Me pregunto si la desesperación y frustraciones que soportó Favaloro lo llevaron a quedar solo, con su soledad, semejante a los héroes de las tragedias contemporáneas, prisionero de si mismo.
En la carta, cargada de angustia, explica a su familia, colaboradores y al pueblo su decisión.
“Estoy cansado de luchar y luchar, galopando contra el viento, como decía Don Ata….El cirujano vive con la muerte, es su compañera inseparable, con ella me voy de la mano”… y continúa: “en estos días he mandado cartas desesperadas a entidades nacionales, provinciales, empresarios, sin recibir respuesta”.
Creo que, al médico desesperado, “lo suicidó” la imbecilidad burocrática del gobierno de turno, la corrupción y los intereses de sectores del poder y la indiferencia.
Veía que su trabajo y lucha de años para contribuir con el país, se caía. No pudo soportar la humillación de largas horas de espera en los ministerios, en organismos estatales y sindicatos, sufriendo interminables y agotadoras “bicicleteadas”, de quienes decidían la situación, a cambio que les aceitara las manos y el bolsillo con coimas y otras yerbas.
La carta, puede ayudar a la conciencia crítica sobre lo que ocurre hoy en el país frente al Bicentenario de la Patria. Es necesario mirarse interiormente y comprender las luces y sombras en el caminar histórico del pueblo. Y preguntarse si tantas luchas, muertes, resistencia entre angustias y esperanzas, valieron la pena o la alegría de vivirlas.
No hay una sola visión y pensamiento en el acontecer de la vida de un pueblo.
Debemos preguntarnos por qué nuestra sociedad está marcada por la intolerancia, donde la violencia ha penetrado en los sectores sociales, culturales, políticos y sindicales, desde la palabra que destituye al prójimo hasta la agresión y el enfrentamiento de todos contra todos.
Los grandes medios de comunicación controlan la información y fomentan la violencia.
Es el juego de la suspensión de la conciencia. Si logran que todos piensen lo mismo pueden controlarlos, es el monocultivo de las mentes. Basta ver los noticieros y la prensa canalla que todo lo denigra.
Los monopolios han reaccionado frente a la Nueva Ley de Medios Audiovisuales y lanzado una fuerte campaña de hostigamiento contra el gobierno, el no reconocimiento de los avances y aportes realizados y la negación de todo, acusándolo de ser una dictadura.
El gobierno tiene muchas deficiencias y contradicciones entre el decir y el hacer, en su política de confrontación y no de diálogo y eso le acarrea más males que aciertos, no necesita oposición, se opone a sí mismo, es semejante a Sísifo, en su heroicidad absurda en ejercicio del poder, generando tensiones que aprovechan los medios opositores para propagar acciones destituyentes, para debilitar la acción de gobierno, que no ayuda al pueblo a superar los problemas estructurales y sociales.
Es necesario “parar la mano”, hacer memoria sobre el camino recorrido y fijar la mirada en la situación que vive el país; los índices de pobreza, el hambre, la falta de trabajo, la entrega del patrimonio del pueblo a empresas extranjeras.
Pareciera que han olvidado el sufrimiento y la vida de miles de hombres y mujeres que dieron su vida, para dar vida, que tenían ideales y proyecto de país, hoy olvidados y encajonados como lo fue la carta de Favaloro durante 10 años.
La crisis del 2001 y 2002, golpeó duro y puso al desnudo la situación real de la pobreza y el saqueo de los recursos del país, la manipulación y uso de los sectores más necesitados.
El mito de Sísifo ha revivido la heroicidad del absurdo. Hay que impedir que las nuevas generaciones se transformen en lo absurdo de la desesperación y se dejen dominar por la desesperanza; hay que darles la información correcta y ellos tendrán que hacer su propio camino.
Por otra parte, debemos comprender y valorar los signos de esperanza, de la resistencia y luchas sociales, de los emergentes nacidos de la crisis, que asumen su protagonismo social, cultural y político y marcan nuevos rumbos, como las fábricas recuperadas, los movimientos campesinos, los pueblos originarios, el movimiento de mujeres, los jóvenes que suman su esfuerzo para que no les roben la esperanza.
