La UNESCO ha lanzado una campaña para proteger contra los pillajes el patrimonio cultural mueble de Haití y, más concretamente, las colecciones artísticas conservadas en los museos, galerías de arte e iglesias de este país que han sufrido destrozos.
La Directora General de la Organización, Irina Bokova, remitió el pasado miércoles una nota al Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, solicitando su apoyo para prevenir una dispersión del patrimonio cultural haitiano.
“Le agradeceré –dice en su nota– que pida a su Enviado Especial en Haití, el Sr. John Holmes, Secretario General Adjunto de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas, así como a las autoridades pertinentes encargadas de la coordinación general de la ayuda humanitaria de las Naciones Unidas en Puerto Príncipe –la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH) y el Departamento de Operaciones de Mantenimiento de la Paz (DPKO)– que garanticen con urgencia y por todos los medios a su alcance la seguridad de los sitios en los que se conservan obras de arte”.
Irina Bokova ha pedido además a Ban Ki-moon que contemple la posibilidad de recomendar al Consejo de Seguridad la adopción de una resolución estableciendo una prohibición temporal del comercio y las transferencias de bienes culturales haitianos. La Directora General ha propuesto también que diversas organizaciones –como Interpol y la Organización Mundial de Aduanas (OMA)– presten ayuda para la aplicación efectiva de esa prohibición.
Por otra parte, la Directora General está tratando de movilizar el apoyo del conjunto de la comunidad internacional, así como de los profesionales de museos y los marchantes de arte, para aplicar la prohibición. “Es especialmente importante –agrega en su nota– verificar la procedencia de los bienes culturales que puedan ser importados, exportados y/o puestos en venta, especialmente por conducto de Internet”.
Refiriéndose a los precedentes de Afganistán e Iraq, la Directora General dijo que tenía la intención de recurrir al concurso de expertos nacionales e internacionales, a fin de orientar y coordinar la ayuda necesaria para proteger el patrimonio cultural de Haití. “Este patrimonio –recalca Irina Bokova en su nota– es una fuente inestimable del sentimiento de identidad y del orgullo del pueblo isleño por su cultura, y será un elemento esencial de la reconstrucción de la nación haitiana”.
Es importante impedir que los cazadores de tesoros excaven en los escombros de los numerosos monumentos culturales que se han desmoronado a causa del seísmo, como el antiguo Palacio Presidencial, la catedral del Puerto Príncipe y los edificios de Jacmel, vestigios de la ciudad colonial francesa del siglo XVII que Haití había previsto proponer para que fuesen inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.
El palacio real y la imponente fortaleza del único sitio cultural inscrito hasta la fecha en la Lista del Patrimonio Mundial –“Parque Histórico Nacional - Ciudadela, Sans Souci y Ramiers”– no han sido afectados por el terremoto. También han quedado indemnes los principales museos y archivos del país.
La UNESCO ya contribuyó en el pasado a la salvaguardia de los archivos excepcionalmente ricos de George Corvington, el historiador de Haití. También participó en los trabajos de rescate de los notables murales y fragmentos de pinturas que ornaban la catedral episcopal de la Santa Trinidad sita en Puerto Príncipe.
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