civil y el Zoológico de Zacango los rescataron. Fueron afortunados; no así Indra, una elefanta de 45 años y cuatro toneladas.
El 23 de septiembre de 2008 se escapó del Circo Unión. La habían amarrado a la llanta de un tráiler en un centro de encierro temporal. Corrió hacia la autopista México-Tulancingo. Su cuidador no la alcanzó. Ella se quedó quieta en medio de la noche hasta que un autobús la embistió. Fue un accidente. El conductor falleció y también Indra; su cuerpo se quedó en medio de la carretera.
Un día después, la Profepa le aseguró al Circo Unión dos elefantes asiáticos y 10 tigres siberianos, porque “las condiciones de seguridad para su manejo no eran las adecuadas”. También de manera temporal clausuró el centro de encierro donde otros animales estaban confiscados.
Los elefantes recuerdan quién y cómo les causan dolor, lo que suscita por un lado que sean obedientes por miedo y, por otro, que se rebelen contra su entrenador. Leonora Esquivel Frías, presidenta de AnimaNaturalis, AC, expresa: “Es obvio que estén hartos del cautiverio y si ven la oportunidad de escapar, lo intentarán. ¿Por qué un elefante tiene que acabar atropellado en una carretera cuando para un paquidermo lo natural es morir en su hábitat?”
En 2008 los circos cumplieron 200 años de haber llegado a México; no obstante, detrás del espectáculo hay horas de confinamiento, maltrato y entrenamiento violento: les pinchan la piel, los encadenan, les queman las patas, les arrancan garras y colmillos y los adiestran bajo el método de premio o castigo, denuncian organizaciones civiles.
Para la activista, basta ver a los animales antes de la función para comprobar que están heridos. Reflexiona que el mensaje que deja en los niños que asisten es que tienen el poder de dominar y someter a otras especies.
El 13 de enero de 2009, 363 protectores independientes y ciudadanos, 40 personalidades y 44 asociaciones nacionales e internacionales de protección animal nacionales publicaron el desplegado Circos sí, pero sin animales en el diario La Jornada.
La carta abierta exhortó a los diputados de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal para que se aprobara a la brevedad la iniciativa de Ley que Prohíbe el Uso de Animales de Cualquier Especie en Espectáculos Circenses en el Distrito Federal, presentada el 11 de noviembre de 2008 por la diputada Rebeca Parada Ortega en la Asamblea Legislativa.
Apuntó como razón para impedir animales en actos circenses la crueldad en el adiestramiento, pues se recurre a métodos como palizas, golpes, descargas eléctricas, latigazos y pinchazos: “Los animales obedecen por miedo a ser lastimados”.
Viven encerrados o en jaulas, remolques o cercados. Casi siempre encadenados y alejados de su familia. Por el estrés y el encierro desarrollan enfermedades mentales (moverse obsesivamente de lado a lado, golpearse la cabeza, morder los barrotes o automutilarse).
Los que pertenecen a circos itinerantes padecen largos y prolongados viajes y muchos mueren en el camino. A menudo, denuncia el desplegado, los compartimentos en los que son trasladados no cubren sus necesidades más elementales (respirar, defecar y orinar) y se hallan bajo condiciones mínimas de luz, clima, comida y agua.
A los animales que son viejos, enferman o dejan de ser productivos se les mata, abandona o son vendidos a otros circos de menor calidad, a zoológicos, coleccionistas privados o laboratorios.
Finlandia, Austria, Costa Rica, India, Singapur, Barcelona, Río de Janeiro, Cochabamba y Buenos Aires se oponen al uso de animales en el circo. El 1 de julio en Bolivia entró en vigor la ley que prohíbe que especies salvajes y domésticas participen en los circos “por constituir un acto de crueldad”.