Quienes asumimos la lucha en defensa de la vida y dignidad de las personas y el pueblo, sabíamos lo difícil que sería construir nuevos caminos democráticos, superar y salir del autoritarismo, más allá de lo electoral.
Queda un largo camino en la construcción democrática. La verdad muchas veces duele, pero siempre es sanadora.
El gobierno necesita encontrar los espacios para el diálogo y no la confrontación permanente como forma de hacer política. Cuando asume actitudes autistas, se hace daño a sí mismo y al país. Habla de un proyecto nacional y sería interesante saber en qué consiste, si bien hubo avances importantes y significativos.
Los hechos determinan que continúa la política neoliberal, la entrega del patrimonio nacional a manos de los grandes intereses extranjeros, a las empresas mineras que permite la destrucción de los montes, etc., e insiste en pagar la deuda externa dejando a un lado la deuda interna.
“Paren la mano”, porque esa política ha llevado al aumento de la pobreza y el hambre y esto no se supera con el clientelismo político y las prebendas a los sectores sociales necesitados.
El federalismo debe ser integrador en un proyecto de país. Tenemos el ejemplo de gobernadores que actúan con total irresponsabilidad, considerando a las provincias feudos propios; cotos de caza para sus propios intereses.
¿De qué soberanía se habla cuando se pierde territorio y los bienes naturales y las empresas bases y estratégicas del país? ¡Y se instala la violencia de la palabra, y la de las represiones brutales como en Andalgalá, en Chilecito, Neuquén, Salta y otras provincias, donde se pretende ignorar los reclamos de las comunidades!
En el histórico 25 de Mayo de 1810, el pueblo reclamaba saber de qué se trata. La pregunta continúa vigente y reclama participación, coherencia entre el decir y el hacer, políticas que permitan superar el estancamiento, recuperar el patrimonio del pueblo y fortalecer el derecho e igualdad para todos y todas, al igual que la salud y la educación pública.
No olvidemos que la Argentina es uno de los pocos países en el mundo cuyo sistema educativo y de salud pública es libre y gratuito, que debemos cuidar y preservar de la rapiña de quienes pretenden privatizarla.
La pregunta es, si a doscientos años, el sueño de nuestros libertadores se hizo realidad, si nuestro país es libre y soberano, o nos han transformado en una colonia dominada por empresas transnacionales, sometiendo al pueblo al saqueo y explotación de sus riquezas, si los gobernantes siguen comprando espejitos de colores, a cambio de nuestro territorio y bienes naturales.
Es necesaria la reflexión, superar el individualismo y los permanentes estados de confrontación y violencia; construir espacios de diálogo en la diversidad y ejercer el derecho a la resistencia, sin perder la crítica constructiva que permita avanzar y no terminar siendo los héroes absurdos.
La unidad y organización del pueblo logrará impedir que “nos suiciden”, nos desintegren y entreguen a la voracidad y rapiña nuestro patrimonio.
René Favaloro creyó que otro mundo es posible pero fue duro el golpe al enfrentarse con la realidad. Y dice en su carta: “la corrupción ha alcanzado niveles que nunca pensé presenciar….”. “No puedo cambiar, prefiero desaparecer.
Joaquín V. González escribió la lección de optimismo que se nos entregaba al recibirnos: “a mí no me ha derrotado nadie”. Yo no puedo decir lo mismo. A mí me ha derrotado ésta sociedad corrupta que todo lo controla”.
La tragedia, la ausencia de Dios y la soledad golpeó la vida y conciencia del médico; me recuerda al Oreste de Sartre cuando, dirigiéndose al dios Júpiter dice:“… la vida humana comienza del otro lado de la desesperación”.
Hay que resistir en la esperanza. Hay que seguir andando nomás, como nos decía el querido “pelao”, monseñor Enrique Angelelli, el mártir de los llanos riojanos. Hay que seguir andando nomás… hay que seguir andando…”.
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