Carta abierta dirigida al Presidente de los Estados Unidos, Sr. Barack Obama por un ciudadano argentino, el doctor en psiquiatría e investigador independiente, Sr. Oscar Abudara Bini.
Ver la misma carta en su versión en inglés
SOLICITA SER RECIBIDO EN AUDIENCIA PERSONAL EN WASHINGTON DC, POR EL SEÑOR PRESIDENTE DE LOS EE.UU.
Motivo: Poner nuestra capacidad y experiencia al servicio de las políticas de paz del señor presidente de los EE.UU.
Sr. Presidente de los EE.UU.
Dr. Barack OBAMA.
LA CASA BLANCA.
WASHINTON DC, USA.
Excelentísimo señor presidente, no debería sorprendernos , la cara negativa de la reacción internacional al Premio Nobel de la Paz, que le ha sido otorgado. Desde antes de ganar la elección primaria y apenas asumir, soplaban huracanados presagios negativos sobre su persona y una gestión que ni había comenzado. A pesar de que haya otros luchadores por la paz que hubieran sido mejores candidatos, siento que de forma inédita, se está premiando su apuesta por la Paz en un momento que así lo requiere.
En mi país, la Argentina, bastó un corto tiempo en 1976, para desencadenar un tsunami de horror y terror. Treinta y tres años después, seguimos trabajando para arribar a la paz, justicia y concordia entre nosotros.
La guerra y el terrorismo, se desencadenan en un instante, basta lanzar bombas y colocar explosivos en los lugares adecuados. Pero la “lucha” por la paz, no se concreta en santiamén y mediante una orden.
La paz es una construcción laboriosa que requiere un trabajo ciclópeo y la mano tendida con muchas personas. Es fácil enfrentar pueblos unos contra otros y a los pueblos entre sí, pero el “armado” de la paz es muy complejo. Es necesario contemplar intereses y pasiones contrapuestas, exacerbadas por los odios, causados y multiplicados por la guerra y el terrorismo y esto no es tarea para un solo hombre ni un solo país.
Cómo médico, me duele que su política intentando que sectores humildes de su pueblo accedan a la salud y educación, genere un daño colateral en el inteligente pueblo norteamericano, llevándolo a asociar a Barack Obama con un cabo alemán que infringió al pueblo judío el mayor de los daños y costó al mundo millones de víctimas. ¿Qué explosivo moral y político hay que lanzar en los EEUU, para que su propuesta de una mejor salud, sea puesta patas para arriba y analogada a la gestión de herr Hitler?
Como cineasta, llevo 12 años de censura en mi país, por haber intentado tibia y respetuosamente advertir con una película, que el milenio, tenía malos presagios en la economía y la sociedad argentina.
Fui llevado por la fuerza de los hechos, a estudiar el terrorismo que realizó atentados en Buenos Aires (1992 y 1994) y llegó al paroxismo demencial en suelo norteamericano el 11.9.2001.
Las profecías de odio, iniciadas a principios de los años 90 y desbocadas a partir del 11.9, fueron seguidas por guerras, terror y cárceles donde se ha superado la barbarie del lll Reich.
En mi caso personal, no bastó con la censura y la persecución a mi persona. Personas desconocidas cultivadoras del Mal, coaccionaron a mis ancianos padres, en un intento postrero para torcer mi posición anti-terrorista. Me llevó tiempo y un lógico dolor, comprender que el poder judicial de mi país, no podía de ninguna manera investigar estos fenómenos.
Como hijo de padre judío, me siento afectado por el clima adverso que tiene a Israel e Irán como Escilas y Caribdis, riesgosos para toda nave que transite en aras del comercio, el diálogo y el intercambio cultural. Creo que mi excelente relación con las partes y la comprensión íntima del espíritu de su gestión de Paz, podría aportar un grano de arena a tan delicada cuestión.