Los espectáculos que se hallen en territorio boliviano tienen un año para ajustarse a la normativa, mientras que se busca evitar que 50 animales sean eliminados. En el pasado, organizaciones defensoras denunciaron la muerte de animales salvajes en circos por complicaciones agravadas por la altitud de La Paz y de otras ciudades que están a más de 3 mil metros sobre el nivel del mar.
Esquivel Frías expresa que mientras otros países prohíben los circos con animales y la tauromaquia, México no tiene una medida mínima legislativa de respeto a los animales. En su opinión, el porqué de que la iniciativa esté congelada es que hay “grandes intereses” que impiden su avance.
De acuerdo con lo denunciado por organizaciones civiles y legisladores, la propuesta sigue pendiente porque hay relación entre algunos partidos políticos y familias circenses. Es el caso de Andrés Atayde Rubio, nieto del fundador del Circo Atayde Hermanos y encargado de asuntos internacionales de la Secretaría Nacional de Acción Juvenil del Partido Acción Nacional. Luego de presentada la propuesta, dueños de circos publicaron un desplegado en el que aseguraban que la ley carecía de fundamentos y pretendía robarles la diversión a los niños.
Zoocosis en los circos
“La vida en el circo –señala AnimaNaturalis– conlleva inherentemente al confinamiento, a la falta de estímulos y la pérdida de control sobre el entorno”.
Vivir en cautiverio, en pequeñas jaulas o permanecer atados al suelo provocan conductas anormales en los animales. El confinamiento extremo lleva a los animales a padecer zoocosis, neurosis provocada por el encierro que se refleja en comportamientos obsesivos y repetitivos.
Los animales zoocóticos están en un estrés continuo: son agresivos, se automutilan o practican la coprofilia (comer y jugar con el excremento). Se balancean, dan vueltas en círculos, lamen las paredes o barrotes, son apáticos y no reaccionan a estímulos. Que distintas especies se vean obligadas a vivir juntas suscita que el pulso cardiaco de los animales se acelere, pues siempre están en alerta.
Respecto de las prácticas de los circos, Animal Defenders Internacional (ADI) enuncia que los caballos pasan hasta el 96 por ciento del tiempo atados a cuerdas de poca longitud; que los tigres y leones pasan del 75 al 99 por ciento de su tiempo en jaulas situadas en los camiones, y que los elefantes pasan del 58 al 98 por ciento del tiempo encadenados.
Puesto que los animales siempre son lo último en descargarse de los camiones, pueden pasar hasta 25 horas en un camión en viajes que sólo duraban cinco horas, o 18 horas en uno de 45 minutos, estima ADI.
Los animales pueden desarrollar enfermedades como la miopatía de captura en mamíferos y aves, que se traduce en depresión clínica, degeneración de los músculos esqueléticos y cardiacos (también síndrome atáxico mioglobinúrico), pérdida de coordinación, parálisis y muerte.
De acuerdo con ADI, camellos que viajaron sólo durante 30 minutos desarrollaron el síndrome de Cushing, una alteración hormonal. En rinocerontes, la asociación internacional demostró que había una conexión directa entre el transporte y el desarrollo de una enfermedad de piel.
En relación con el origen de los animales en los circos, AnimaNaturalis indica que los obtienen por tres vías: son descendientes de otros animales que viven también en el circo, criados en cautiverio o por redes ilegales de tráfico de animales (tercero en importancia en delitos de la delincuencia organizada).
Los programas de cría de especies salvajes o exóticas en zoológicos o centros de conservación se realizan bajo condiciones controladas. Por el contrario, el tráfico de especies protegidas proviene de la captura. Los cazadores furtivos atrapan a las crías tras matar a parte de su grupo familiar.
“El tráfico de animales –advierte la asociación civil– es uno de los enemigos de la biodiversidad; promueve un negocio sucio de animales silvestres, especialmente en países pobres o en vías de desarrollo”.
La Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flores Silvestres (Cites) fue firmada por 175 países para regular legalmente la compra y venta de animales vivos. Cada vez que un circo adquiere elefantes, tigres, leones, focas, osos, delfines, canguros y primates, debe portar un certificado Cites.
