Casi el 40 por ciento de la población en condiciones de miseria de toda Latinoamérica, considerada la región más desigual del mundo, sobrevive en México. Este país –en donde 27 millones de personas no tienen acceso a la alimentación, salud, vivienda ni educación– es el único que registró un “empeoramiento” de la pobreza, revela la Cepal. En tanto, la ONU señala que la vida en los pueblos indígenas mexicanos se compara con la de África del Sur
Se tambalea por las laderas de la Sierra Mixteca. Débil, ciego, enfermo, hambriento y muerto de frío, Anegleto Santiago deambula entre los más pobres del país. Pide un poco de comida, cobijo, techo, ayuda. Sus pasos avanzan gracias al apoyo que le da un palo de madera. No hay nada más.
El hombre de cabello enmarañado olvidó su edad. Se convirtió en un indigente entre los que nada tienen. Perdió familia, casa y esperanzas. La vida de Anegleto, habitante de Coicoyán de las Flores, Oaxaca, aún se sostiene de las hierbas que crecen en el monte y de la caridad de los pocos que pueden ayudarle.
Del indígena nu’saavi se sabe que pasa el tiempo solo: su esposa murió hace algunos años y sus hijos decidieron emigrar al norte en busca de mejores condiciones de vida. No cuenta con apoyo gubernamental alguno y mucho menos con servicio médico (Contralínea 85).
Anegleto, indigente en la Sierra Mixteca, es un número en las estadísticas de la Comisión Económica para América Latina (Cepal), que indica que en 2008 la pobreza alcanzó a un 33 por ciento de la población latinoamericana: 180 millones de personas. De éstas, 71 millones subsisten en la extrema pobreza o indigencia, acusa.
Al comparar el documento Panorama social de América Latina, 2009, presentado en noviembre pasado por la Cepal, y el Tercer informe de gobierno de la administración de Felipe Calderón, resulta que el 38 por ciento de la gente en extrema pobreza o en situación de indigencia radica en México: 27 millones.
Pobreza y desigualdad
La Cepal señala que ha habido “magros” resultados en el combate a la miseria, puesto que ya son 180 millones de latinoamericanos pobres, de los 545 millones que habitan en el continente.
Hasta antes de 2008, indica el informe, se habían calculado avances en la reducción de este flagelo a nivel regional. De 2002 a 2007 se sostuvo una disminución de 2 por ciento.
Sin embargo, para 2008 el organismo encargado de contribuir al desarrollo económico de América Latina enfatiza que la tasa de indigencia creció 0.3 puntos porcentuales, luego de que esta situación se había contraído 1.4 por ciento por año.
El deterioro en materia de indigencia, explica, “se originó principalmente por el alza de los precios de los alimentos, que implicó un encarecimiento acelerado de la canasta básica”.
Mexicanos en la miseria
Mientras los índices regionales muestran el deterioro en la vida de los latinoamericanos, México proyecta las paupérrimas condiciones en las que sobrevive la cuarta parte de su población, según las cifras oficiales.
De acuerdo con el Tercer informe de gobierno de Felipe Calderón, el país tiene 27 millones de personas que no tienen nada que comer ni acceso a los servicios básicos de salud y educación. Tampoco tienen vivienda digna. La mayoría es indígena y vive en las zonas rurales del país.
Presentado ante el Congreso de la Unión el 1 de septiembre de 2009, el documento oficial muestra que “la población en condiciones de pobreza alimentaria en el medio rural se ubicó en 12.2 millones de personas”, cantidad superior a los 9.4 millones de 2006. Estas personas representaron el 62.8 por ciento del total de personas con pobreza alimentaria en el país.
El aumento de la pobreza alimentaria, justifica el informe de Calderón Hinojosa, es consecuencia del “adverso entorno nacional e internacional en materia económica, especialmente por el alza de precios de la canasta básica” durante el periodo de 2006 a 2008.
En tanto, las personas en “pobreza de capacidades” –incapacidad para cubrir el patrón de consumo básico de alimentación, salud y educación– en el medio rural suman 15 millones.
México, el peor
“El único país en que se registró un empeoramiento de la situación de pobreza fue México, cuyo incremento de 3.1 puntos porcentuales entre 2006 y 2008 refleja los primeros efectos de la crisis económica, que se empezó a manifestar hacia fines de ese último año”, dice el reporte de la Cepal.
Contraria a la situación mexicana, países como Brasil, Perú y Uruguay registraron aspectos positivos en el combate a la pobreza, pues tuvieron reducciones de 3 puntos porcentuales; Costa Rica y Paraguay, más de 2 puntos porcentuales, y Panamá y Venezuela registraron una disminución aproximada de un punto porcentual.
Colombia redujo la pobreza de sus habitantes en 4 puntos porcentuales durante el periodo de 2005 a 2008. En tanto, Ecuador y la República Dominicana no mostraron variaciones significativas, dice el informe.
Indígenas, los más pobres
“Un aspecto preocupante de la evolución de la pobreza en América Latina es la persistencia de las brechas en la vulnerabilidad a ésta, según las características demográficas de las personas, particularmente la edad, el sexo y la etnia”, expone el informe Panorama social de América Latina, 2009.