Fue sencillo, obtener conductas generales de “obediencia debida” a las políticas negativas de su antecesor y difícilmente encontraremos alguien que haga un mea culpa al respecto. ¡No lo encontramos nosotros en los responsables de lo sucedido en la Argentina en los años 70 y llevamos más de treinta años buscando!
Le debemos a Hanna Arendt y Wilheim Reich la explicación de este tipo de fenómenos, descripto como burocratización de la barbarie, donde pueblos enteros se transforman en simple número a exterminar.
Tiene derecho señor presidente a pedirme la mayor precisión para el terror que me anima, sobre una posible guerra de Israel y EEUU contra Irán, lugares tan apartados de mi país, pero en los que sin embargo la Argentina está involucrada.
Me aterra la posibilidad de una guerra, donde, no se haya tenido en suficiente consideración el costo de víctimas y daños colaterales específicos.
Según los war games que vengo estudiando, un ataque a Irán, tendría como posible efecto inmediato, la muerte de varios millones de iraníes y el hundimiento de la flota americana que está a tiro de cañón de las costas iraníes. Recuerdo los intentos del almirante americano William Fallon tratando de advertir al presidente Bush, sobre el número de soldados americanos que podrían morir en las primeras horas de la contienda.
¿No importan esos soldados americanos y los 30.000 judíos que viven en Irán desde tiempos inmemoriales? Su antecesor podría retrucarme diciendo con el énfasis que lo caracterizó “se trata de daños colaterales, es el costo para acceder al Bien superior de terminar con la encarnación satánica que yo afirmo que es el país de los antiguos persas”.
Según los estudios militares a los que he accedido, luego de los primeros bombardeos mutuos, podría seguir una lluvia misilística de Irán sobre Israel, causando en corto tiempo una suma de varios centenares de miles de muertos palestinos e israelíes.
¿Se estaría promoviendo inadvertidamente un nuevo crimen en masa contra el pueblo palestino y una segunda shoah contra el pueblo judío?
Señor presidente, alguno de sus generales podría decirme que seguramente eso no va a ocurrir, que un ataque a Irán se consumará en un santiamén y que el costo de vidas americanas, judíos iraníes y judíos israelíes será despreciable.
¡Una promesa parecida, de guerra fácil y rápida, se le hizo al mundo respecto de las invasiones a Irak y Afganistán, países con un poder militar varias veces inferior al de Irán!
No puedo esperar que su alta jerarquía y capacidad, se ponga a la altura de un modesto ciudadano de un país en desarrollo como el nuestro. Pero, le ruego doctor Obama que considere la posibilidad de que muchos americanos, ciudadanos de cualquier lugar y los propios israelíes tengan similar preocupación.
Señor presidente, decirle “sí” a la Paz no es simple, requiere vencer al terror, a la pasividad y tomar compromisos que de inmediato resultan blanco de antipatías y odios residuales.
Dejarlo a usted sólo y aislarlo en su pasión por la Paz, no es cosa que al menos yo pueda hacer sin perder la tranquilidad de mi conciencia. Seguramente países, gobernantes y pueblos enteros tienen este mismo deseo, pero no es fácil encontrar la forma adecuada para “trabajar y luchar” por la paz. La pasividad y una actitud contemplativa “sentémonos a esperar que hace Obama”, es lo peor que podría sucedernos en esta situación.
Cómo médico psiquiatra, como cineasta y como investigador del terrorismo, ruego a usted me conceda el honor de una audiencia personal, a fin de ponerme al servicio de sus políticas de paz. En el interín, haré lo que humanamente me sea posible e inhumanamente me parezca utópico, pero ideal y en aras de la paz.
A la espera de la mas pronta respuesta que las importantísimas funciones a su cargo permitan, le ruego excelentísimo señor presidente, se haga destinatario de mi consideración mas distinguida.
Dr. Oscar ABUDARA BINI.
AGÜERO 1330 4to J,
CAPITAL FEDERAL
REPUBLICA ARGENTINA
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