AnimaNaturalis refiere que es la única vía legal para comprar un animal: “Si no los portan, es muy probable que los animales provengan del comercio ilegal de especies”.
Tauromaquia, espectáculo cruel
Según asociaciones defensoras de animales, los toros son golpeados y debilitados antes de salir a la plaza. Días antes se les priva de comida y agua; se les droga y suministra laxantes para restarles fuerza.
El picador a caballo pica al toro con una lanza de dos metros de largo y una puya de seis a ocho centímetros.
Las banderillas tienen arpones de siete centímetros para reanimar al toro; con cada movimiento se desgarra. La espada del matador penetra hasta 45 centímetros entre las cervicales y atraviesa los pulmones y el diafragma. El bovino recibe hasta dos o tres estocadas. Si cae pero no muere, un mozo lo remata con un puñal corto.
En 11 países se practica la tauromaquia: España, México, Colombia, Perú, Venezuela, Ecuador, Panamá y Bolivia.
Para Gustavo Larios Velasco, presidente de la Amedea, resalta la permisividad del gobierno para mantener espectáculos crueles, sobre todo “con un presidente que ha declarado ser aficionado a la tauromaquia y ha llevado su gusto por encima de lo que quieren los mexicanos”.
El también coordinador de la organización México Antitaurino refiere que Felipe Calderón apoyó la apertura, en junio de este año, de la Escuela Secundaria de las Artes y el Toreo, uno de los cinco centros de educación pública que el gobierno panista de Aguascalientes abrió en el marco del proyecto Escuelas de Especialidad. Con una inversión de 8 millones de pesos, recibe a 20 alumnos de educación secundaria.
En opinión del activista, el gobierno está más interesado en satisfacer la diversión de la elite con las corridas de toros y en distraer a las masas con los circos. “Los espectáculos crueles –sostiene– so pretexto de tradición, persisten para mantener al público embrutecido. Mientras esos pequeños sectores sociales, con gusto por la sangre, no encuentren límites, difícilmente vamos a apostarle a una sociedad más pacífica”.
En mayo de 2009 Humane Society International, la Amedea y México Antitaurino publicaron una encuesta sobre las subvenciones gubernamentales, derivadas de impuestos, para apoyar las corridas de toros. De 1 mil 200 entrevistados, el 88 por ciento dijo estar en contra, y el 66 por ciento se manifestó por la prohibición de los subsidios.
El 87 por ciento se opuso a usar los gravámenes para crear y mantener escuelas taurinas; el 86 por ciento, a que el gobierno utilice medios públicos para promover las corridas de toros, y el 83 por ciento, a que las autoridades permitan la participación de niños toreros.
El presidente de la Amedea advierte que los años de las corridas de toros están contados. Ante la falta de venta de boletos y la disminución de la afición, relata, los ganaderos hacen tratos con gobiernos estatales y municipales para buscar subvenciones: “Sólo pequeños grupos de poder las mantienen, y los medios de comunicación pretenden hacer creer al público que todavía tienen vida”.
A diferencia de otros países, la afición mexicana taurina, observa Leonora Esquivel Frías, presidenta de AnimaNaturalis, tiene mayor poder económico: “Es un negocio al que le inyectan mucho dinero porque está involucrada gente de niveles económicos privilegiados”.
En México, televisoras y medios impresos promocionan la fiesta brava, mientras que empresas como Cervecería Modelo, Coca Cola, Pepsi, Banamex, Banco Santander y Telmex la patrocinan.
La presidenta de AnimaNaturalis expone que “no pueden haber arte y cultura donde hay sufrimiento. Que se defienda como tradición es una razón muy débil”.