El mismo documento señala que “el origen étnico de la población es una condición altamente correlacionada con la posibilidad de ser pobre”. Además de que “uno de los rasgos más determinantes de la pobreza es la alta tasa de fecundidad y el alto nivel de dependencia en el hogar, algo que deja en una situación especialmente desmedrada a los niños”.
En 2006, el Informe sobre desarrollo humano de los pueblos indígenas de México mostraba al mundo que 11 municipios mexicanos se encontraban entre los más pobres del mundo. Su Índice de Desarrollo Humano (IDH) es equiparable al de los pueblos de Burundi, El Congo, Ruanda o Angola, naciones al sur del desierto africano del Sahara (Contralínea 72).
“El estudio, elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de México (CDI), revela que Coicoyán de las Flores, del estado de Oaxaca, es la demarcación más pobre del país, con un IDH de 0.4455. Es seguido muy de cerca por Santiago del Pinar, Chiapas, con un IDH de 0.4479, y por Metlatónoc, Guerrero, con 0.4483.
El oaxaqueño San Martín Peras ocupa el cuarto lugar, con un IDH de 0.4688, seguido por Tehuipango (IDH de 0.4745), de Veracruz, y por Santa Lucía Miahuatlán, de Oaxaca, cuyo IDH es de 0.4833. Los chiapanecos Sitalá (0.4853) y Aldama (0.4858) ocupan los lugares séptimo y octavo. Enseguida se encuentra Mixtla de Altamirano (0.4862), de Veracruz. Mitontic (0.4891) y Chalchihuitán (0.4966), chiapanecos, completan los 11 municipios con el grado más bajo en la clasificación sobre el desarrollo humano elaborado por Naciones Unidas.
Otros 122 municipios, dice el documento del PNUD y de la CDI, se encuentran con un “muy bajo Índice de Desarrollo Humano”, aunque ligeramente superior al de los 11 de “valores extremos”, todos son mayoritariamente indígenas.
La desigualdad
Una “alta injusticia distributiva”, dice el organismo, está asociada con las opiniones ciudadanas de inexistencia de garantías económicas y sociales básicas, “lo que pone en evidencia la necesidad de que los Estados adopten medidas para cerrar las brechas sociales y avanzar en la cohesión social”.
Además, observa la percepción de que una alta “inequidad distributiva” está relacionada con “la desconfianza en las instituciones políticas y con la creencia de que los gobiernos sirven más a las elites que a las mayorías, lo que indica que la población percibe a la desigualdad como un problema de poder que va más allá de la concentración económica y que, de no abordarse integralmente, puede obstaculizar las iniciativas para promover la cohesión social”.
En 2007, indica la Cepal, el principal factor asociado a la injusticia en la distribución del ingreso fue la “inexistencia de garantías básicas en materia de seguridad social, asistencia y solidaridad con los más pobres y oportunidades de empleo”.
Ya en 2008, el organismo dice que se ha incrementado el número de personas de la región que “creen que su país está gobernado por unos cuantos poderosos para su propio beneficio”.
Empleo precario
El ingreso primario de los hogares, obtenido a partir del empleo de sus miembros y de la propiedad de diversos activos, “es la fuente principal de las grandes inequidades que registra la región y que la sitúan como la más desigual del mundo”, precisa el informe de la Cepal.
Los avances de los últimos años en materia de crecimiento económico y participación más activa del Estado en el área social “no han modificado sustancialmente las características de funcionamiento del mercado de trabajo ni sus grandes desigualdades. De esta forma, las insuficiencias del mercado de trabajo siguen siendo un factor decisivo para explicar los altos niveles de pobreza de la región”.
A nivel nacional, el Informe sobre la situación económica, las finanzas públicas y la deuda pública, al tercer trimestre de 2009, emitido por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, muestra una disminución de más de 500 mil plazas laborales en lo que va del año.
Futuro desalentador
El escenario considerado por la Cepal, entre 2008 y 2009, prevé que la pobreza a nivel regional podría aumentar alrededor de 1.1 por ciento, mientras que la indigencia aumentaría aproximadamente 0.8 por ciento.
Esto se traduce en una expansión de 9 millones de personas pobres, de las cuales algo más de la mitad se encontraría en situación de pobreza extrema. “Sobresale el caso de México, país que registraría el mayor incremento en sus niveles de pobreza e indigencia en consonancia con su elevada reducción del PIB (Producto Interno Bruto) y deterioro de la situación de empleo y salarios”.
En América Latina, la crisis de 2009 estaría empobreciendo a alrededor de una cuarta parte de las personas que salieron de la pobreza en los años anteriores, y que llegaron a 41 millones, es decir unos 10 millones de habitantes.
Mientras la Cepal anuncia el deterioro económico de 9 millones de personas, el Banco Mundial prevé que México tendrá en 2010 una “economía mediocre”.
En el documento AB5168, apunta que “las condiciones del mercado laboral podrían continuar deteriorándose, incluso durante una incipiente recuperación”.
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