A diferencia de México, España tiene un partido y un movimiento antitaurino. En el país europeo se discute retirar las subvenciones a la tauromaquia y prohibir la entrada de menores de edad a las plazas de toros. Esquivel Frías dice que nuestro país es el que menos activismo tiene. “La única solución –propone– es abolir las corridas de toros”.
Experimentación, desdén por animales
Cada segundo mueren tres animales en los laboratorios del mundo. Se calcula que cada año 100 millones pierden la vida al ser sujetos de experimentación; no obstante, dentro de ese conjunto no se catalogan roedores, peces ni aves. La activista Leonora Esquivel Frías explica que no se cuentan como individuos, pues se adquieren por kilo.
La ciencia y la industria se sirven de otras especies para conocer los efectos de medicinas, venenos, sustancias y procedimientos científicos e industriales.
De acuerdo con AnimaNaturalis, primates, ratas, ratones, conejos, cobayas, perros, gatos y cerdos son usados especialmente en pruebas de toxicidad: “Son sometidos a dosis letales de todo tipo de ingredientes, fármacos, inyección de tóxicos y sustancias volátiles sobre piel y ojos; a pruebas alergénicas, de irritación, inhalación, armas biológicas y resistencia a la falta de atmósfera o gravedad”.
Corporaciones como Procter & Gamble, Nestlé, Colgate-Palmolive, Unilever, Reckitt Benckiser y Johnson and Johnson realizan experimentos y pruebas en animales para determinar la seguridad de productos cosméticos, de aseo personal y limpieza.
Dedicadas a producir alimento balanceado para animales de compañía, Iams/Eukanuba de Procter & Gamble y Purina Petcare de Nestlé realizan, a decir de organizaciones internacionales, experimentos “estériles y macabros”. La segunda induce fallos renales en perros para intentar curarlos con una dieta baja en proteínas.
Según la Unión Británica contra la Abolición de la Vivisección, Hill´s Pet Nutrition de Colgate-Palmolive encerraba conejillos de indias en pequeños tubos de plástico y se les aplicaba una solución de sulfuro cuatro horas al día durante tres días, causándoles sangrado en la piel.
Coalition to Abolish Animal Testing asegura que es falsa la percepción sobre que los resultados en animales se pueden aplicar al cuerpo humano. Las reacciones a fármacos y vacunas difieren de especie a especie: “No tener en cuenta esta diferencia ha sido muy costoso para la salud humana”.
El ejemplo más infame, ilustra, son los efectos del sedante Talidomida para mujeres embarazadas. Después de ensayos realizados en animales a finales de la década de 1950 en Alemania, se vendió garantizando su seguridad. No obstante, 10 mil niños de madres que ingirieron el analgésico nacieron con deformaciones severas.
La organización advierte que utilizar animales para lograr avances médicos es fraudulento y peligroso: “Cuando la investigación animal sea abolida, el enorme presupuesto que se gasta en ella podría invertirse en prevención e investigación clínica que sí pueden mejorar la salud humana”.
Leonora Esquivel Frías apunta que el uso de animales para experimentar e investigar significa un negocio. Advierte que una ciencia compasiva reduce, refina y reemplaza: tres acciones sugeridas por organismos internacionales para atacar la crueldad.
En México se prohíbe el uso de animales en laboratorios en la educación básica y media superior. No obstante, menciona, estudiantes que se han negado a realizar prácticas con animales son molestados y hasta amenazados. Tal es el caso de un objetor de conciencia de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Nacional Autónoma de México que se rehúso a practicar métodos invasivos en animales y propuso alternativas para suplirlos y disminuirlos. Según el estudiante, refiere la activista, ranas y ratones se compran por kilo: “Son mercancías, no individuos”.
Legislación estancada
El 22 de febrero de 2007, los diputados Víctor Manuel Torres Herrera, del Partido Acción Nacional, y Diego Cobo Terrazas, del Partido Verde Ecologista, presentaron iniciativa de decreto para la Ley General de Bienestar Animal.
La propuesta sugiere que se garantice la protección y seguridad de los animales sujetos a dominio, control, cuidado, uso y aprovechamiento por el ser humano; sin embargo, la propuesta continúa sin aprobarse.
Realizado por la Comisión de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) de la LX Legislatura, el proyecto de dictamen argumenta que no obstante la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos no contempla el bienestar animal, “está estrechamente vinculado con el desarrollo agropecuario, la protección y preservación del equilibrio ecológico y los elementos naturales susceptibles de apropiación”.
El bienestar se entiende, define el documento, como el estado en que el animal tiene satisfechas sus necesidades biológicas, de salud, de comportamiento y fisiológicas frente a cambios en su ambiente, generalmente impuestos por el ser humano durante su crianza, posesión, aprovechamiento, transporte y sacrificio.
Señala que las causas de los problemas de bienestar animal se deben a la percepción errónea que la gente tiene acerca de la capacidad de sufrir, sentir dolor y padecer estrés de los animales.
La iniciativa incluye a los animales que son usados para el entretenimiento, espectáculos o exhibición: “Es necesario cuidar que sean aprovechados con total respeto y cuidado de su bienestar, ya que en ocasiones son obligados a trabajar aun y cuando se encuentren enfermos, lesionados, gestantes o con patologías crónicas de comportamiento, poniendo en riesgo la seguridad tanto de animales como del público presente”.
Destaca que el adiestramiento de animales se lleva a cabo por entrenadores no certificados, sin formación y sin experiencia, mediante castigos y lastimando seriamente a los animales.
También expone que es imperante que las instituciones que usan animales para enseñanza e investigación cuenten con comités de bioética y bienestar animal, aprueben protocolos y supervisen cada investigación.
“En la actualidad hacen caso omiso de los principios de reducción, reemplazo y refinamiento en la investigación con animales de laboratorio. Se usan más animales de los necesarios, no se recurre a técnicas alternativas disponibles para no evitar trabajar con el animal, o bien el diseño experimental no busca la mejor técnica posible para evitar sufrimiento”.
Menciona que algunas técnicas de aislamiento permanente, inmovilización prolongada, pruebas de privación de agua, alimento o luz en muchas ocasiones no se justifican.
En tanto que las intervenciones quirúrgicas contemplan la utilización de más animales y cirugías de lo necesario, o bien se realiza más de una operación en un ejemplar sin que se haya recuperado de la anterior. Tampoco se siguen protocolos de anestesia y de asepsia indispensables para que el animal no sufra.
La Comisión de Medio Ambiente y Recursos Naturales advierte que si bien la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, la Ley General de Vida Silvestre o la Ley Federal de Sanidad Animal contemplan el tema, únicamente contienen disposiciones aisladas que son insuficientes para atenderlo. Por ello, consideran necesaria una ley para ocuparse de los aspectos no atendidos por la legislación sanitaria y ambiental: “Que apoye a la industria pecuaria y a la producción de alimentos inocuos; que sirva para que la investigación biomédica se realice en un marco de certidumbre; que contribuya a la conservación de la fauna silvestre, y que promueva una cultura de respeto a la vida y la naturaleza”.
En su capítulo quinto “De las prácticas específicas de manejo aplicables a los animales para entretenimiento”, la iniciativa de ley establece que deberá estar presente un médico veterinario, contar con un área cerrada con material y equipo para auxiliar a los animales. Los que resulten heridos, serán retirados y atendidos. El área de trabajo deberá estar libre de objetos oxidados o punzocortantes, salientes y toda clase de objetos que provoquen lesiones.
Prohíbe utilizar en cualquier espectáculo animales lesionados, enfermos, débiles o hembras lactando o en el último tercio de gestación. También, realizar peleas con animales, proporcionar fármacos estimulantes o inhibidores del dolor previamente al evento y forzarlos a realizar actos contrarios a sus capacidades físicas y que comprometan su bienestar. Así como la práctica de espectáculos itinerantes con mamíferos y quelonios marinos y el uso de espuelas afiladas o con rodajas inmóviles en los eventos ecuestres.
Para el caso de las leyes estatales que permiten peleas de gallos, corridas de toros, novilladas, festivales taurinos, rodeos, charreadas y jaripeos, la iniciativa de ley establece que se debe garantizar el bienestar de los animales antes y en caso de que sobrevivan al espectáculo.
Previo al otorgamiento de permisos, las autoridades tendrán que requerir al promovente que compruebe que puede garantizar el bienestar de los animales de fauna silvestre, además de cada autorización que emita la Semarnat.
La propuesta de ley prevé que “en caso de que el solicitante no haya comprobado que puede garantizar el bienestar de los animales utilizados, la autoridad que emitió el permiso será igualmente responsable de las infracciones que se cometan”.
Las sanciones para quien infrinja lo establecido van desde una amonestación escrita hasta la clausura temporal o definitiva, total o parcial. Además multas de 20 a 25 mil días de salario mínimo, decomiso de instrumentos y animales, y la suspensión o revocación de concesiones, licencias, permisos o autorizaciones.
En relación con la enseñanza, será justificable el uso de animales cuando sea indispensable para cumplir con los planes de estudio de una institución de enseñanza superior. Mientras que en la investigación, sólo cuando tenga como propósito la conservación de las especies y la aportación novedosa y útil en el campo de la salud humana.
Advierte que el uso de animales sólo se excusa cuando exista algún método alterno que los sustituya. En caso de que el uso de animales sea estrictamente necesario, se deberá procurar el uso de la menor cantidad de ejemplares y el empleo de técnicas y prácticas que reduzcan o eliminen su dolor.
Para quien viole las disposiciones o induzca directa o indirectamente las faltas, la iniciativa sugiere multas de uno a 1 mil días de salario mínimo general vigente en el Distrito Federal; arresto administrativo hasta por 36 horas, y el decomiso de animales.
Maltrato, vacío legal
En México, cualquier tipo de maltrato animal se castiga sólo a nivel administrativo. Es sancionado con multas, arrestos de máximo 36 horas, aseguramientos, amonestaciones y clausuras. Únicamente la afectación de hábitat por sustancias tóxicas y el tráfico ilegal de especies protegidas ameritan castigo penal.
De esta manera, advierte Leonora Esquivel Frías, presidenta de AnimaNaturalis, ultrajes como la zoocosis no se contemplan en la ley por lo difícil que es determinar que hay maltrato sicológico.
Gustavo Larios Velasco, presidente de la Amedea, comenta que existe un error de concepto en nuestra legislación: “La tortura a los animales está íntimamente ligada a la peligrosidad del sujeto, similar a la de asesinar a un humano. Por eso debería ser contemplado a nivel penal”.
Para el también abogado penal es un tema que afecta a todos, no sólo desde el ámbito ético: “A nivel criminal está probado que una sociedad es más violenta cuando está habituada a torturar animales y es indiferente al dolor”.
El activista expresa que es importante castigar el delito penalmente, inculcar una cultura de respeto a los animales, comenzando por las autoridades: “Es evidente que una situación donde no hay un mínimo de bienestar, falta espacio y alimentos implica una situación de sufrimiento que está claramente sancionada. Las autoridades no actúan porque no están enteradas y, sobre todo, no están interesadas”.
Observa que no hay una correspondencia lógica entre alguien que aplica una ley y su afición por espectáculos, como las corridas de toros: “Tenemos autoridades con serios problemas éticos que requieren mayor educación para combatir de raíz el maltrato animal”.
Leonora Esquivel Frías, presidenta de AnimaNaturalis, concluye que ayudar a los animales es fácil, basta con modificar hábitos de consumo: “Ha llegado el momento de cuestionarnos si eso que hacemos por costumbre es moralmente justificable. La respuesta es no”.
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